El vertido de fuel en el estrecho de Kerch, en el mar Negro, ha provocado la muerte de miles de aves, según las estimaciones dadas a conocer ayer por Greenpeace y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Las secuelas de esta «catástrofe ecológica» perdurarán durante 5 ó 10 años, advirtieron las citadas fuentes.
El director de la oficina rusa del WWF, Ígor Chetsin, señaló que las aves muertas podrían llegar hasta las 10.000, si bien apuntó que la mancha ha afectado a más de 30.000 ejemplares. Las aves muertas son mayoritariamente patos salvajes, gaviotas y cormoranes, que en bandadas de decenas de miles suelen escoger el mar Negro como escala antes de emigrar al sur de Europa para pasar al invierno. Asimismo, Chetsin informó del fallecimiento de dos delfines comunes debido a la mancha de fuel. «Desgraciadamente, en invierno los delfines se aproximan a la costa. Qué perjuicio causará la mancha de fuel al hábitat de esos cetáceos lo sabremos muy pronto», afirmó el miembro de WWF. Por lo que se refiere a los peces, la mayoría de especies muertas halladas por los centenares de voluntarios que participan en las labores de limpieza del fuel son boquerones y otros peces de pequeño tamaño.
«El impacto del vertido en el ecosistema dependerá en gran medida de la velocidad con la que se recoja el fuel. Por de pronto, debería prohibirse faenar en esta zona», advirtieron los ecologistas. En todo caso, añadió Chetsin, «las secuelas de la catástrofe permanecerán durante 5 ó 10 años». «No hay razones para ser optimista, aunque las labores de limpieza son efectivas», dijo.
Por su parte, el jefe del departamento de Toxicología de Greenpeace, Alexéi Kisiliov, coincidió con el WWF en que serán necesarios varios años para combatir las secuelas del vertido. «La única noticia positiva es que, según fuentes oficiales, en los próximos tres días serán limpiadas las playas de los restos del vertido», afirmó. Ambos ecologistas negaron comparaciones con el vertido causado por el naufragio del barco «Prestige», que zozobró frente a las costas gallegas en noviembre de 2002.