Las compras navideñas

Es aconsejable planificarlas en función del presupuesto disponible y las necesidades, comparando precios y calidad de los productos
Por EROSKI Consumer 7 de diciembre de 2006

Con la proximidad de las fiestas navideñas y la llegada de los regalos de Nochebuena y los Reyes Magos, las personas consumidoras tendemos a realizar mayor número de compras. Es una época en la que se disparan los «extras» en alimentación, regalos, textil, lotería, decoración y viajes y en la que es conveniente seguir una serie de recomendaciones:

No esperar al último momento para realizar las compras. Así se evitarán aglomeraciones, se podrá elegir entre una mayor oferta de productos y se esquivarán las subidas de precios.

Planificar las compras en función del presupuesto disponible y las necesidades, comparando precios y calidad de los productos. No dejarse influenciar por la publicidad porque ello no es garantía de mejor calidad.

– Siempre que sea posible, optar por productos envasados, que ofrecen mayor garantía e higiene, prestando mucha atención a la fecha de caducidad y al etiquetado en general.

Evitar adquirir productos en tiendas de temporada que sólo abren en época navideña y solicitar siempre el resguardo o factura de compra.

Elaborar menús con criterios nutritivos y económicos. Utilizar alimentos alternativos a los tradicionales, ya que su precio suele sufrir un incremento en estas fechas.

Todos los alimentos congelados deben mantenerse a temperatura de congelación hasta el consumo. Si se congelan correctamente los alimentos estos pueden conservar sus cualidades nutritivas y sabor durante meses.

Está prohibida la práctica de mojar el pescado para darle aspecto de frescura

A la hora de llenar la cesta de la compra conviene fijarse en:

Los moluscos bivalvos: almejas, chirlas, ostras, mejillones, etc., congelados o frescos deberán presentar la correspondiente etiqueta de depuración, la cual caduca transcurridos 5 días debido al riesgo de intoxicaciones.

Los crustáceos y otros mariscos: percebes, centollos, nécoras, langostas, cigalas, gambas, langostinos, etc., no se deben consumir si se percibe olor a amoniaco y/o presentan fuerte ennegrecimiento en la parte que une la cabeza con el cuerpo. Si son congelados deberán presentar fecha de congelación o de duración mínima.

Los pescados: tanto blancos como azules, han de ser de color vivo y olor fresco, así como la mucosidad de la piel transparente. Los ojos del pescado deben ser transparentes y brillantes y las agallas o branquias han de presentar un color vivo, perfectamente separadas y alineadas. Las escamas, además de brillantes, tienen que levantarse fácilmente con la uña o el dedo. Cuando estén expuestos, deberán presentarse con hielo. Está prohibida la práctica de mojar el pescado para darle aspecto de frescura.

Las carnes: en general, tienen que estar selladas por sanidad o presentar el marchamo correspondiente.

En el lugar de venta, la carne de vacuno deberá ir acompañada de una etiqueta o rótulo que contenga, al menos, los siguientes datos:

Denominación comercial (redondo, solomillo, etc.).

País de nacimiento del animal.

País de engorde/cebado.

País de sacrificio y sello sanitario del establecimiento de sacrificio.

Precio por kilogramo.

Si no se espera al último momento se evitarán aglomeraciones y se podrá elegir entre una mayor oferta

En la carne envasada de vacuno además de los datos anteriores deben constar los siguientes:

Identificación de la empresa.

Fecha de caducidad.

Sello de inspección veterinaria.

Cantidad neta.

Precio total.

Los turrones: es importante comprobar la fecha de caducidad. En el envase deben aparecer los siguientes datos:

Marca registrada, nombre o razón social y domicilio.

Relación de ingredientes o denominación genérica: Jijona, Alicante, etc.

Relación de ingredientes de mayor a menor.

Número de registro sanitario de industria.

Categoría comercial.

Peso neto del producto.

Fecha de consumo preferente.

Lote de fabricación.

Los cavas, vinos y licores: es recomendable adquirirlos con antelación puesto que, su precio suele aumentar en fechas cercanas a la Navidad.

En el caso del cava y el champaña se debe tener en cuenta que son bebidas que no envejecen bien en las botellas por lo que es mejor consumirlas en el año.

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