Entrevista

Sebastian Winkler, vicepresidente de Global Footprint Network

La humanidad demanda un 60% más de lo que la Tierra puede renovar
Por Alex Fernández Muerza 18 de septiembre de 2015
Img sebastian winkler list

Si los recursos disponibles del planeta se distribuyeran a lo largo de un año, la humanidad los habría consumido el 13 de agosto. Es el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra o Sobregiro Ecológico, calculado por la Global Footprint Network (GFN), una ONG con sede en Ginebra (Suiza) y California (EE.UU.), conocida mundialmente por calcular la huella ecológica. Su vicepresidente, Sebastian Winkler, destaca que cada vez antes se llega a esta fecha límite: en el año 2000 se producía a principios de octubre. La huella de carbono, generada por el consumo de combustibles fósiles, tiene cada vez más peso en dicha fecha límite. A pesar de ello, Winkler recuerda que estamos a tiempo de no llevar a la naturaleza a una situación extrema, y para ello los consumidores son muy importantes.

El Día de la Sobrecapacidad de la Tierra se produce cada vez antes. ¿A qué es debido?

Esta fecha ha pasado de principios de octubre en el 2000 a 13 de agosto este año. A nivel mundial, la humanidad demanda un 60% más de lo que el planeta puede renovar. Es como usar 1,6 Tierras, agotando lo que tenemos con deforestación, pérdida de las aguas subterráneas, disminución de la pesca, acumulación de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, etc. La huella de carbono constituye alrededor del 54% de la huella ecológica. En países muy dependientes del combustible fósil muy dependientes, el porcentaje es aún mayor: EE.UU. 67%, Alemania 56%, Corea del Sur 66%, España 47%.

¿Cómo ha crecido la huella de carbono?

“La huella de carbono de la humanidad se ha duplicado desde 1970”
La huella de carbono de la humanidad se ha duplicado desde 1970, año en el que el planeta entró en sobrecapacidad o sobregiro ecológico. Sigue siendo el componente de más rápido crecimiento de la cada vez mayor brecha entre huella ecológica y la biocapacidad planetaria.

¿Qué sería necesario para reducir este tipo de huella?

El acuerdo global para eliminar gradualmente los combustibles fósiles, que se discute en todo el mundo antes de la Cumbre del Clima en París, ayudaría de forma significativa a frenar el crecimiento constante de la huella ecológica y, eventualmente, a reducirla. Suponiendo que las emisiones globales de carbono se reducen en al menos un 30% por debajo de los niveles actuales para 2030, según el escenario sugerido por el Panel Intergubernamental de Naciones Unidas para el Cambio Climático (IPCC), el Día Mundial de la Sobrecapacidad o del Sobregiro ecológico podría trasladarse de nuevo al 16 de septiembre de 2030 (suponiendo que el resto de la huella continuaría expandiéndose al ritmo actual).

¿Es factible?

No es imposible. De hecho, Dinamarca ha reducido sus emisiones en las últimas dos décadas a este ritmo. Si el mundo hubiera hecho lo mismo (aunque no cambiara el resto de la huella ecológica), el Día Mundial de la Sobrecapacidad sería el 3 de octubre de este año. Esto no quiere decir que Dinamarca ha alcanzado una huella ecológica sostenible. La humanidad necesitaría los recursos de casi tres planetas si todos vivieran como los daneses, lo cual movería el Día Mundial de la Sobrecapacidad al 8 de mayo.

¿En qué situación se encuentra España?

“Los españoles necesitan 2,3 Españas para mantener su consumo”
Si todos los habitantes del mundo consumieran como los españoles el Día de Sobregiro Ecológico de la Tierra sería el 3 de julio. En el Día Nacional del Sobreriego los españoles han consumido el agua que su país les produce el 8 de junio. En otras palabras, necesitan dos planetas para vivir o 2,3 Españas para mantener su consumo en equilibrio con la biocapacidad de su país.

En las jornadas posteriores al Día de la Sobrecapacidad, ¿cómo se consigue consumir unos recursos que en teoría se han gastado?

Es importante entender la diferencia entre existencias y flujos. La biocapacidad se renueva cada año, pero no es suficiente para la humanidad y, entonces, consumimos nuestras existencias hasta que se agotan. La pesquería es un buen ejemplo. Sería como gastar más de lo que se tiene utilizando la tarjeta de crédito, algo que a la larga tiene consecuencias negativas.

Usted también destaca la diferencia entre países.

Sí, los países están desigualmente afectados. El 86% de la población mundial vive en países que exigen más de lo que sus ecosistemas pueden renovar. El 72% de la población mundial, ¡casi tres cuartas partes!, vive en países con menos de la media de ingresos mundiales y con déficits de biocapacidad. Se puede hablar de los próximos Objetivos de Desarrollo Sostenible y de cómo podemos medir la sostenibilidad mediante la combinación de la huella ecológica con el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la ONU. Algunos países necesitan aumentar su huella ecológica y su IDH para asegurar que su población viva bien, pero tienen que hacerlo dentro de los medios que procura la naturaleza.

¿Cómo se calcula el Día de la Sobrecapacidad?

“Los consumidores son muy importantes para reducir la huella ecológica”
La GFN mide la demanda de los recursos del planeta (huella ecológica) y la compara con la habilidad de la naturaleza para proveer dicha demanda (biocapacidad). A medida que la demanda por los recursos aumenta, menos áreas productivas están disponibles para absorber el CO2 de combustibles fósiles, que se acumulan en la atmósfera. El Día del Sobregiro Ecológico marca la fecha en que la demanda de recursos excede la capacidad del planeta para regenerase en ese determinado año. Tenemos 7.000 datos por país y año para medir la biocapacidad y la huella ecológica.

¿Hasta qué punto son importantes los ciudadanos como consumidores?

¡Los consumidores son muy importantes! La producción y el consumo son importantes para reducir la huella ecológica. Hacemos avances en la producción, con sistemas más eficientes de energía, reciclaje, etc. pero en el consumo es mas difícil cambiar nuestros hábitos.

¿Qué podemos hacer los consumidores para reducir nuestro impacto?

Además de la energía, los alimentos, lo que comemos y cómo lo producimos son fundamentales. Por ejemplo, si siguiéramos una dieta mediterránea adaptada a nuestro medio ambiente, la huella ecológica sería mucho más baja. Conseguir unas ciudades más sostenibles, donde se espera que el 80% de la población mundial vivirá en 2050, es también básico.

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