Mochila ecológica

La mochila ecológica conciencia a los consumidores del gran peso oculto de los productos en el medio ambiente
Por Alex Fernández Muerza 6 de julio de 2011
Img anillo
Imagen: Jeff Belmonte

Una alianza de oro pesa 3.500 kilos. No es la carga del compromiso, sino su mochila ecológica. Este concepto evidencia que los productos de consumo son como un iceberg: lo visible pesa mucho menos que lo invisible (las fases previas y posteriores de su ciclo de vida). Por ello, se les da menos valor del que en realidad tienen y se continúa con el actual modelo insostenible de desarrollo. Reducir el peso de la mochila ecológica es posible y favorece tanto al medio ambiente como al bolsillo.

Qué es la mochila ecológica y por qué debe preocuparnos

La mochila ecológica es la cantidad de materiales utilizados en la elaboración de un producto a lo largo de todo su ciclo de vida (extracción de las materias primas, fabricación, envasado, transporte y tratamiento de los residuos que genera). Su objetivo es concienciar a los consumidores al destapar la cantidad de energía y recursos naturales reales en la producción de un kilo de materia prima.

Algunos productos habituales cargan una pesada mochila ecológica: una alianza de oro de 10 g supone 3.500 kilos de materiales de la mina. Otros bienes con la misma función soportan una mochila ecológica mucho menor: el mismo anillo de plata mueve 75 kilos. Ocurre lo mismo con una sencilla bandeja de medio kilo: en madera su mochila es de unos dos kilos, mientras que en cobre alcanza los 500 kilos.

Como señalan desde Ecologistas en Acción, los productos de consumo diario son como un iceberg: lo que se ve (el producto) pesa mucho menos que lo que no se ve (todas las fases previas y posteriores de su ciclo de vida). Por ello, se les tiende a dar menos valor del que en realidad tienen.

La mochila ecológica de una alianza de oro supone 3.500 kilos, en plata 75 kilos
La mochila ecológica pretende evidenciar que el actual modelo de desarrollo es insostenible, porque se producen bienes sin incluir sus costes medioambientales o sanitarios. El consumo de energía y de materias primas es cada vez mayor y la cantidad de residuos generados crece sin freno.

El concepto se concibió en 1994 y es obra del investigador del Instituto Wuppertal, Friedrich Schmidt-Bleek. Este experto señala que es un indicador de la «Intensidad de Materiales por Unidad de Servicio» (IMPS). La idea es similar a las propuestas «De la cuna a la tumba» (diseño de productos que aprovecha los residuos como nueva materia prima) o la «huella ecológica» (la superficie necesaria para producir los recursos consumidos por un ciudadano y absorber los residuos que genera).

Mochila ecológica de algunos productos habituales

  • Automóvil: más de 15 toneladas.
  • Camiseta de algodón negra: 4.500 Kg.
  • Alianza de oro: 3.500 Kg.
  • Ordenador: 1.500 Kg.
  • Bandeja de cobre: 500 Kg.
  • Cafetera: 285 Kg.
  • Teléfono móvil: 75 Kg.
  • Cepillo de dientes: 1,5 Kg.

Tres consejos para reducir la mochila ecológica

Cambiar el modelo de desarrollo: el sistema de producción debería asumir la sostenibilidad como prioridad. Conceptos como «usar y tirar» o la «obsolescencia programada» (ver vídeo) deberían eliminarse, al tiempo que se potencie el reciclaje o el «supra-reciclaje«.

Etiquetas: los productos podrían incluir en su etiquetado el dato de su mochila ecológica. Los consumidores podrían elegir los menos pesados para la misma función.

Seguir la regla de las siete erres: los consumidores pueden reflexionar, rechazar, reducir, reutilizar, reciclar, redistribuir y reclamar para reducir su mochila ecológica y, de paso, ahorrar dinero. Varios consejos sencillos de realizar harán posibles estas siete erres del consumidor «verde».

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