3 claves para usar tu tarjeta de crédito sin sobreendeudarte

Utilizar las tarjetas de crédito sin conocer su funcionamiento puede acarrear consecuencias no deseadas
Por Agustina Battioli, Helpmycash 15 de abril de 2019

Las tarjetas de crédito constituyen una herramienta de financiación muy útil, pues nos posibilitan pagar grandes compras en cuotas mensuales de la cantidad que deseemos, y así evitar realizar un gran desembolso en un único abono. No obstante, es frecuente olvidar que este producto financiero permite endeudarnos y que, sin saber su correcto uso, podría acarrear el pago de muchos intereses. Entender las claves de su funcionamiento no solo nos ayudará a usarlas de manera responsable, sino también a ahorrar al financiar nuestras compras.

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1. Saber cómo funcionan las tarjetas de crédito

Las tarjetas de crédito son un instrumento de financiación, cuya gran ventaja reside en que se trata de un crédito preaprobado y que tendremos a nuestra disposición al instante. Pero, a la vez, esta también es su gran desventaja, ya que el pago con una tarjeta a menudo puede hacer que nos olvidemos de que nos estamos endeudando.

Para utilizarla de manera responsable debemos entender que el banco nos cobrará unos intereses por aplazar los abonos de las compras que realicemos; se generarán según el dinero que tengamos que devolver y el tiempo que tardemos en reembolsarlo.

Por otro lado, también debemos tener en cuenta que es posible cambiar la forma de pago cada vez que la usemos, algo muy recomendable para adaptar este producto a nuestros hábitos de consumo.

2. Elegir la forma de reembolso de antemano

Las tarjetas de crédito tienen diferentes formas de devolver el capital que utilizamos. La más barata es la devolución con pago diferido, que consiste en devolver el dinero empleado durante un mes al comienzo del siguiente, sin aplazar y sin pagar intereses.

No obstante, cuando optamos por aplazar los pagos, existen dos formas de hacerlo (pago aplazado fijo o porcentual) y, según la que elijamos, el resultado de hacer frente a nuestras compras con una tarjeta de crédito podrá variar enormemente.

Un ejemplo. Imaginemos una compra de 1.000 euros que decidimos reintegra con el pago mínimo porcentual (del 3 % con un mínimo de 12 euros) al 24 % TIN. En este caso estaríamos devolviendo el dinero durante 147 meses (equivalente a 12 años) y pagaríamos un total de 2.466 euros, más del doble de la compra. En cambio, la misma compra con un abono fijo de 100 euros al mes al 24 % haría que la misma deuda la pagásemos en 12 meses, abonando un total de 1.127 euros. Por la misma compra, con la misma tarjeta y el mismo interés, podríamos pagar 1.338 euros de más, tan solo eligiendo la forma de reembolso adecuada.

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3. Realizar un presupuesto de gastos

Lo aconsejable es utilizar las tarjetas de crédito solo para compras que realmente necesitemos abonar a plazos. Las que paguemos a crédito implican un endeudamiento, por lo que es recomendable realizar una lista de las compras que queremos hacer a crédito y cuáles no. De esta manera, acumular varias compras de pequeñas cantidades y abonarlas en cuotas hará que paguemos intereses por cantidades fácilmente asumibles con nuestros ingresos mensuales.

Por ello, utilizarlas solo para grandes compras planificadas que preferimos dividir y elegir antes la forma de reembolso será vital para saber cuánto abonaremos en total por usar este producto y hacerlo de manera responsable.

En definitiva, la clave para saber cuándo utilizar -o no- una tarjeta de crédito de forma correcta es analizar cada compra que llevemos a cabo con ella y saber cuánto pagaremos en total por ella. Si es una cantidad que nos parece correcta abonar, entonces podemos proseguir. Si nos parecen excesivos tantos intereses por la compra, entonces debemos reconsiderar si de verdad queremos pagar con tarjeta de crédito o elegir otra forma de reembolso con la misma.

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