La prima de riesgo país -el diferencial entre el bono español a 10 años y el alemán del mismo plazo-, volvió a registrar en la última jornada de noviembre un nuevo máximo desde la implantación del euro al rozar los 300 puntos básicos, en concreto 298, según los datos de mercado.
El rendimiento del bono español se situó después de las 10:30 horas en el 5,548%, aunque llegó a alcanzar un máximo del 5,674%. No obstante, minutos antes de las 11:00 horas, tras el rebote anterior registrado, el diferencial entre el bono español y el alemán llegó a 279 puntos básicos, después de que el rendimiento del bono español se situara en el 5,488%, mientras que el alemán lo hizo en el 2,692%.
El precio de estos bonos, que en general evoluciona en sentido contrario a su rentabilidad, se situó en el 95,19% para el español y en el 98,31% para el germano. Pese a ello, el diferencial se mantuvo por encima del registrado en la apertura del mercado, cuando marcaba 269 puntos básicos. El rebote registrado por el diferencial español se debe «sencillamente» a que el mercado no funciona y no hay liquidez, explicó José Luis Martínez, analista de Citi, que descartó que «haya nada detrás de ese movimiento brusco». Los diferenciales de otros bonos, como el belga o el italiano, han seguido la misma pauta, apuntó.
Las caídas se retroalimentan dentro de un contexto de «riesgo y miedo», pero no hay un proceso automático ni unos umbrales máximos a partir de los cuales España tenga que pedir ayuda o la situación sea irreversible, prosiguió Martínez. «Que la rentabilidad del bono español esté en torno al 5,5% es un dato muy malo, porque limita completamente la liquidez, en particular al sector privado, y tiene efectos nefastos en la economía real», añadió. Lo que el mercado demanda «son medidas contundentes y rápidas, tanto en España como a nivel europeo», afirmó.
«El mercado continúa sin fundamentos e interpreta que las medidas aplicadas en Europa solo son soluciones a corto plazo que en el mejor de los casos han permitido ganar algo de tiempo, pero son insuficientes para poner fin a la desconfianza que rodea a la deuda soberana», indicaron en la misma línea desde el departamento de análisis de Bankinter.