Transacciones mediante la huella digital

El sistema de identificación dactilar pretende reducir el número de fraudes relacionados con las tarjetas de crédito
Por Anna Elisa Savelli 5 de junio de 2008
Img huella listado
Imagen: Alyssa Snyder

Imagen: siemens

Parece que el mundo tantas veces descrito en las novelas de ciencia ficción no está tan lejos de la realidad. Desde comienzos de año, ya es posible realizar transacciones con tarjetas que incorporan un sistema de identificación dactilar. Aunque en España aún no se comercializan, es cuestión de tiempo que se adopte este sistema que brinda mayor seguridad y dificulta el robo de los ahorros en caso de que la tarjeta se pierda, sea sustraída o sea objeto de una duplicación o de «skimming» (copia de la información de la banda magnética).

Biometría aplicada

El número de tarjetas de crédito o débito es muy elevado en España, donde es frecuente que cada adulto mayor de edad tenga, al menos, dos. En vista de estas cifras, y de la facilidad de ser víctimas de fraude (más de 3.000 tarjetas fueron duplicadas en España en 2005), las entidades financieras, las compañías emisoras de tarjetas y las tecnológicas buscan continuamente procedimientos más modernos para mejorar la seguridad. Gozar de esta tranquilidad debería ser un derecho del consumidor, y no una merced otorgada por las entidades, cuya obligación y responsabilidad hacia sus clientes es tratar de poseer los mejores sistemas, entre los que se encuentra, desde principios de año, uno de los más seguros: el de identificación de huellas dactilares. ¿Cómo funciona?

La tarjeta registra y almacena la información de las huellas dactilares y sólo puede ser activada por su legítimo usuario

Se trata de una tarjeta -diseñada por Siemens- que interactúa sobre la pantalla de cualquier dispositivo conectado a Internet o cajero automático. La tarjeta «Internet ID-Card» (de mayor tamaño que las tradicionales) registra y almacena la información biométrica de las huellas dactilares y, por tanto, sólo puede ser activada por su legítimo usuario. La tarjeta dactilar incorpora una pequeña pantalla LCD y funciona a través de su propio lector óptico, sin necesidad de ningún otro dispositivo, por lo que no requiere ningún contacto físico, lo que aumenta el nivel de seguridad de la transacción. Esta señal óptica codificada contiene información y detalles concretos sobre la operación bancaria que el cliente ha solicitado realizar. Además, el usuario puede asignar a cada dedo una letra específica (el sistema se las pedirá de forma alterna en cada operación). Para aumentar aún más la seguridad, el sistema brinda la posibilidad de registrar una huella determinada («panic finger») como señal de alarma ante casos de coacción.

El sistema está basado en la biometría, que estudia los métodos para el reconocimiento de humanos basados en uno o más rasgos conductuales o físicos intrínsecos. Es decir: huellas dactilares, retinas, iris, o la geometría de la palma de la mano, características, irrepetibles en cada persona, que pueden ser usadas para su reconocimiento único.

Hasta el momento, en Europa únicamente han empezado a poner en funcionamiento la tecnología de Siemens Alemania y Suiza. En España, algunas entidades financieras se están planteando la realización de las primeras pruebas piloto, pero aún no hay confirmación de qué entidades están involucradas en el proceso debido a un acuerdo de confidencialidad. Desde Visa Europe indican que, aunque «tienen la vista puesta en la biometría», en la actualidad están inmersos en la migración a la tecnología Chip EMV, cuya infraestructura ya está desplegada. Pero, según añaden, tienen en cuenta todos los avances en el área de la biometría para garantizar «un óptimo cambio a estas tecnologías cuando se den las circunstancias oportunas para hacerlo».

Como no podía ser de otra forma, en la vanguardia de este tipo de tecnologías se encuentran los japoneses, quienes el pasado año pusieron a prueba un nuevo sistema. Unos 200 empleados del grupo japonés Hitachi decidieron realizar un experimento con un método en el que ya ni siquiera son necesarias las tarjetas, y que cuenta con la colaboración de varios comercios y de la sociedad de crédito JCB. Al pasar por caja, se especifica el deseo de pagar a través de una cuenta JCB, y el cliente pasará un dedo sobre un lector que captará la imagen del sistema vascular a través de un rayo luminoso, sin contacto directo. Según Hitachi, como la estructura de los vasos capilares del dedo es única y no se modifica con el tiempo, es imposible reproducirla artificialmente. Está previsto su lanzamiento comercial a lo largo de este año, tras la realización de nuevos estudios técnicos y económicos.

