Cerca de 35 millones de estadounidenses presentan una mala alimentación, entre ellos unos 13 millones de niños, y a causa de la pobreza no comen diariamente lo necesario, según un informe divulgado por el Fondo para la Defensa de los Niños (CDF, por sus siglas en inglés) con motivo del Día Nacional de Concienciación sobre el Hambre, que se celebró ayer en EE.UU.
Este informe hace especial hincapié en que 13 millones de niños afrontan «inseguridad alimentaria» en EE.UU., es decir, el persistente problema de acceso a una buena nutrición para mantenerse en buen estado de salud. «La tragedia del hambre entre los niños se deriva del enorme impacto que esto tiene tanto en los menores como en nuestra nación. Estos niños tienden a enfermarse más, a tener problemas en la escuela y a llevarse mal con sus compañeros, y además demuestran niveles más altos de ansiedad», explicó Deborah Cutler-Ortiz, directora de asuntos familiares de CDF.
A largo plazo, si este problema no se atiende adecuadamente, la sociedad estadounidense sufrirá sus efectos, porque estos niños en la vida adulta tendrán más problemas de rendimiento escolar, más gastos sanitarios, y menos productividad laboral, según Cutler-Ortiz.
El CDF cree que el Gobierno del país puede eliminar el problema del hambre. Diversos programas federales de asistencia social, entre ellos los de los cupones de comida y los almuerzos escolares, sirven de gran ayuda para miles de personas, pero «no proveen los servicios que necesitan todas las familias afectadas, y muchos incluso afrontan recortes presupuestarios», indicó Cutler-Ortiz.
Por ello, el CDF promueve, como solución a largo plazo, que el Gobierno y el Congreso elaboren conjuntamente políticas sociales que, entre otras cosas, aumenten los salarios de la clase trabajadora, mejoren los programas de vivienda, y aumenten la asistencia social para los niños.
