Comprar coche: prejuicios y tópicos

Ante la compra de un automóvil el interesado suele guiarse por estereotipos sobre cada una de las marcas, aunque no suelen ser del todo ciertos
Por Juan Manuel Daganzo 25 de septiembre de 2007

Desterrar prejuicios

Desterrar prejuicios

Elegir bien un automóvil no tiene precio porque, además de suponer un desembolso elevado, es un bien que se deprecia desde el momento en que se compra, por lo que no es posible obtener ninguna rentabilidad en caso de querer deshacerse de él. Cuando una persona decide comprar un automóvil determinado suele tener muy en cuenta los comentarios de conocidos, amigos, familiares… que han tenido ese mismo coche, o algún modelo de esa marca. Se escuchan así muchos tópicos, pero ¿realmente son los coches alemanes los más fiables? ¿consumen más los coches americanos?… Se suele tender a generalizar con todas las marcas o los modelos de un mismo fabricante, y de entre todos los tópicos, al que más se recurre es al de la procedencia.

Así, Alemania tiene una larga tradición en la fabricación de automóviles y posee algunas de las marcas más importantes del mundo. Estas marcas son tomadas como buques insignia de la tecnología, la vanguardia y, sobre todo, de la fiabilidad. Si bien esto podía ser cierto hace algunos años, la realidad es que ahora las marcas japonesas ocupan los primeros puestos en las clasificaciones sobre fiabilidad. De hecho, en un estudio publicado en 2007 por Warranty Direct, una empresa de garantías de vehículos americana, las marcas con menor índice de averías son las japonesas. Para garantizar que los datos sean lo más fiables posible, este estudio toma como muestra unos 450.000 vehículos. Los resultados de esta encuesta se ven refrendados por otro estudio realizado por ADAC, la mayor asociación de automovilistas de Alemania.

Hoy en día las marcas japonesas ocupan los primeros puestos en las clasificaciones sobre fiabilidad

Además de ganarse fama de fiables, los nipones han logrado que se destierren viejos prejuicios. Durante los años 60 y 70 del siglo pasado, la industria nipona no tenía la fortaleza que hoy posee y copiaba modelos occidentales, ya que no tenían su nivel tecnológico. De esta forma, conseguían fabricar coches de una calidad aceptable sin necesidad de invertir demasiado en su desarrollo. Hoy en día el panorama es muy diferente: los modelos no se copian, e incluso van a la vanguardia de la tecnología en muchos campos. Por no hablar de que se encuentran entre los principales productores de automóviles del mundo.

De toda formas en Asia ‘el arte’ de copiar modelos no ha desaparecido: otros mercados emergentes orientales, como China y Corea, recurren a esta práctica. Si una marca europea desarrolla algún avance, ellos lo plagian. El lugar ideal para ver cómo funciona esta industria es el Salón de Pekín, el más importante Salón del Automóvil del este asiático. En su edición de 2006, se presentaron modelos prácticamente calcados a otros europeos, y a precios irrisorios. Esto es así porque se utilizan mano de obra y materiales muy baratos. En China no sólo se fabrican copias, sino que muchas marcas europeas tienen instaladas sus fábricas allí. Las expectativas de crecimiento de este país son tan grandes que incluso una de sus ciudades, Changchun, tiene pensando convertirse en el Detroit de Oriente, con una ciudad completamente dedicada al motor.

Fabricación europea

Desde las películas y series de televisión amaricanas nos llega la imagen de coches enormes, con motores de gran cilindrada y un consumo desorbitado. En este caso, el tópico responde a la realidad. La tradición americana señala que un buen coche debe tener un gran cubicaje, sin la utilización de ningún tipo de turbo o compresor. Gracias a esto, los motores tienen una vida larga, pero su consumo es desorbitado. Las reservas de petróleo americanas minimizan el problema, pero en Europa es diferente. La escasez hace que la tendencia sea la contraria al continente americano: coches pequeños con poco cubicaje y muy bajo consumo. Por ello, los fabricantes americanos que quieren vender sus modelos ‘al otro lado del charco’ han tenido que adaptarse y montar motores diésel suministrados por marcas europeas, algo impensable hace sólo unos años.

la mayoría de las marcas pertenecen a grupos de carácter global que tienden a llevar la producción a diferentes partes del globo para conseguir minimizar los costes

En Europa nos encontramos con los modelos franceses. Aquí el tópico tiene que ver con la suspensión: estos coches destacan por su confort de suspensión, aunque en ocasiones pecan de ser demasiado blandos. En modelos más antiguos las suspensiones sí podían tener un balanceo excesivo, pero en la actualidad alcanzan un buen equilibrio entre confort y estabilidad. No obstante, no hay que olvidar algo que estas marcas enfocan los coches a un tipo de cliente determinado, que valora mucho la comodidad frente a otro tipo de virtudes, como puedan ser la rapidez del paso por curva o las prestaciones.

¿Coches fríos del norte?

Un país que sigue haciendo gala del carácter de sus modelos es Italia. Sus coches levantan pasiones, pero también dolores de cabeza. Sus automóviles se han convertido en iconos del diseño, pero también en emblemas de la poca fiabilidad. Motores potentes, rabiosos, sensaciones deportivas conjugadas con fallos incomprensibles. Durante una época era habitual pensar que estos coches se oxidaban fácilmente, por poner un ejemplo bastante extendido. Con el paso del tiempo ha mejorado este aspecto y los coches nuevos cuentan con el respaldo de las garantías que ofrecen las casas, incluida la garantía de anticorrosión.

Otras marcas con gran tradición y, por ello, con unos estereotipos muy acusados son las marcas nórdicas. Sus automóviles son calificados como muy seguros y robustos, haciendo hincapié en sus formas rectas, y en su chapa. Si bien esto era cierto hace algún tiempo, el proceso de globalización al que asistimos hace años desmonta estas ideas. Estas marcas forman hoy parte de un consorcio de carácter mundial, donde las piezas pueden fabricarse tanto en Europa como en Asia. Pero la globalización no sólo ha afectado a las marcas antes mencionadas, sino a todos los grupos de automóviles. En general, la mayoría de las marcas pertenecen a grupos de carácter global que tienden a llevar la producción a diferentes partes del globo para conseguir minimizar los costes.

De esta manera, un coche al que se califica como español, francés o italiano, puede tener piezas de diferentes partes del mundo. Dentro de esta estructura globalizada han cobrado especial fuerza las sinergias, concepto que explica la manera actual de concebir la construcción de coches. Se fabrica un amplio número de piezas que luego se montarán en diferentes modelos. Para ello se utilizan las llamadas plataformas globales. Todo esto se traduce en que, si un coche europeo que participa de estas sinergias tiene un defecto en el motor, por ejemplo, puede ser que el defecto no sea achacable a la marca, ya que esta pieza se ha podido construir en Corea o México. En estas estrategias cooperativas entre fabricantes se ha llegado a tal punto que se pueden encontrar modelos prácticamente idénticos de marcas que, en principio, tienen una imagen y una reputación completamente diferente.

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