A principios de invierno, el huerto no requiere apenas cuidados y el único inconveniente que puede presentarse es la presencia de nieve. Resultará conveniente airear, de vez en cuando, el suelo y limitar los riegos para que la tierra no se hiele, así como retirar la nieve con una pala y eliminar el exceso de humedad.
Se podrá aprovechar esta época poco productiva para sembrar habas, ajos, lechugas, coles y acelgas y para plantar alcachofas, espárragos, fresas y ejemplares frutales a raíz desnuda. Tras plantar estos ejemplares, es aconsejable regarlos y cubrir con paja sus raíces para protegerlos del frío. También se pueden plantar arbustos de frutos silvestres como las moras, los arándanos o los frambuesos, que se podrán disfrutar a partir de septiembre.
Otra labor no menos importante consiste en podar las ramas dañadas de arbustos y frutales, así como sus ramas interiores. De esta manera se conseguirá darles la forma deseada y que la luz pase a través de las ramas para que el fruto crezca más sano. No obstante es aconsejable tener en cuenta que no resulta nada recomendable podar en época de heladas.
Respecto a las necesidades de riego, tan solo se necesitará regar los árboles caducos, los ejemplares recién plantados y los cultivos de la huerta.