La seguridad del usuario

Las organizaciones de consumidores, en general, se muestran escépticas respecto a la aplicación de las nuevas tecnologías: si bien aceptan cualquier novedad que pueda restringir y eliminar el número de fraudes, también advierten de que poner en práctica estos sistemas no debe tener repercusiones sobre la economía de los ciudadanos. Es decir, que los clientes no tienen por qué permitir que, debido a que los bancos gasten más dinero en avances tecnológicos, el coste del servicio recaiga sobre ellos.

Las organizaciones de consumidores creen que los clientes no tienen por qué permitir que el coste en avances tecnológicos de las entidades bancarias recaiga sobre ellos

Por otro lado, conviene tener cuidado con la «ID-Card», ya que por cada operación que se realice se puede cobrar una comisión. Además, a través de estas tarjetas es posible que sean verificadas las credenciales biológicas, no sólo las financieras. De esta manera, la radiografía que la banca obtendrá de los usuarios será cada vez más detallada, lo que nos hace reflexionar: ¿serán los dueños del dinero los únicos guardianes de nuestra información genética? Incluso podría darse el caso de que los datos de un cliente fueran cedidos a otras entidades, dispuestas a inundarlo de ofertas según su perfil.

Los sistemas vigentes

Mientras se decide la idoneidad o no de aplicar los últimos avances en materia de seguridad, las entidades aplican ya algunos sistemas como el chip-EMV -situado en la parte delantera de la tarjeta, almacena la información con más seguridad que una banda magnética- y el PIN (número de identificación personal).

Entre las entidades que utilizan métodos de seguridad avanzados destacan Caja Laboral, que está inmersa en la aplicación del chip antes mencionado, un sistema de seguridad que van a incorporar las tarjetas Visa del área Europea para evitar el fraude. El chip garantiza la identificación del propietario de la tarjeta y su uso en los comercios y cajeros, y conlleva la garantía de que las tarjetas no podrán ser copiadas. Su modo de uso es muy cómodo, ya que basta con que el cliente teclee su «pin» en el momento de hacer la compra (también puede ir con «firma» según la opción que la entidad financiera haya elegido, pero esta modalidad es menos corriente).

La Caixa ofrece el CaixaProtect, un servicio de seguridad para todas las operaciones fraudulentas, y además opta por un modelo de cajero preparado para incorporar el sistema de identificación biométrico una vez esta tecnología ya esté disponible. En cuanto a los cajeros, se ha optado por un diseño que amplíe su accesibilidad (altura única, pantalla inclinada) y optimice su «usabilidad» (alineación de las unidades de trabajo, clara señalización, etc.). El modelo incluye algunas de las nuevas tecnologías, como el reconocimiento de cheques y el reciclaje de billetes, y está preparado para incorporar otros avances como la biometría, la lectura «contactless» o las comunicaciones «Bluetooth». Otras de las mejoras que se han incorporado están asociadas a la seguridad (cámara visible mediante efecto espejo en pantalla), a la facilidad de uso (teclado ampliado y navegación intuitiva) y al espacio (mayor mesa de trabajo).

Desde Caja Madrid señalan que la biometría (ya sea por la vía de huella digital, lector de palma de la mano, reconocimiento del iris, etc.) es una tecnología cuya aplicación en el mundo de las tarjetas de crédito todavía no está clara, a lo que añaden que el coste de incorporar un lector en cada punto de venta y/o en cada tarjeta puede resultar excesivo. Por el momento, la entidad madrileña ha desplegado la opción de lector de chips, que incluye el DNI y resulta menos invasiva para los clientes.

RECOMENDACIONES DE USO DE LAS TARJETAS

Al margen de los sistemas de seguridad que apliquen bancos y cajas, los usuarios deben tener en cuenta ciertas premisas para evitar ser víctimas de una estafa o fraude:

  • Firmar la parte de atrás de las tarjetas con una pluma de tinta negra indeleble en cuanto se reciban. Escribir en el espacio de la firma -como hacen muchos usuarios- la frase “pida identificación” puede no ser una buena idea, ya que muchos emisores aconsejan al comerciante rechazar tarjetas sin firma.
  • No escribir el número PIN en la tarjeta.
  • No se debe proporcionar el número de tarjeta de crédito u otra información personal por teléfono.
  • Prestar especial atención a los empleados de tiendas y restaurantes cuando utilicen la tarjeta, y asegurarse de que no copian el número de tarjeta de crédito. Es ocasiones, las herramientas de copia se parecen a un teléfono móvil.
  • Si se hace una compra grande, hay que indicarlo a la compañía para que no marquen la tarjeta como fraude.
  • Hay que hacer saber a la entidad bancaria, inmediatamente, la pérdida o robo de las tarjetas.
  • Comprobar los recibos cuidadosamente para saber si se han realizado compras o gastos desconocidos.
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