Superar la alergia a la leche de vaca

La inmunoterapia oral permite que el 98% de los bebés venza la alergia a la proteína de la leche de vaca en menos de un año
Por Marta Vázquez-Reina 20 de julio de 2017
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Imagen: StockPhotoAstur

La leche de vaca es el primer alimento que toman los bebés después de la leche materna, pero también el que más alergia les produce. El tratamiento para la alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), que afecta al 2% de los menores de cuatro años, ha sido hasta ahora el más directo: evitar su consumo. Sin embargo, hay otra alternativa innovadora, la inmunoterapia oral, es decir, darle poco a poco leche al niño hasta que consigue tolerarla, a partir de los 2 años de vida. El tratamiento puede durar unas 15 semanas. En este artículo se detallan las características de esta alergia común en lactantes, cómo se produce la tolerancia espontánea a la leche a medio-largo plazo y en qué consiste la inmunoterapia oral.

Alergia a la proteína de la leche de vaca, común en lactantes

Después del huevo y el pescado, la proteína de la leche de vaca ocupa el tercer lugar como causa de alergia alimentaria en nuestro país. Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), esta alergia atañe a «un 2% de los menores de cuatro años«, lo que corresponde a «una cuarta parte de los niños afectados por alguna alergia alimentaria». Pero su incidencia es aún mayor en los lactantes, ya que la prevalencia a los seis meses de vida es del 3,24%, tal como se informó en el 41º Congreso de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP).

Y es que, después de la leche materna, la proteína de la leche de vaca, presente en la mayoría de las fórmulas de leche artificial para lactantes, es el primer alimento con el que el niño tiene contacto; por eso la respuesta inmunológica aparece durante el primer año de vida del pequeño. En algunos casos, la alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV) puede manifestarse incluso antes de iniciar la lactancia artificial, puesto que, tal como señala la AEP, «puede pasar a la leche de la madre y llegar al niño».

La alergia a la proteína de la leche de vaca puede manifestarse incluso antes de iniciar la lactancia artificial

La APLV se manifiesta con una respuesta inmunológica defensiva del organismo ante una sustancia extraña a él, bien por acción de los anticuerpos inmunoglobulina E (IgE) o por otros mecanismos inmunológicos. En ambos casos, por lo general los síntomas son cutáneos, respiratorios o gastrointestinales. Pero cuando se trata de una APLV mediada por IgE, se producen de forma inmediata (menos de una hora después de la toma) y, si no es mediada por IgE, la respuesta es más tardía (desde dos horas, hasta días después de la ingesta), señalan los especialistas de la AEP.

Tolerancia espontánea

El pronóstico de la APLV es favorable en la mayoría de los casos. Según los datos de un estudio realizado por la Organización Mundial de la Alergia (WAO), lo más habitual es que el 50% de estos niños toleren la leche antes de los dos años y el 80% a los 3-5 años. Tan solo el 15% de los afectados con APLV mediada por IgE eran todavía alérgicos después de los ocho años.

La tolerancia espontánea que tienen los pequeños en un periodo más o menos razonable es una buena noticia, pero hasta que llega ese momento en el que se supera la alergia el camino no es sencillo. Hasta hace poco, el tratamiento de la alergia a la proteína de leche de vaca ha consistido básicamente en excluirla de la dieta. Esta supresión es algo difícil de cumplir con un alimento de un uso tan habitual como la leche y obliga a los padres a realizar una estricta revisión de los etiquetados de los productos y al control exhaustivo cuando el niño come fuera de casa. En el caso de los lactantes, la alternativa es la utilización de leches de fórmula especiales que resultan más caras y tienen un sabor menos agradable para los bebés.

Inmunoterapia oral: tratamiento innovador

Para evitar estos contratiempos, existe otra opción terapéutica: la inmunoterapia oral. Este tratamiento innovador consiste en atacar el problema de frente. En vez de que el niño no consuma leche para que no se produzca la reacción alérgica, se le administra este alimento en muy pequeñas dosis, de forma paulatina, hasta que logra tolerarlo. Esto debe hacerse bajo supervisión médica y a partir de los dos años de edad. La eficacia de esta alternativa ha sido demostrada a través de los resultados de un estudio pionero en nuestro país, presentado en el 41º congreso de SEICAP por los especialistas en alergología infantil del Hospital Miguel Servet de Zaragoza.

Al darle poquito a poco la leche al bebé se reeduca su sistema inmunológico para inducir la tolerancia

El pediatra Javier Boné, coordinador de la investigación, explica que durante un periodo de 10 años se realizó un seguimiento de 251 lactantes menores de un año con APLV mediada por IgE. Estos pequeños fueron tratados mediante inmunoterapia oral con leche de fórmula y, tras un periodo medio de 15 semanas de tratamiento, el 98% de ellos consiguió la tolerancia oral a los productos lácteos en menos de un año. Al dar al bebé poquito a poco la leche se reeduca su sistema inmunológico para inducir la tolerancia y se evitan los riesgos de una reacción alérgica importante, si se produce una ingesta accidental.

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