Entrevista

Toni Pou, expedición científica Amundsen al Ártico

El Ártico se podría quedar sin hielo en 2030 o incluso antes
Por Alex Fernández Muerza 16 de agosto de 2008
Img amundsen
Imagen: CONSUMER EROSKI

El físico y periodista Toni Pou (1977, El Masnou, Barcelona) ha pasado casi un mes en el ártico canadiense a bordo del Amundsen, un rompehielos de investigación oceanográfica. Tras ser seleccionado junto a catorce periodistas de todo el mundo por la Federación Mundial de Periodistas Científicos, Pou ha compartido la experiencia de vivir la actividad investigadora y vital de sus tripulantes. En concreto, la misión del Amundsen, dentro del proyecto Circumpolar Flaw Lead System Study del Año Polar Internacional, es conocer mejor el ecosistema del Océano Ártico, una de las zonas más sensibles del planeta y con gran influencia en el clima global, por lo que su estudio puede ser esencial para aportar más información sobre el cambio climático.

¿Qué es lo que más le ha impactado de su viaje?

En el Ártico hay muchos animales, más de los que parece, capaces de vivir en estas condiciones extremas, y también personas
El paisaje y la gente que vive en él. El paisaje impacta porque te encuentras en medio de una enormidad aparentemente vacía, fría y silenciosa, permanentemente iluminada por la luz mágica del sol de medianoche, y poco a poco descubres que no está tan vacía: hay muchos animales, más de los que parece, capaces de vivir en estas condiciones extremas, y también personas. El contacto con los inuit, cuyo estilo de vida tradicional basado en la caza y la pesca se está perdiendo, y observar lo duras y difíciles que son sus vidas me ha impresionado profundamente.

¿Cómo es la vida en un barco rodeado de hielo y con luz del sol casi todo el día?

Para los científicos es muy intensa. Se trabaja prácticamente las 24 horas del día y es muy cansado. Habitualmente no se duermen ocho horas seguidas sino que se duerme a ratos y cuando se puede, porque lo más importante son las medidas y su análisis. Es como un microcosmos con su propio ritmo marcado por la actividad científica y una sensación muy particular del tiempo. Además, el hecho de que, por ejemplo, a las tres de la madrugada el sol luzca en el cielo todavía contribuye más a la desorientación y a la pérdida de la noción del tiempo.

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¿Para qué sirve mandar una expedición científica al Ártico?

En el Amundsen se trabaja prácticamente las 24 horas del día y se duerme a ratos
Los polos son unas de las zonas más sensibles del planeta y tienen una gran influencia en el clima global. Por ello es importante saber cómo están cambiando y de qué manera pueden afectar al resto del planeta.

¿Y cómo lo están afectando?

Los científicos constatan que el cambio climático se nota más en el Ártico que en cualquier otra zona del planeta. Los estudios realizados durante los últimos años han encontrado que la temperatura del agua aumenta y que la cubierta de hielo cada vez es menor. Además, este proceso se está acelerando y cada vez es más rápido. Hace unos pocos años, los modelos predecían que en 2050 el Ártico se podría quedar sin hielo. Los últimos modelos apuestan más bien por 2030 o incluso antes.

A este respecto, recientemente se conocía que el glaciar Perito Moreno se ha roto en el invierno austral por primera vez desde 1917. ¿Es una señal del cambio climático como se ha llegado a afirmar?

Los polos son unas de las zonas más sensibles del planeta y tienen una gran influencia en el clima global
Es evidente que si un glaciar como el Perito Moreno se rompe es por alguna razón. Sin embargo, inferir a partir de un hecho puntual que el clima está cambiando es un poco precipitado. El clima es un concepto global que se extiende en el espacio y en el tiempo. Para afirmar que el clima está cambiando hay que estudiar muchos puntos del planeta durante tiempos muy largos, del orden de 30 años. Estos estudios ya se han hecho y han concluido que el clima está cambiando. Y son fiables porque se basan en una gran cantidad de datos tomados durante mucho tiempo y no en un hecho puntual: la temperatura del planeta tiende a aumentar, al menos a corto y medio plazo.

Curiosamente, algunos expertos alertan de que el calentamiento global podría afectar a las corrientes oceánicas, lo que podría provocar una nueva era glaciar.

Es cierto que con el calentamiento global el casquete de hielo ártico podría fundirse completamente. El aporte de agua dulce resultante podría afectar las corrientes oceánicas que regulan el clima global, como por ejemplo la que transporta agua cálida de las zonas ecuatoriales hacia el norte del Atlántico. Si disminuye la intensidad de esta corriente, se dejaría de transportar calor de la zona ecuatorial y tropical hacia latitudes más altas y moderadas y podrían bajar las temperaturas en estas últimas latitudes, mientras que las temperaturas en las zonas tropicales podrían aumentar.

