El petróleo sigue subiendo

El aumento en el precio de los distintos tipos de gasolina, el encarecimiento del transporte y el riesgo a que caigan los mercados de valores son algunos de los efectos del encarecimiento del petróleo
Por Gracia Terrón 5 de noviembre de 2007

Hace tan sólo cuatro años, en 2003, la tercera Guerra del Golfo, provocada por la invasión de Irak por parte de los Estados Unidos hacía subir el petróleo desde los 35 hasta los 50 dólares por barril. Hoy, esta importante materia prima ha superado la barrera de los 80 dólares y no tiene visos de caer. Sus repercusiones sobre la economía y el consumo son negativas: sube la inflación, en particular las gasolinas, y muchas empresas están viendo caer sus márgenes de negocio. Algunas instituciones económicas prevén que una prolongada marcha alcista del petróleo podría repercutir sobre el crecimiento económico mundial. No obstante, de momento, el impacto de tener un precio del petróleo tan alto es menor que el producido en otras épocas ya que ahora la competencia es mucho mayor, hay más países que exportan petróleo y hay fuentes alternativas de combustible.

Repercusiones inmediatas

La subida del precio del petróleo es una mala noticia, en general, para todos los ciudadanos. Natalia Aguirre, analista de de Renta 4, asegura que una de sus principales repercusiones negativas se nota sobre el IPC, que está subiendo debido a la escalada del crudo. En Europa, la inflación ha subido cuatro décimas en los últimos doce meses, sobre todo por la fuerte trayectoria alcista del petróleo, según asegura. En España, por ejemplo, se ha notado claramente el encarecimiento ya que se ha pasado de registrar un IPC en un nivel cómodo y satisfactorio, como era el del 2,2% (en el que se situaba en agosto) a subir hasta el 2,7% en septiembre. David Vegara, secretario de Estado de Economía, ha reconocido incluso que a final de año podría terminar en el 3%. Pero ¿cómo afecta este incremento sobre la economía doméstica?

La primera repercusión del encarecimiento del petróleo se aprecia a la hora de pagar la gasolina

La primera repercusión se aprecia a la hora de pagar las gasolinas. Desde comienzos de año, el precio de la gasolina súper de 95 octanos se ha encarecido un 7,5%, mientras que el gasóleo ha subido un 8,4%. En concreto, según el último Boletín de la Unión Europea en octubre el litro de gasolina se compraba a una media de 1,066 euros por litro, un 1,05% más que en septiembre. El litro de gasóleo se cambió por 1,004 euros, un 3,2% más que el mes anterior. Desde la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) aseguran que la escalada del oro negro “afecta a todos los sectores”, ya sea en su proceso de manufacturación como en el de distribución, lo que encarece el precio final del producto cuando llega a manos del consumidor.

Mientras que las empresas petroleras se benefician de la subida del petróleo, ya que sus ingresos aumentan considerablemente, otras muchas sociedades ven cómo sus márgenes de negocio caen cuando el crudo sube. Es el caso de las aerolíneas, que utilizan los derivados del petróleo como combustible, las empresas eléctricas o las de distribución. A los ciudadanos les afecta la subida del petróleo en su relación con este tipo de empresas, ya que las sociedades suelen subir los precios para compensar la escalada de la materia prima. Las aerolíneas, por ejemplo, siempre que el petróleo comienza a subir por encima de las expectativas que tienen marcadas en sus presupuestos anuales, aplican un recargo por combustible en los viajes, que puede oscilar entre los 12 y los 30 euros. Igualmente, las empresas de transporte por carretera también suelen incrementar sus precios en etapas de cotización alcista del petróleo.

Además, la incertidumbre que genera un petróleo caro sobre los mercados de valores hace que las empresas de los sectores mencionados sean más vulnerables a sufrir caídas en bolsa.

¿Por qué sube el petróleo?

