Muchos cuartos de baño carecen de ventanas y de la posibilidad de crearlas, algo que obliga a recurrir a la luz artificial a cualquier hora del día.
Para dotar de mayor luminosidad a la estancia es recomendable que tanto los azulejos como los aparatos sanitarios (bañera, inodoro, lavabo…) sean de un color claro, para que reflejen la luz procedente del techo o de los focos cercanos al espejo, lugar donde también suele ubicarse al menos un punto de luz.
Si la habitación anexa al cuarto de baño es luminosa se puede tratar de aprovechar la iluminación diurna abriendo un vano en la puerta, de forma que la luz se adentre en el interior. No obstante, será recomendable emplear un cristal translúcido para poder gozar de la intimidad suficiente.
Otra opción para otorgar algo de luz exterior al cuarto de baño estriba en hacer que la puerta no cubra toda la entrada, dejando un espacio en la parte inferior y otro en la superior. Así también se permitirá que un poco de luz entre en la estancia.