Bicicletas eléctricas

Un medio de transporte más ecológico que el coche para moverse por la ciudad, aunque contamina más que la versión tradicional
Por Benyi Arregocés Carrere 19 de mayo de 2006

¿Se imagina un medio de transporte que apenas contamine, ligero, que evite atascos, pérdidas de tiempo en búsquedas de aparcamiento y, que, además, suponga un gasto pequeño? No es ciencia ficción. Son las prestaciones de la bicicleta eléctrica, un nuevo concepto que ha llegado a nuestro país con la promesa de ser más ecológico, menos ruidoso que los demás vehículos y que contribuye a que las ciudades sean más habitables. No obstante, los ecologistas advierten de que sí contamina, aunque consuma poco, principalmente porque la electricidad en nuestro país no procede de energías renovables

Bicicleta con motor

En países europeos como Holanda la bicicleta tradicional es uno de los principales sistemas de transporte urbano, un hecho facilitado por el paisaje plano imperante. Sin embargo, en España se prefiere usar vehículos a motor, como el coche o la motocicleta, bien porque nuestro territorio presenta más montañas y cuestas o bien por la falta de costumbre de desplazarse pedaleando. En este contexto, la irrupción en el mercado de la versión eléctrica puede ayudar a expandir el uso de la bicicleta y a reducir el ruido y la contaminación en nuestras ciudades.

Desde el punto de vista estético, una bicicleta eléctrica presenta el mismo aspecto que una tradicional. La única diferencia estriba en un pequeño motor -colocado en el eje trasero- que sólo funciona cuando se pedalea y que se alimenta a partir de unas baterías, situadas debajo del sillín o en las valijas. Este motor ofrece una ventaja clara respecto a la bici tradicional porque permite que personas que no sean ciclistas o cicloturistas afronten con comodidad recorridos exigentes o con pendientes, sin necesidad de ningún entrenamiento, gracias a que el verdadero esfuerzo no lo realiza el ciclista.

Bicicleta con motor

“En China, donde la bicicleta es el medio de transporte más utilizado, se están pasando a los modelos eléctricos, y en Italia se han llegado a vender 100.000 unidades en un año”, relata sobre el incipiente éxito de la versión eléctrica Steen Sara, desde Tucano Bikes, empresa fabricante de este tipo de vehículos. Detrás de esta nueva moda, se encuentra un factor tecnológico, puesto que desde hace poco menos de dos años se han empezado a introducir las baterías de litio y modelos más ligeros realizados con aluminio, lo que ha supuesto mayor eficacia y unos “precios razonables”, según explica Antonio Guerín, director de la marca EcoBike.

Por tanto, las bicicletas eléctricas se suman a las opciones disponibles para personas que quieren desarrollar trayectos cortos y, además, ahorrarse dinero. Según Guerín, el gasto de electricidad de los motores de estos vehículos es de tan sólo 1 euro por cada 100 kilómetros,

“El gasto de electricidad de los motores de estos vehículos es de tan sólo 1 euro por cada 100 kilómetros”

lo que constituye un ahorro considerable respecto a la motocicleta o el coche. Utilizar este vehículo también significa olvidarse de trámites burocráticos porque tienen la misma consideración a efectos legales que las bicicletas de toda la vida y no precisan de permiso de conducir o seguro. Además, para esto último sirve el seguro de hogar, que también incluye la bicicleta eléctrica, y en caso de que se quiera una mayor protección se puede solicitar los seguros de las federaciones de ciclismo, que cuestan entre 50 y 60 euros.

Usuarios y fabricantes de estos vehículos a motor aseguran que las ventajas que ofrecen las bicicletas eléctricas son muchas: más allá de la posibilidad de trasladarse de un lugar a otro sin realizar ningún esfuerzo físico, lo que hace que sea muy atractivo para las personas con alguna lesión o incapacidad, destaca su sencillo cuidado. Así, después de dar un paseo, se puede sacar la batería y cargarla cómodamente en cualquier enchufe de la casa, un proceso -similar al que se realiza con el teléfono móvil- que tarda como media 6 ó 7 horas y se puede efectuar por las noches para tener preparada la bici al día siguiente. Por otro lado, el peso de los modelos es menor, hasta convertirse en vehículos realmente portátiles -incluso existen versiones plegables- que se pueden transportar fácilmente a los domicilios.

Estos factores y unos precios que arrancan en los 350 euros han hecho de la bicicleta eléctrica una buena alternativa para realizar trayectos cortos en la ciudad o en el campo, acudir al trabajo o hacer recados, gracias a una autonomía que ronda los 50-60 kilómetros.

Mantenimiento y funcionamiento de las bicicletas eléctricas

El uso de la bicicleta eléctrica es sencillo. Con una llave se acciona el motor, cuya potencia oscila entre 180 y 250 vatios, y basta con pedalear para mantenerlo en funcionamiento. En caso contrario se detendrá. El usuario es quien decide la forma en que lleva la bicicleta, porque puede realizar un paseo tranquilo mientras el motor le lleva hasta los 25 kilómetros por hora o avanzar más rápido si decide pedalear con más cadencia. La ayuda que brinda el motor al ciclista recibe el nombre de pedaleo asistido. Además, estos vehículos, que pueden tener el aspecto de una bici de paseo o de montaña, cuentan con un sistema de cambio de desarrollos, mediante el que se puede seleccionar la distancia que se recorrerá en cada pedalada, de forma idéntica al de las tradicionales.

