Ciudades sin coches

Cada vez más ciudades reducen o eliminan el uso de vehículos privados, conscientes de los perjuicios de este sistema de transporte
Por Alex Fernández Muerza 30 de junio de 2009
Img campana

Ciudades colapsadas por el tráfico, ruido, contaminación, consumo energético… Cada vez más ciudadanos, expertos y responsables institucionales se muestran convencidos de las ventajas de reducir o eliminar el uso del vehículo privado. Muestra de ello son los numerosos colectivos en todo el mundo que defienden la idea de las “ciudades sin coches” y las instituciones locales que crean zonas urbanas “libres de coches”.

Por qué hay que evitar el uso del coche

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Los expertos en diseño urbanístico destacan que el crecimiento de las ciudades ha ido emparejado al uso del vehículo privado, de tal manera que se ha convertido en un medio de transporte prioritario e imprescindible. Por ello, caminar, andar en bicicleta o utilizar medios de transporte público en una ciudad no es una tarea sencilla.

La dependencia que ha originado este vehículo es tal que muchas personas lo utilizan incluso para trayectos cortos: el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) calcula que los viajes en coche para distancias menores de tres kilómetros representan aproximadamente la mitad de los desplazamientos totales diarios. Los responsables del IDAE afirman que si estos viajes se realizaran en transporte público se podría lograr un ahorro energético del 60%.

En la actualidad más de la mitad de las emisiones contaminantes son originadas por los vehículos por carretera

Los expertos recuerdan también los inconvenientes medioambientales de este modelo de movilidad. La contaminación del aire, ya sea en forma partículas en suspensión y gases nocivos, como óxidos de nitrógeno o gases de efecto invernadero, es una de las más evidentes. Se estima que en la actualidad más de la mitad de las emisiones contaminantes son originadas por los vehículos por carretera. Y respirar un aire contaminado puede resultar letal: el Ministerio de Medio Ambiente (MARM) ha afirmado que en España mueren al año unas 16.000 personas a causa de la “mala calidad del aire en las ciudades”.

El embotellamiento del tráfico o el ruido afectan también al medio ambiente y la salud de los ciudadanos. Asimismo, los vehículos actuales perpetúan el modelo energético basado en los combustibles fósiles, con los consiguientes problemas económicos y medioambientales.

Los detractores del vehículo privado aseguran también que ha provocado diversos problemas sociales y estéticos, ya que los ciudadanos han perdido el espacio de la calle, lo cual ha afectado a las relaciones sociales y a integración de las comunidades. Y, por supuesto, no olvidan las miles de personas que mueren o resultan heridas cada año como consecuencia de utilizar el coche, o los problemas para la salud que produce un estilo de vida sedentario basado en el desplazamiento a cuatro ruedas.

Por otra parte, razonan, constituye un peligroso modelo, especialmente para los países en desarrollo: si los más de 4.000 millones de personas de estos países imitasen por ejemplo el estilo de vida estadounidense, las consecuencias económicas, sociales y medioambientales serían insostenibles.

Movimientos de «Ciudades sin coches»

La crisis del petróleo de 1973 supuso un acicate para cuestionar el modelo de movilidad urbana basada en el coche privado, y se empezaron a gestar diversos movimientos y organizaciones. En este sentido, se empezó a celebrar el “Día sin coches”, o la prohibición en algunas ciudades del tráfico en domingo, pero la superación de la crisis petrolífera dejó en un segundo plano a este tipo de iniciativas. No obstante, a partir de mediados de los 80, el crecimiento de la conciencia ecológica y en favor de las bicicletas permite que la idea vuelva a cobrar fuerza.

/imgs/2008/06/enbici01.jpgEn este sentido, se pueden encontrar movimientos muy diversos a lo largo de todo el mundo. Por ejemplo, Reino Unido, uno de los países más activos, cuenta con organizaciones como la “Environmental Transport Association” (Asociación para el Transporte Ecológico), la “Campaign for Better Transport” (Campaña para un Mejor Transporte), la “Car Free Walks” (Organización de peatones sin coches), la “Road protests” (La carretera protesta), la “Reclaim the Streets” (Reclamando las calles), etc.