De todas formas, llamar a este proceso nueva glaciación es un tanto impreciso, porque se trata de una redistribución del exceso de energía acumulada debido al calentamiento global, que implicaría un descenso de temperatura en algunas zonas y un aumento en otras. Además, este proceso es “sólo” una posibilidad. Hay tantas variables en juego que no se puede predecir exactamente lo que puede pasar en el futuro. Por tanto, hay que continuar tomando medidas y profundizar en la evolución pasada del clima global para perfeccionar los modelos de predicción.

Por ello, entre otros aspectos, algunos expertos cuestionan el origen antropogénico del cambio climático, o por lo menos, los efectos catastróficos apuntados por algunas predicciones.

Inferir a partir de la ruptura del glaciar Perito Moreno que el clima está cambiando es un poco precipitado
Es cierto que el clima varía espontáneamente, pero el ritmo de la variación actual es mucho más alto que los cambios en el pasado. Como consecuencia de la utilización de combustibles fósiles, en los últimos 150 años se ha producido un aumento de gases de efecto invernadero en la atmósfera que durante los cambios del pasado sucedía en un plazo de 10.000 años. La consecuencia de ello es un aumento de la temperatura del planeta. Estos datos son una indicación muy fuerte de que la actividad humana tiene influencia en el clima global.

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Los expertos también destacan la importancia de los polos como bioindicador de la contaminación. ¿Qué indican los análisis?

Durante los últimos años se ha detectado, tanto en el aire como en el agua y el hielo, la presencia de contaminantes como los HCH, el ingrediente principal del pesticida más utilizado en el mundo durante los años 70 y 80, que ha llegado al Ártico gracias a la circulación atmosférica. Actualmente este producto está prohibido por su elevada toxicidad, pero en su momento se utilizaron casi siete millones de toneladas, diez mil de las cuales se encuentran ahora en las regiones polares del planeta. Los HCH son cancerígenos y pueden afectar los sistemas nervioso y hormonal. Además, cuando entran en la cadena alimentaria a través del fitoplancton no se eliminan sino que se van acumulando. Algunos estudios sanitarios realizados en el norte de Canadá han detectado ya HCH en la leche materna de las madres inuit.

El Año Polar Internacional nos recuerda la importancia de conservar estas zonas del planeta. ¿Están suficientemente protegidas?

Hay que continuar tomando medidas y profundizar en la evolución pasada del clima global para perfeccionar los modelos de predicción
Hay moratorias que protegen a las ballenas y a los osos polares, pero por lo que respecta al territorio, la protección depende mucho del país. En la siberiana península de Yamal, por ejemplo, se han descubierto yacimientos de gas y las infraestructuras que se construyen para aprovecharlo han contaminado lagos con petróleo y residuos químicos. Además, estas construcciones limitan el acceso de los nenet, los habitantes autóctonos de la zona, y sus rebaños de renos a los pastos de verano. Las mejores tierras se utilizan para la construcción de tuberías e instalaciones de extracción y los nenet tienen que plantar sus tiendas en las partes inundadas de la tundra. En los últimos diez años han perdido más de un millón de hectáreas de pastos, fundamentales para su supervivencia, y el proceso continúa. Sin renos no hay futuro para los nenet, pero los intereses económicos son muy poderosos.

¿Qué descubrimientos importantes se han producido en el Ártico en los últimos años?

Se han descubierto algunos detalles muy interesantes sobre el funcionamiento del ecosistema ártico. Por ejemplo, se han estudiado las algas microscópicas que viven justo debajo del hielo y que, por ello, son las primeras en recibir la luz del sol durante la primavera. Estas algas protagonizan la primera explosión de vida en el Ártico después del invierno. También se han estudiado las bacterias que viven en el hielo y se ha observado que su actividad durante el invierno es mucho más alta de lo que se pensaba, un resultado que todavía se está analizando. Aunque tal vez uno de los resultados más importantes es la constatación de que la superficie de hielo en verano, que alcanzó su mínimo histórico en septiembre de 2007, es cada vez menor.

¿Qué estudios se van a realizar en los próximos años?

En la siberiana península de Yamal se han descubierto yacimientos de gas que han contaminado lagos con petróleo y residuos químicos
Uno de los más interesantes analizará de qué manera afecta la reducción de la superficie de hielo a los organismos que viven en el Ártico, desde el fitopláncton hasta los osos polares, y cómo afecta también a la circulación de las corrientes oceánicas.

¿Qué conclusiones se han obtenido de los análisis en el Amundsen?

Es pronto para decirlo; tendremos que esperar unos meses para que sus científicos analicen los datos y extraigan conclusiones.

No obstante, ¿podría explicar la importancia de algunos de los objetivos de la expedición, como por ejemplo el tema del zooplancton?

Uno de los aspectos que más interesa a los científicos es la abundancia de zooplancton en función de la profundidad, porque puede ayudar a determinar su capacidad para capturar el dióxido de carbono que, en última instancia, procede de la atmósfera. También interesa mucho analizar las especies que forman el zooplancton y ver si están cambiando como consecuencia del calentamiento del agua.

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