Enseñar a los hijos a utilizar su dinero

Los niños tienen que aprender a cubrir sus necesidades con la cantidad que disponen
Por EROSKI Consumer 4 de abril de 2002

Educar a los niños sobre la importancia de construir una sólida base económica propia es una faena que comienza en el hogar desde el primer instante en que se les compra la hucha con forma de cerdito sonrosado. Moneda a moneda se crea la disciplina del ahorro y la administración de un presupuesto que, en su adolescencia y cuando sean adultos, cubrirá sus necesidades.

A continuación, ofrecemos una breve orientación sobre los pasos básicos que enseñarán a tus hijos a determinar y establecer su futuro económico. Los niños necesitan saber que el dinero cuesta, que no cae del cielo ni crece en los árboles. Por lo tanto, deben saber administrarlo y la única manera es teniéndolo. Los padres tienen la opción de asignarles una cantidad fija y regular con la que ellos desarrollen la destreza de manejarlo.

A partir de los cinco años, los padres pueden comenzar esta «tarea financiera». Es una edad en la que ya conocen la relación entre dinero y gasto. Por ejemplo, saben que con un euro pueden comprarse una bolsa de palomitas o un paquete de cromos de Pikachu. Es importante que para esto se tome en consideración el grado de desarrollo del menor, el capital que los padres tienen y en qué quieren que el niño lo utilice.Si intentan o solicitan que se les aumenten sus cuotas, no se debe permitir que logren sus propósitos. Los niños tienen que aprender a cubrir sus necesidades con la cantidad que disponen.

Tampoco es estrictamente necesario incrementar las pagas todos los años.Una práctica habitual es premiar a los niños económicamente si estos han sacado buenas notas, pero es más aconsejable recompensarles de formas que no involucren el dinero de forma directa, llevándoles a esa excursión que tanto desean, por ejemplo.

Es muy importarte otorgarles el derecho a decidir, permitiéndoles que determinen cuánto quieren ahorrar y en qué desean gastar el dinero que les sobre. De esta manera darán los primeros pasos hacia la administración de sus finanzas. Aliéntales en sus metas y sus logros para que aprendan a ser responsables. Una vez que aumenten sus propios gastos, hay que dar un paso más, enseñándoles a hacer un presupuesto, de aquí en adelante tomarán sus propios riesgos y aprenderán de sus errores. Al final lo importante es que reconozcan lo bueno y lo malo de sus acciones.

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