Generalmente los focos encastrados suelen ubicarse en el hall de entrada de algunas viviendas, aunque pueden incorporarse también en otras estancias, como el baño, el pasillo o para disponer un lugar de lectura en cualquier habitación.
Para poder colocar este tipo de focos en el dormitorio se necesita disponer de un mueble en la parte superior del cabecero de la cama, algo muy común en los armarios puente. No obstante, siempre se puede colocar un tablero supletorio en la parte superior del cabecero en el que colocar unos focos, aunque estéticamente esta opción no sea tan acertada. Además resultaría más sencilla y barata la instalación de una simple lámpara en la mesilla de noche.
Los focos encastrados que se pueden apreciar en la fotografía están ubicados en la parte superior de los muebles de la cocina, de forma que se puede apreciar con mayor facilidad el contenido de los mismos. También sirven para iluminar mejor el área de trabajo para preparar los alimentos de la encimera sobre la que se encuentran.
Los focos encastrados pueden, en definitiva, emplearse para iluminar cualquier estancia, pero por su dificultad de colocación, en comparación con una lámpara convencional, han sido relegados a los lugares donde pueden ser encastrados con comodidad, como muebles y techos de escayola.