Nairobi acoge desde hoy a representantes de 194 países para debatir, en el marco de las Naciones Unidas (ONU), el futuro del régimen internacional de lucha contra el cambio climático. Hasta el día 17, la capital de Kenia será el escenario de una convocatoria en la que se espera que se produzcan avances importantes que garanticen un acuerdo global en la materia más allá de la fecha tope del Protocolo de Kioto: 2012.
Ese año terminará el primer periodo de verificación -2008 a 2012- de los objetivos de reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) que establece el acuerdo de la ciudad nipona, ratificado por 160 países. En vigor desde febrero del año pasado, se trata del primer tratado internacional en establecer objetivos medioambientales de obligado cumplimiento. La reunión de Nairobi supone la duodécima conferencia de las partes -189 firmantes, incluido EE.UU., y cinco observadores- de esta convención.
En Kioto, los países industrializados se comprometieron a una reducción global de emisiones de un 5% con respecto a los niveles de 1990, una cifra considerada insuficiente para evitar un aumento de las temperaturas superior a dos grados centígrados en este siglo, el límite que la gran mayoría de la comunidad científica y la Unión Europea (UE) recomiendan no rebasar.
La reunión tiene lugar tras conocerse nuevos datos que apuntan a un empeoramiento del problema -como indicaba el informe publicado por el Gobierno británico el pasado 30 de octubre-, que constatan el incumplimiento de los compromisos asumidos por los países ricos, que han visto cómo sus emisiones crecían un 11% en el periodo 1990-2004.
Según diversas fuentes consultadas, el objetivo esta vez es avanzar en cuestiones como los mercados de emisiones de carbono, los fondos de ayuda a los países en desarrollo, el intercambio de tecnologías limpias por derechos de emisión y la posibilidad de alcanzar compromisos voluntarios en materia de deforestación.
Además, se tratará de sumar de alguna manera a EE.UU., país responsable de casi el 30% de las emisiones mundiales, que firmó el protocolo en 1998 bajo la Administración Clinton, pero que, tras la llegada de George W. Bush a la presidencia, nunca se ha planteado su ratificación.