Un producto bancario para cada economía

Cuanto mayores sean los ahorros también crecerán las oportunidades para rentabilizarlos e incluso acceder a productos vetados a las pequeñas bolsas de ahorro
Por José Ignacio Recio 24 de febrero de 2015
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Imagen: Images_of_Money

Un ahorrador debe decantarse por los productos bancarios en función de los recursos económicos de que disponga. Quienes tengan una bolsa de ahorro mínima tendrán limitado el acceso a muchos productos, al no cumplir con los importes mínimos exigidos, y deberán conformarse con la contratación de acciones en los mercados bursátiles o fondos de inversión. A quienes tengan un saldo más saneado para dedicarlo a la inversión se les abrirán nuevas puertas y podrán diversificarla. A continuación se señalan los productos bancarios más adecuados según los ahorros que se tengan.

Un producto para cada perfil

¿De qué forma pueden sacar partido a sus ahorros los usuarios bancarios? A través de muchos productos disponibles para ellos en función de sus recursos económicos. Se puede considerar cuatro grupos de ahorradores y según sus características se determinará cuáles son los diseños de ahorro e inversión más favorables para sus intereses particulares.

Un ahorrador debe decantarse por los productos bancarios en función de los recursos económicos de que disponga

  • 1. Ahorros entre 100 y 1.000 euros: poco podrán hacer para incrementar su capital en los próximos años. Debido a tan exigua cantidad disponible tendrán prohibido su acceso a muchos de ellos. Su estrategia debería encaminarse a depósitos a plazos cortos y que estén disponibles para sus pequeñas aportaciones. Y si quieren un mayor interés, no les quedará más remedio que acudir a la Bolsa para hacer realidad sus deseos, aunque a costa de soportar unas fuertes comisiones por sus operaciones de compra y venta.

  • 2. Ahorros entre 1.000 y 10.000 euros: el abanico de alternativas para depositar los ahorros se amplía de manera notable. En todas las propuestas destacan los fondos de inversión en cualquiera de sus modalidades: renta fija, variable, alternativos o mixtos…, que en la mayoría de los casos importan unas cantidades mínimas a partir de 1.000 euros. Esta medida se puede complementar con la suscripción de una imposición de mayor permanencia y, por supuesto, con la compra de acciones en los mercados a través de una pequeña cartera de valores, en las que se incluyan dos o tres valores correspondientes a empresas con bajo nivel de endeudamiento y que cuenten con un alto potencial de revalorización.

  • 3. Ahorros entre 10.000 y 50.000 euros: se van incrementando las oportunidades de inversión. Quizás sea el momento en el que los ahorros se pongan en manos del banco del usuario para que, a través de una cartera delegada, se encargue de gestionar sus ahorros. También podrá optar de forma individual por entrar en los mercados bursátiles a través de una cartera diversificada, en la que no pueden faltar los valores con una importante rentabilidad por dividendo, por encima del 5%, que proporcione más seguridad al patrimonio.

  • 4. Ahorros a partir de 50.000 euros: los afortunados que tengan tales cantidades monetarias no deben relajarse en sus estrategias de inversión, sino aprovecharse de esta ventaja con respecto a otros ahorradores con una cuenta corriente menos boyante. Para empezar, podrán acceder a ciertos productos que no están al alcance de todos; entre ellos, algunos fondos de inversión que requieren de importantes sumas económicas. También podrán destinar una pequeña parte de sus ahorros a productos de renta variable que contemplan muchos más riesgos en sus operaciones, pero con los que pueden incrementar de forma notable su patrimonio y en poco tiempo. Warrants, ETFs, ventas a crédito o metales preciosos pueden ser objeto de sus preferencias, siempre que cuenten con el aprendizaje necesario para operar con estos productos y en unos mercados más sofisticados.

Diversificación de los ahorros

A medida que la bolsa de ahorro sea mayor, serán más amplias las combinaciones que podrán hacerse. Pero deben ser ejercidas bajo una estrategia de diversificación, que proporcione mayor seguridad a los ahorros. Esta descentralización de los ahorros no será en exclusiva sobre un mismo producto, sino que se aplicará en todos.

Deberá incluir renta fija, a través de fondos, pero también apoyada por imposiciones a plazo, al igual que la variable, de igual forma distribuida en una cesta de acciones con altas posibilidades de revalorización. Y se puede completar el proceso con una mínina parte de los ahorros destinados a productos más sofisticados o en fondos monetarios, en función de si el usuario es agresivo o defensivo, respectivamente. Y al final se dejará una punta de liquidez necesaria para aprovecharse de las oportunidades que siempre generan los mercados en cualquier situación.

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