La organización ecologista Greenpeace llevó ayer a los embajadores españoles en sus respectivas embajadas de París, Berlín, Santiago de Chile, Estocolmo, Nueva York y Washington criaturas abisales como el pez reloj anaranjado, el calamar de profundidad y varias especies de corales para pedir su protección frente a los arrastreros de profundidad.
Se calcula que entre 500.000 y 10 millones de especies habitan los fondos marinos, que hasta hace 20 años eran el refugio oculto de una biodiversidad más rica que la de los bosques tropicales. La industria pesquera desarrolló entonces la tecnología que le ha permitido alcanzar algunas de las zonas más recónditas de estas aguas internacionales.
Greenpeace recuerda que científicos, numerosos gobiernos y la comunidad medioambiental reconocen que el arrastre de profundidad es el método de pesca más destructivo en uso. Según un estudio publicado recientemente por la revista «Science», las pesquerías comerciales podrían desaparecer para el año 2048 si la pesca industrial continúa al ritmo actual.
Moratoria
Precisamente, la sede de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York acoge estos días una reunión donde se determinará el establecimiento o no de una moratoria sobre la pesca de arrastre de profundidad en alta mar.
«Los gobiernos de todo el mundo tienen la oportunidad de tomar una decisión histórica en materia de protección de hábitats marinos», declaró Karen Sack, consejera política de Océanos de Greenpeace Internacional, quien está siguiendo las negociaciones en Nueva York. Una moratoria sobre este tipo de pesca «proporcionaría a la comunidad científica tiempo para evaluar la biodiversidad de estas áreas y a los gobiernos la oportunidad de desarrollar medidas de regulación efectivas y a largo plazo», añadió Sack.
En la actualidad son 11 los países que poseen flotas arrastreras de profundidad en alta mar: Dinamarca/Islas Faroe, España, Estonia, Islandia, Japón, Letonia, Lituania, Nueva Zelanda, Noruega, Portugal y Rusia.
«España, con 55 barcos operativos, posee la mayor flota. Actuando en interés de esos barcos, el Gobierno español está obstaculizando las negociaciones en Naciones Unidas esta semana», asegura María José Caballero, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace en nuestro país.