Un mayor consumo de proteínas y la reducción de alimentos con un alto índice glucémico ayudan a mantener el peso perdido

Un estudio analiza el mantenimiento a largo plazo tras haber seguido una dieta de adelgazamiento
Por EROSKI Consumer 29 de noviembre de 2010

Un aumento moderado de proteínas y la reducción de alimentos con un alto índice glucémico -como harinas refinadas o arroz descascarillado- ayudan a mantener una dieta saludable y no recuperar el peso perdido. Así lo mantiene una investigación en la que ha participado el catedrático de Nutrición de la Universidad de Navarra Alfredo Martínez y que acaba de publicarse en «New England Journal of Medicine».

Este trabajo, que forma parte del Proyecto Diógenes (Dieta, Obesidad y Genes), es el análisis «más relevante del mundo» sobre el mantenimiento de peso a largo plazo tras haber seguido una dieta de adelgazamiento, según informó la Universidad de Navarra. La investigación evaluó los hábitos de alimentación de 773 familias de ocho países europeos, entre ellos España. Los voluntarios -938 adultos y 827 niños- perdieron primero un 8% de su peso y, después, se sometieron a cinco tipos de dieta de mantenimiento -todas ellas bajas en grasas y sin restricciones en cuanto a calorías- que siguieron durante 26 semanas.

Los resultados demostraron que un incremento modesto de proteínas y un descenso de alimentos que aportan energía de manera rápida -tienen un alto índice glucémico- permite mantener los kilos perdidos e, incluso en algunos casos, continuar con la bajada de peso, señaló Martínez. El coautor del estudio subraya que las conclusiones «suponen un cambio en la idea extendida de que las dietas con un contenido proteico de al menos un 30% son perjudiciales». De hecho, los voluntarios que mejor mantuvieron su peso y no abandonaron el régimen fueron aquellos con dietas «moderadamente» ricas en proteínas y bajo índice de azúcar, apuntó.

«No todas las calorías tienen el mismo efecto sobre el organismo y tanto las proteínas como los productos con bajo índice glucémico poseen un efecto saciante que ayuda a mantener la dieta en el tiempo», recordó el catedrático. Este trabajo sugiere, además, que lo más útil para perder peso no es contar las calorías, sino saber que la calidad de éstas no es igual, en función de la capacidad de los alimentos para convertirse en energía una vez que llegan al organismo. «Así, por ejemplo, las lentejas tardan bastante tiempo en convertirse en glucosa una vez que las ingerimos, de modo que tienen un índice glucémico bajo», aclaró el investigador. Lo mismo sucedería en general con legumbres, cereales integrales, frutas, vegetales, carnes magras, etc.

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