Solicitar un crédito en el monte de piedad

La rapidez con la que se consigue, la flexibilidad para elegir el importe y la ausencia de avales son algunas de sus ventajas
Por Elena V. Izquierdo 22 de septiembre de 2010
Img joya perlas
Imagen: Sarah

Nacieron hace más de cinco siglos ligados a la pobreza, a la exclusión y con el objetivo de combatir la usura. Hoy, los montes de piedad están lejos de la finalidad que representaron hace quinientos años, pero conservan su carácter social y la ausencia de ánimo de lucro. La crisis ha propiciado que resurjan mediante una actividad que había quedado relegada: la concesión de créditos cuya garantía son joyas o alhajas. La rapidez con la que se consigue el crédito, la flexibilidad al elegir el importe y la ausencia de avales adicionales son algunas de las ventajas que aportan los préstamos concedidos por los montes de piedad.

Rápidos y sin aval

La dificultad para conseguir un préstamo tradicional en bancos y cajas de ahorro ha animado a muchos ciudadanos a buscar otras alternativas. Las empresas que conceden créditos rápidos o los negocios de compra de oro han sido algunas opciones elegidas por quienes necesitan dinero y no encuentran otra forma de conseguirlo. Pero el monte de piedad también ha sido una elección para personas con dificultades económicas, bien sea por falta de trabajo, porque no pueden hacer frente a los gastos del día a día o por cualquiera de los innumerables motivos que afectan a los españoles que padecen las consecuencias de la crisis.

Estas instituciones, ligadas a las cajas de ahorro, conceden créditos rápidos a un interés entre el 5% y el 10%. Sólo es necesario aportar como garantía de pago una prenda -a menudo una joya o un conjunto de alhajas- para conseguir el préstamo.

Conceden créditos a un interés entre el 5% y el 10%, y sólo es necesario aportar como garantía de pago un objeto de valor

Los créditos de los montes de piedad están dirigidos, sobre todo, a personas que necesitan dinero de manera urgente, ya que se conceden con mucha rapidez y sin necesidad de aval.

El interesado debe acudir con los objetos que desea empeñar. Lo habitual es que sean joyas de oro, plata o platino o piezas de diamantes, pero en algunas instituciones aceptan también obras de arte o relojes. En el caso de las alhajas, sólo es necesario que el solicitante presente su DNI y firme un documento en el que asegura ser el propietario de la joya, mientras que con otros objetos, como los relojes o las obras de arte, también se pide un certificado que ponga de manifiesto que el depositante es el dueño de los objetos dejados como prenda.

Tasación

En general, los montes de piedad cobran un porcentaje por la tasación de las piezas, que ronda el 1,5%, aunque puede variar en función de la entidad a la que se acuda e incluso ser gratuita.

Del importe de la tasación de las joyas depende tanto el dinero que puede conseguir el solicitante como el tipo de interés que se aplicará al crédito. La cuantía que se percibe es un porcentaje del importe de tasación. En función del monte de piedad al que acuda el usuario, éste puede conseguir un crédito de entre un 60% y un 80% del valor de las piezas. En algunas instituciones esta cantidad es superior y puede llegar al 100% de la tasación de la joya.

Los intereses que se aplican varían, entre otros factores, en función de la cuantía del préstamo. Cuanto más bajo es, menor es el porcentaje aplicado por la institución. Con los intereses, el monte de piedad busca cubrir los gastos que le supone la entrega del préstamo, las gestiones que realiza o las potenciales subastas, pero no un enriquecimiento en sí, ya que son organismos sin ánimo de lucro.

En este tipo de créditos no se necesita aval ni otras garantías adicionales, más allá de la prenda que se deja en depósito.

Concesión del crédito

Después de la valoración, tras haber depositado la garantía en la institución, se entrega el recibo de tasación y la persona que necesita el préstamo recibe el dinero. Si el prestatario es cliente de la caja de ahorros en la que se integra el monte, éste puede ingresar el dinero en la cuenta que tenga abierta.

El importe del préstamo se fija en función del valor de las joyas aportadas

Una de las ventajas de los créditos que otorgan los montes de piedad es que se adaptan a las necesidades de casi cualquier cliente que aporte una garantía. La cuantía puede variar entre 30 ó 50 euros, como mínimo, hasta 5.000 euros, aunque no hay cantidades máximas establecidas. Si una persona aporta numerosas joyas de mucho valor, que pueden subastarse con facilidad, se le pueden conceder decenas de miles de euros. En ocasiones, depende del trabajador del monte de piedad hacer determinadas concesiones. No obstante, algunas entidades tienen establecidos límites que no pueden sobrepasar.

Los créditos se formalizan por lo general a 12 meses, aunque no todo el mundo deja pasar un año antes de recuperar la prenda aportada. Hay quien necesita el dinero de forma puntual y recupera sus joyas en menos de 15 días. El plazo máximo se establece en un año prorrogable por un mes más antes de sacar las joyas a subasta. En algunas instituciones, el prestatario debe pagar intereses de demora durante este mes adicional.