Teóricamente, el primer motivo que impulsa la cotización del petróleo en el mercado de materias primas hay que buscarlo en un conflicto geopolítico. Así, en los años 70, la crisis petrolífera de 1973 estuvo originada por la decisión de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo Árabes que anunció que no exportaría más petróleo a los países que habían apoyado a Israel durante la guerra del Yom Kippur, que enfrentaba a Israel con Siria y Egipto. En 1980, otra de las peores crisis petrolíferas, la causa fundamental fue la guerra entre Irán e Irak, dos de los países con mayor número de reservas mundiales, que puso en peligro el suministro de crudo hacia el resto del mundo.

En la actualidad, el origen de la fuerte subida de precios del petróleo se encuentra también en las tensiones geopolíticas que se viven en Oriente Medio. En particular, la lucha que mantienen los turcos en el kurdistán iraquí está generando incertidumbres sobre posibles interrupciones en el suministro de petróleo de Irak al resto del mundo. Este país asiático es el cuarto mayor mercado por número de reservas de crudo.

Las tensiones geopolíticas en Oriente Medio son, tradicionalmente, las responsables de las subidas de precio del “oro negro”

A esto se unen los conflictos nucleares entre Estados Unidos e Irán. En concreto, siempre que existen tensiones con los países de Oriente Medio productores de petróleo, como Arabia Saudí, Irán o Irak, entre otros, el precio del petróleo sube ya que se teme que una de sus reacciones sea cortar el suministro de crudo hacia el resto del mundo. Además, desde el departamento de análisis de Bankinter aseguran que la fuerte demanda de petróleo por parte de países emergentes como China e India, la caída de reservas en Estados Unidos y la cercanía del invierno (etapa en la que más petróleo se consume del año) están generando una notable presión alcista sobre el también denominado “oro negro”.

¿Seguirá subiendo?

La coyuntura actual, marcada por todos los factores anteriores, invita a pensar que el petróleo se mantendrá en niveles altos en los próximos meses. Stephen Thornber, de la gestora de fondos de inversión Threadneedle, estima que la industria se está mostrando cada vez más incapaz de hacer frente a la fuerte demanda y el exceso de la capacidad productiva de países como Nigeria, Arabia Saudí o Irán es limitado. Ello hace pensar que los precios seguirán subiendo, según añade. Por su parte, desde el departamento de análisis de Merrill Lynch estiman que los precios pueden alcanzar 100 dólares en Estados Unidos, en el próximo invierno, para el que se esperan temperaturas más frías de las habituales. El equipo de análisis de Bankinter también cree que el petróleo seguirá caro, tanto por las limitadas reservas como por el fuerte control sobre la oferta que ejerce la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo).

Petróleo y crecimiento mundial

Pese a la extraordinaria subida que acumula este año el petróleo, son numerosos los expertos que aseguran que ahora la economía está más preparada que antes para convivir con esta materia prima a precios más elevados. Diferentes expertos afirman que el crecimiento económico del mundo desarrollado es ahora mucho menos dependiente del consumo de petróleo de lo que lo fue en las décadas de los 70 y los 80. También ahora ganan cada vez más interés otras fuentes alternativas de generación de energía, como por ejemplo los biocombustibles.

En Europa, además, la factura del petróleo, que se paga en dólares, no está siendo tan abultada como en Estados Unidos por el fuerte tirón del euro. El hecho de que la divisa europea esté también muy cara (ha llegado a superar los 1,44 dólares, máximo histórico), atenúa el impacto de la escalada del petróleo.

Pero ¿qué precio del petróleo afectaría negativamente sobre la economía? Stephen Thornber, de la gestora Threadneedle, estima que es una pregunta muy difícil de contestar. Según señala, hace cinco años, los analistas estimaban que un petróleo en 40 dólares dañaría considerablemente la demanda y la economía mundial. Sin embargo, la materia prima alcanzó este precio y siguió encareciéndose sin que el crecimiento económico global ni la demanda de energía se vieran prácticamente afectadas. Hoy, el impacto también es bastante limitado. De hecho, los precios son, en comparación con los alcanzados en las décadas de los 70 y los 80 y teniendo en cuenta la inflación, relativamente bajos.

En términos reales (es decir, descontada la inflación), el barril de crudo debería alcanzar los 100 dólares para poder compararse con el encarecimiento que se vivió en los años 80, en plena crisis petrolífera.

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