Pero, una vez en marcha, ¿hasta dónde se puede llegar con el pequeño motor que disponen? Guerín explica que la autonomía depende del estado de carga que presente la batería y de la energía que pueda acumular. Las baterías tienen un comportamiento diferente según de qué material estén compuestas:

  • Baterías de plomo: Es la tecnología más antigua, aunque todavía se mantiene porque proporcionan más autonomía. Son más baratas -entre 100 y 120 euros-, también más pesadas y sólo duran un año por término medio.
  • Baterías de níquel: Más caras que las de plomo -entre 150 y 300 euros-, con menos autonomía, pero, a cambio, duran entre 3 y 4 años. Se recomienda descargarlas completamente una vez al mes para evitar el efecto memoria, el fenómeno por el que pierden capacidad al realizar ciclos de carga irregulares, y que resta autonomía a la bicicleta.
  • Baterías de litio: Al igual que las de níquel también duran alrededor de tres años, aunque se trata de la alternativa más costosa -entre 300 y 400 euros- y, según Guerín, de la “apuesta lógica”. “Presenta dos ventajas, tiene algo menos de ‘efecto memoria’ y su peso es más reducido que las de níquel”, aduce. El hecho de que tanto las baterías de litio como las de níquel sean más ligeras provoca que se incremente la autonomía de las bicicletas hasta equipararla con la que ofrecen las de plomo.

Los recambios son importantes

El usuario debe tener en cuenta los recambios que ofrezca la tienda donde adquiera la bicicleta eléctrica, porque algunos -los relacionados con la batería, por ejemplo- no se encuentran en las tiendas tradicionales. Por eso, según recalca Sara, las tiendas “deben tener un stock para atender las necesidades que surjan”. Por otro lado, los motores de las bicicletas eléctricas son sencillos y no requieren de ningún cuidado especial. Como cualquier otra bicicleta, los modelos eléctricos necesitan un mantenimiento sencillo -limpiar, engrasar, etc.- que puede suponer un ahorro para el usuario si aprende cómo hacerlo.

Comprar bicicletas eléctricas

Estos vehículos se encuentran en las tiendas de bicicletas tradicionales o en grandes superficies y algunos de los establecimientos ofrecen una posibilidad interesante: alquilar las bicicletas para que el cliente compruebe sus prestaciones. Si después la persona decide adquirir una, devuelven el dinero cobrado por el alquiler.

Los precios dependen de las prestaciones que ofrezca la bicicleta, pero se pueden encontrar modelos desde los 350 euros, un precio incluso más barato que el de las tradicionales o las de montaña. “En el precio final influye el tipo de cuadro -si es de acero o aluminio-, el tipo de motor y el tipo de batería.

“En el precio final influye el tipo de cuadro -si es de acero o aluminio-, el tipo de motor y el tipo de batería”

La batería de plomo junto con el chasis de acero conforman la alternativa más barata, aunque se presenta el inconveniente de manejar una bicicleta que pesa unos 40 kilogramos y que no es tan útil en subidas o si se tiene que guardar el vehículo en casa”, detalla Guerín.

En el lado opuesto, las bicicletas que presentan cuadros de aluminio y baterías de litio o de níquel pueden rondar los 1.000 euros. Este experto afirma que las ventajas estriban en el ahorro de peso, que se queda entre 16 y 25 kilogramos y en la mayor duración de las baterías.

Por otra parte, Sara recuerda que “el consumidor debe cerciorarse de la fiabilidad de la empresa que vende, porque existen compañías piratas que ofrecen bicicletas no homologadas, cuyas características realmente corresponden a un juguete”.

Otra opción que ofrece el mercado es la que permite disfrutar de las ventajas de la bicicleta eléctrica sin tener que adquirirla. Esto se consigue convirtiendo la bicicleta de toda la vida en eléctrica, añadiendo un motor y unas baterías. Diversos fabricantes venden kits para cumplir con esta función.

¿Bicicletas ecológicas?

La bicicleta eléctrica presenta un inconveniente: gasta energía. Por tanto, los ecologistas denuncian que mientras las fuentes energéticas sean las actuales, se sigue contaminando el medio ambiente

Los ecologistas denuncian que mientras las fuentes energéticas sean las actuales, se sigue contaminando el medio ambiente

. “El problema del motor eléctrico radica en que la electricidad es mayoritariamente energía sucia, no renovable por su origen. Varía con los años, pero aproximadamente el 80% de la electricidad en España se obtiene a partir de fuentes no renovables”, afirma José Luis García, responsable de energía de Greenpeace.

No obstante, en Greenpeace sí valoran que la bicicleta eléctrica “puede ser una aportación positiva en la medida en que sirva para que haya un mayor uso de la bicicleta tradicional” y reconocen que se “contamina menos” desde el punto ambiental que con el uso del coche o de la motocicleta. García se fija concretamente en las baterías y recomienda las de litio, “las más aceptables desde el punto de vista ecológico”, ante los efectos más negativos que tienen las de plomo y níquel.

Respecto a la controversia sobre la diferencia entre las bicicletas eléctricas y las motocicletas, García afirma con rotundidad que realmente son motos, “porque si llevan motor no les puede llamar bicicletas”. Sin embargo, el diseño, prácticamente idéntico al de una bicicleta tradicional y la potencia marcan la diferencia respecto a las motos. Mientras una moto puede superar holgadamente los 50 kilómetos por hora, los motores de las bicicletas eléctricas se diseñan para desconectarse cuando se alcanzan los 25 kilómetros por hora y, por otra parte, no hacen ruido, porque no tienen ningún proceso de combustión. “Son totalmente silenciosas, nada que ver con la moto, la persona pedalea con normalidad, aunque con menos esfuerzo -incluso las he visto subiendo puertos y me adelantaban- y abultan poco más que una bici. El único inconveniente es el precio”, relata Karmele Goikolea.

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