La central de Garoña se someterá a exhaustivas revisiones para decidir su futuro

El CSN inspeccionará los sistemas de funcionamiento, condiciones de explotación y mecanismos de seguridad
Por EROSKI Consumer 15 de febrero de 2007

La central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) se verá sometida en los dos próximos años a exhaustivas revisiones, claves para determinar su futuro y la concesión o no de una eventual prórroga de su licencia de explotación, que expira en 2009. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) inspeccionará los sistemas de funcionamiento, condiciones de explotación y mecanismos de seguridad de la que es la planta atómica en funcionamiento más antigua del país. Iberdrola y Endesa, propietarias de la central, han solicitado además el peritaje adicional de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA).

Carmen Martínez Ten, nueva presidenta del CSN, señaló ayer que Garoña será sometida de aquí al año 2009 a una especie de «gran ITV» por el organismo que dirige para determinar su estado después de casi cuatro décadas de funcionamiento. Será una inspección «en profundidad», de la cual dependerá la concesión o no del permiso gubernamental para seguir operando. Los dictámenes del CSN son vinculantes para el Ejecutivo, de modo que «si la central tiene problemas, no volverá a arrancar», advirtió.

En caso de que el veredicto fuera positivo, si Nuclenor (formada al 50% por Iberdrola y Endesa), gestora de la central, acomete las reformas e inversiones necesarias y subsana con garantías los episodios de agrietamiento y corrosión, «será el Gobierno el que tome la decisión», recordó Martínez Ten.

Nuclenor solicitó el pasado año una prórroga de su permiso de explotación por diez años, hasta 2019, y parece dispuesta a satisfacer cuantas exigencias le planteen los poderes públicos para que la central pueda seguir operativa. Por este motivo ha solicitado a la OIEA, el foro de Naciones Unidas para el uso pacífico de la energía nuclear, una auditoría complementaria de sus sistemas de seguridad, por la que ya han pasado otras centrales españolas, caso de Cofrentes (Valencia). El examen tendrá lugar previsiblemente a lo largo de 2008.

Tras el cierre de la nuclear de Almonacid de Zorita (Guadalajara), los grupos ecologistas presionan ahora para anticipar la clausura de la planta burgalesa, aquejada de grietas y corrosión en dispositivos de las barras de control de la vasija del reactor.

?Vieja antigualla?

Desde Ecologistas en Acción confían en que no se prolongue la vida de la nuclear de Garoña y que el Gobierno cumpla su compromiso de clausurarla en 2009, y ponga sobre la mesa a lo largo de este año un calendario de cierre de estas instalaciones.

?La central de Garoña es una vieja antigualla aquejada de numerosos problemas, el más grave de los cuales es la corrosión de algunos elementos fundamentales de su circuito primario. En particular, el barrilete, que es la pieza que sirve para mantener el combustible nuclear en su posición apropiada y que se encarga de distribuir el flujo de agua, está aquejado de tal problema, lo que supone que la central está funcionando en condiciones de seguridad degradadas?, asegura la organización conservacionista. ?Además del barrilete, las penetraciones por las que se introducen las barras de control en el núcleo del reactor también están aquejadas de dicho problema, lo que también implica una merma de la seguridad?, añade.

A juicio de los ecologistas, las reparaciones autorizadas por el CSN desde 1999, consistentes en soldar aros metálicos en el interior del barrilete y tapar las fugas de las penetraciones con mordazas, ?son claramente insuficientes? para garantizar la seguridad de la planta, porque, dicen, no evitan que la corrosión siga progresando y se podría producir una ruptura súbita de alguno de estos elementos con el reactor en marcha.

Otro aspecto a tener en cuenta es el agua usada para la refrigeración. Durante 2006 la temperatura del Ebro fue muy alta, fenómeno que se puede repetir en 2007. Esto motivará, según Ecologistas en Acción, que la central no pueda funcionar a plena potencia ?para no verter agua demasiado caliente al río, con los daños a la flora y la fauna que eso supone, o bien que haya que instalar una torre de enfriamiento, cuyo coste podría superar los 20.000 euros?. Además, advierte de que existe el problema del mejillón cebra -este bivalvo ya ha llegado a la altura de Garoña ascendiendo por el Ebro-, que podría taponar los sumideros.

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