Transcurridos los 12 meses, el cliente puede pagar el principal, los intereses y recuperar la prenda. También tiene la opción de renovar el crédito por un año más con las mismas condiciones.

Subasta

Si el usuario no desea recuperar la prenda, ya sea porque no puede devolver el dinero o porque no le importa perderla, las joyas pasan a subastarse. El monte de piedad avisa varias veces a su cliente antes de que esto ocurra y se puede recobrar la garantía hasta el momento previo al comienzo de la subasta. Según las cifras que maneja el sector, más del 90% de los objetos que han actuado como prenda vuelven a manos de sus propietarios.

El excedente conseguido en la subasta se entrega al propietario de la prenda

Si en la subasta el monte consigue una cantidad superior a la que había prestado al cliente, el crédito queda saldado y, tras cubrir los gastos ocasionados a la entidad, ésta le entrega el resto del dinero al usuario. Si tiene una cuenta abierta en la caja de ahorros asociada, se le ingresa el dinero sobrante de la subasta, una práctica que supone una manera de fidelizar a los clientes.

Perfil del solicitante

El perfil de las personas que acuden a solicitar un crédito es muy variado, aunque a casi todas ellas les une la necesidad de contar con el dinero de manera rápida y sin tener que arriesgar su patrimonio para conseguirlo.

Si hace algunos años tenía cierta asociación con la pobreza o la necesidad, hoy este perfil ha cambiado. Cualquiera puede acudir a un monte de piedad para conseguir un préstamo. Si bien en su mayoría son mujeres -amas de casa-, también hay estudiantes, inmigrantes y ancianos entre quienes frecuentan estas instituciones de crédito. Pero estos grupos no tienen por qué tener graves problemas económicos, en ocasiones, necesitan dinero de manera puntual porque no han recibido la nómina, deben hacer un desembolso o tienen un desfase momentáneo entre gastos e ingresos.

Incluso personas con muy alto poder adquisitivo pueden solicitar un préstamo en el monte de piedad con joyas muy valiosas como garantía. Lo normal es que empleen el dinero para cerrar una transacción necesaria en un determinado momento y que no puedan esperar para conseguir el dinero.

Diferencias con otro tipo de créditos

Las diferencias con los créditos otorgados por bancos y cajas de ahorro son múltiples.

  • Por una parte, las garantías que piden las entidades son superiores. Al estudiar la viabilidad del préstamo, el banco se puede demorar bastante tiempo en el estudio de las nóminas o del patrimonio que tiene el solicitante. En los montes de piedad, el único aval que se necesita es la prenda que se pone en garantía y la concesión del préstamo es inmediata.

  • Tras el estudio, el banco puede estimar que no es muy segura la concesión del préstamo al solicitante y denegarlo. Esto es algo que no sucede en los montes de piedad.

  • La cantidad de dinero que solicita el cliente es otra de las diferencias con los bancos y cajas de ahorro, ya que en estas entidades las cantidades muy pequeñas están casi descartadas. Acudir a la oficina para solicitar un crédito de 100 euros está casi fuera de lugar. En cambio, los montes de piedad sí contemplan esta posibilidad.

  • Si el prestatario no puede devolver el dinero recibido del banco, es posible un embargo en la cuenta corriente, en la vivienda o de cualquier parte del patrimonio, ya sea presente o futuro. Los montes de piedad sólo pueden quedarse con las joyas empeñadas, con la ventaja de que el excedente conseguido en la subasta es para la persona que no ha podido pagar el préstamo. Además, este impago tampoco se acumularía en el historial bancario del cliente.

Con respecto a las empresas de créditos rápidos también hay diferencias.

  • Entre ellas destacan los intereses. Mientras que los aplicados por los montes de piedad son similares a los de bancos y cajas, o incluso inferiores, las empresas de “préstamos exprés” cobran intereses muy elevados, junto con comisiones o penalizaciones por demora que hacen que el importe que devuelve el usuario llegue a ser muy elevado. Esto no ocurre con los créditos de los montes de piedad.

  • A pesar de que estas empresas, en su publicidad, aseguran que se conceden en 24 horas tras aceptar la solicitud, lo cierto es que muchas veces ésta se rechaza y las empresas pueden tardar bastante tiempo en estudiarlas.

Si se comparan con las casas de empeño tradicionales, la ventaja de los montes de piedad es la posibilidad de recuperar el dinero tras la subasta si la pieza se vende por un precio más elevado. También es positivo para los usuarios la asociación de los montes con las cajas de ahorro, ya que a muchos clientes les puede dar más confianza por estar institucionalizadas.

En cuanto a los negocios que se dedican a la compraventa de oro, la diferencia con los montes de piedad estriba en que estos no se centran en la compraventa, sino que dan la posibilidad de recuperar la joya depositada porque ésta es sólo una garantía para la devolución del crédito. Si el interesado desea deshacerse de la joya a cambio de dinero, es preferible que acuda a los negocios de venta de oro porque conseguirá el importe que necesite sin tener que devolverlo después y se ahorrará los intereses del préstamo que aplican los montes de piedad.

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