La economía española se contagió el jueves de los problemas de Grecia, que espera a que los socios del euro superen sus diferencias y alcancen un acuerdo que le permita afrontar sus compromisos financieros. A la espera de ese consenso, la incertidumbre que mantiene en vilo a los inversores infectó de forma momentánea a España, cuya prima de riesgo se disparó y marcó sus máximos anuales en un día en que su deuda pública volvía a examinarse ante los mercados.
La presión sobre la deuda pública, que también notaron otros países de la periferia del euro como Portugal, Irlanda e Italia, elevó el diferencial entre el rendimiento del bono español y el alemán a 10 años, que llegó a alcanzar los 283 puntos básicos a mediodía, con un interés del 5,6583%, superior al 5,5% que marcaba en la apertura de la sesión. Mientras tanto volvían los temores a la bolsa de Madrid al caer el Ibex 35 un 1% que dejaba este indicador a punto de perder la referencia de los 9.800 puntos básicos.
Todo eso sucedía en un día en que el Tesoro Público volvía a los mercados en busca de financiación. El Estado consiguió aprobar sin nota al colocar 2.839,5 millones de euros en obligaciones, pues tuvo que resignarse a quedarse en la parte baja del objetivo de la emisión, fijado en una horquilla de entre 2.500 y 3.500 millones de euros, y a elevar la rentabilidad de los títulos. La demanda fue alta, de hecho superó los 6.700 millones de euros, el doble de la cuantía finalmente adjudicada, pero el organismo dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda decidió suspender la operación una vez superado el objetivo mínimo ante la escalada de la prima de riesgo.
La subasta se saldó con la colocación de 1.513,15 millones de euros en obligaciones a 15 años, menos de la mitad de los 3.885,15 millones de euros que demandaba el mercado. El Tesoro tuvo que subir el interés hasta el 6,043%, tres décimas por encima del 5,695% que comprometió en la anterior operación similar, celebrada en mayo, cuando también se vio forzado a incrementar los tipos. Por otro lado, adjudicó 1.326,35 millones de euros en una subasta adicional de obligaciones con vencimiento a 30 de julio de 2019. En este caso la demanda fue de 2.828,35 millones de euros y el interés del 5,371%. El acoso a la deuda soberana española se relajó una vez acabada la emisión y la prima de riesgo volvió al entorno de los 275 puntos básicos.
La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía, Elena Salgado, atribuyó la situación vivida en los mercados por la mañana al agravamiento de la crisis griega y explicó que la inestabilidad que sacude a la deuda española es «casi general». No obstante, reconoció que las turbulencias tienen especial incidencia en España, Bélgica e Italia.