Greenpeace cuestiona la tecnología para capturar el CO2 y almacenarlo bajo tierra

Asegura que no ayudará a evitar el cambio climático, despilfarra energía, es arriesgada y resulta cara
Por EROSKI Consumer 8 de mayo de 2008

Bajo el título «Falsas esperanzas: por qué la captura y almacenamiento de carbono no salvará el clima», la organización Greenpeace ha presentado un informe que pone en cuestión la validez para la conservación medioambiental de la tecnología para capturar el CO2 procedente de las chimeneas de las centrales térmicas y almacenarlo en depósitos subterráneos.

«La captura y almacenamiento de carbono (CAC) no ayudará a evitar el cambio climático, despilfarra la energía, es arriesgada y cara», señaló Raquel Montón, responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace. «Enterrar el carbono es enterrar el dinero necesario para las verdaderas soluciones, como las renovables, y sepultar el futuro de las próximas generaciones», añadió a este respecto.

Plazos demasiado largos

El informe, basado según la ONG en estudios científicos independientes, afirma que esta tecnología «no ofrece una solución que evite a tiempo un cambio climático peligroso». Y es que, señala, no se prevé que la tecnología para capturar carbono esté disponible «antes de 2030, como muy pronto», mientras que las emisiones globales de gases de efecto invernadero «tienen que empezar a reducirse en 2015».

Greenpeace mantiene que dicha tecnología «despilfarra energía», ya que utiliza entre el 10% y el 40% de la energía producida por una central térmica. Así, se prevé que su adopción a gran escala «acabe con las ventajas en eficiencia conseguidas en los últimos 50 años y aumente en un tercio el consumo de recursos».

Riesgos

Los conservacionistas afirman además que el almacenamiento subterráneo de carbono es «arriesgado». «No es posible garantizar el almacenamiento seguro y permanente de CO2. Incluso unos niveles de fugas muy bajos podrían minar cualquier esfuerzo para mitigar el cambio climático», indicaron desde la organización.

Esta investigación también mantiene que la tecnología para capturar CO2 es «cara». Este método podría dar lugar a que «los costes de las centrales se duplicaran y a que el precio de la electricidad se incrementara entre un 21% y un 91%», apuntaron los ecologistas. «El dinero invertido en CAC alejará las inversiones de las soluciones sostenibles para el cambio climático», añadieron.

El estudio también afirma que la tecnología de CAC «entraña riesgos significativos en materia de responsabilidad civil», ya que representa una amenaza para la salud, los ecosistemas y el clima. «No queda clara la magnitud ni el alcance de la responsabilidad, ni quién se haría responsable de los daños», dijeron desde Greenpeace.

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