Los gorilas del Congo ven amenazada su existencia por el ébola. Un equipo de biólogos españoles, dirigido por la primatóloga Magdalena Bermejo, alerta de que la variante «Zaire» del virus de la fiebre hemorrágica ha acabado en cinco años con 5.500 gorilas que vivían en unos 2.700 kilómetros cuadrados de selva tropical en la República del Congo.
Bermejo trabaja en el santuario de Lossi, al noroeste del Congo, desde 1995. «Hemos acostumbrado a los gorilas a nuestra presencia y, en 2002, habíamos identificado diez grupos compuestos por 143 individuos», escriben los biólogos españoles en «Science». Tras un estallido del ébola «Zaire», los primatólogos constataron, entre octubre de 2002 y enero de 2003, que habían muerto 130 de los 143 gorilas, el 91%. En septiembre de 2003, empezaron a trabajar con otros siete nuevos grupos de animales del santuario a los que controlaban cada dos semanas. Un nuevo brote de la enfermedad acabó con 91 de los 95 individuos entre octubre de 2003 y enero de 2004. Doce de los cuerpos fueron examinados en el laboratorio y en nueve se hallaron rastros del ébola «Zaire».
La distribución de los animales muertos sugirió a los autores que un río que discurre de sur a norte podía estar haciendo de barrera natural a la expansión del virus. Así fue. Mientras existan ese tipo de barreras, habrá esperanza para los grandes simios. «Si la superficie afectada por el virus fuera el 100% del territorio de los gorilas, habría riesgo de extinción. Por ahora, se trata de una zona no muy grande de la selva tropical».
El reto consiste ahora en poner barreras artificiales al avance de un virus para el que, de momento, no hay cura ni vacuna en humanos. Las pruebas en laboratorio han demostrado que al menos cinco posibles vacunas para personas protegen a los simios de la infección.
No se trataría de emprender una vacunación masiva -algo imposible en animales en estado salvaje-, sino de inmunizar contra el virus a las poblaciones que estuvieran en la frontera entre las regiones infectadas y las vírgenes. De ese modo, los propios gorilas constituirían una barrera natural contra la expansión del ébola «Zaire».