El número de zonas costeras «muertas» crece a un ritmo del 5% por año

Los crustáceos y los peces son los grupos más sensibles, frente a los bivalvos, las medusas, las anémonas y los gusanos
Por EROSKI Consumer 4 de octubre de 2008

Se consideran zonas costeras «muertas» aquellas que pierden gran parte de sus recursos vivos por la caída de la concentración de oxígeno en las aguas marinas, un fenómeno conocido como hipoxia. Pues bien, estas zonas crecen a un ritmo del 5% anual, lo que supone un riesgo de colapso de la biodiversidad marina mucho mayor de lo que la comunidad científica creía hasta ahora, según han concluido investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Carlos Duarte y Raquel Vaquer afirman que la hipoxia es la mayor amenaza para la biodiversidad marina del planeta. «Prevemos que el ritmo de expansión de las zonas que sufren hipoxia se acelere debido al efecto del calentamiento global y la eutrofización: un aporte excesivo de nutrientes y materia orgánica que produce el crecimiento de algas. Al caer al fondo y descomponerse, estas algas producen la disminución del oxígeno disuelto, lo que produce hipoxia y anoxia, la falta total de oxígeno», explica Vaquer.

El trabajo de estos expertos, publicado en la revista «Proceedings» de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense (PNAS, sus siglas en inglés), establece cuáles son los umbrales de concentración de oxígeno por debajo de los cuales se ven afectados distintos tipos de organismos. Más de la mitad de las especies estudiadas sufren efectos negativos por debajo de dos miligramos de oxígeno por litro (mg O2/l), la medida que se adopta convencionalmente para diagnosticar las aguas como hipóxicas.

En cuanto a la mortalidad, dos de cada tres especies de organismos marinos verían reducida su población a la mitad con caídas de la concentración de oxígeno por encima de esos 2 mg O2/l. Los crustáceos y los peces son los grupos más sensibles, frente a los bivalvos, las medusas, las anémonas y los gusanos.

Nuevo límite

«La medida convencional del umbral de 2 mg O2/l se instauró sin una base científica sólida, cuando se detectaron fallos en la pesca de arrastre a finales de los años 80», señala Vaquer. El umbral de concentración de oxígeno que establece el estudio como límite de precaución que protegería, al menos, al 10% de las especies estudiadas es de 4,6 mg O2/l, más del doble que el actual.

Para llegar a esta conclusión, los científicos recopilaron más de 5.000 artículos sobre el tema con el objetivo de «reanalizar los datos de concentraciones de oxígeno con las que los organismos experimentan impactos, como la disminución en sus tasas de crecimiento y reproducción, el estrés fisiológico, la migración forzada, la reducción de su hábitat, el aumento de la vulnerabilidad a la depredación, la disrupción de sus ciclos vitales, y finalmente la muerte», explica Vaquer. Los resultados resumen 872 experimentos de un total de 206 especies marinas. «Estos organismos son, en general, mucho más sensibles a la caída de oxígeno de lo que se pensaba. Por ello, el número de ecosistemas costeros que sufren hipoxia es mucho mayor del que se consideraba hasta ahora, dado que en muchas zonas que no se habían diagnosticado como hipóxicas los organismos están sufriendo los efectos negativos de la falta de oxígeno», advierte la investigadora.

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