Asimismo, se han creado diversas redes internacionales de colectivos que proponen una nueva movilidad urbana, como el “World Car Free Days Consortium”, que organiza conferencias (Toledo fue en 1994 la sede de una de ellas) y días sin coches; la “World Carfree Network”, que ofrece apoyo a las entidades locales que quieran adherirse al movimiento “Car Free”; o la “New Mobility Agenda” (Agenda de la Nueva Movilidad), una iniciativa creada en 1988 para el desarrollo de ideas y proyectos en el campo del transporte urbano. Incluso hay una revista, “Car busters”, dirigida a las personas que no quieren utilizar el coche privado.

Una ciudad sin coches puede ser entre tres y cinco veces menos costosa que otra basada en el automóvil privado

Por su parte, las instituciones están cada vez más concienciadas de la idea de sustituir el transporte privado por el público o de potenciar el uso de la bicicleta. Por ejemplo, un informe de la Comisión Europea señalaba en 1995 la necesidad de impulsar políticas basadas en este sentido, y proponía a partir del año 2000 “la semana europea de la movilidad”. Por su parte, un informe impulsado por el Comisario Europeo de Medio Ambiente demostraba con datos que una ciudad sin coches puede ser entre tres y cinco veces menos costosa que otra basada en el automóvil privado. En España, el MARM y el IDAE, así como las instituciones locales, coordinan diferentes actividades de movilidad sostenible y días sin coche.

No obstante, a pesar de los avances, los expertos en movilidad urbana recuerdan que todavía queda mucho trabajo por realizar. El coche sigue siendo el rey, y será necesario el esfuerzo conjunto de toda la sociedad para destronarlo más allá de actuaciones en zonas puntuales. Por ejemplo, se critica que muchos de estos movimientos sociales e institucionales no tengan el suficiente apoyo o que no supongan decisiones vinculantes, sino que se trate de iniciativas voluntarias.

Cómo crear ciudades sin coches

Los expertos subrayan que para conseguir eliminar o reducir los coches de una ciudad es necesario no sólo el esfuerzo conjunto de instituciones y ciudadanos, sino también un diseño urbanístico adecuado, en el que la prioridad no sean los coches, sino las personas.

/imgs/2009/03/bicing001.jpgEl libro de J.H. Crawford, “Carfree Cities” propone seguir una guía teórica, tanto a pequeños municipios como a grandes ciudades con millones de habitantes. Para ello, Crawford ofrece diversos diseños para cubrir las necesidades de transporte de sus habitantes y ahorrar en el consumo de energía.

El transporte público, según este experto, es en la actualidad una forma lenta y desagradable de movilidad en comparación con el coche. Por ello, los ciudadanos no lo utilizan masivamente. Para lograr que el transporte público sea más rápido, económico y sencillo, se debería optar por un diseño que combine eficientemente todas las posibilidades, de manera que sea posible llegar a cualquier punto de la ciudad en menos de una hora sin necesidad de transbordos. Las zonas verdes, los caminos peatones y carriles bici son también otra forma de descongestionar la ciudad. Crawford propone también ciudades con edificios de cuatro pisos para optimizar los recursos y las distancias, y un sistema de transporte económico y ligero de mercancías para evitar que los grandes camiones transiten el centro de las ciudades.

El transporte público debería hacer posible llegar a cualquier punto de la ciudad en menos de una hora sin necesidad de transbordos

Los expertos en urbanismo también señalan que los ciudadanos tienen que cambiar la mentalidad de ir en coche para todo, incluso para distancias cortas, o el modelo de “un vehículo por persona”. Los sistemas de compartir coche y garaje, el teletrabajo, la inclusión de comercios, oficinas y locales de ocio en zonas residenciales, o la creación de zonas ecoturísticas sin vehículos pueden ser posibles soluciones.

Por su parte, estas zonas libres de coche tienen que contar con diversas comodidades para que a sus residentes les compense prescindir del coche. Una red de transporte público eficaz y económica, amplios espacios verdes y áreas libres de contaminación y ruidos o viviendas ecológicas de calidad pueden ser algunas de estas ventajas.

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