Tuning

El arte de personalizar un vehículo al gusto de quien lo conduce ha creado un importante movimiento que no sólo aboga por coches vistosos, sino por automóviles que ganan en seguridad
Por Azucena García 20 de marzo de 2007
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Imagen: Alan

El tuning llegó a España hace poco más de una década, pero representa todo un movimiento que mueve miles de euros cada año. Hace referencia al cambio de los componentes mecánicos y electrónicos de un coche, así como a la transformación de la carrocería. Precisamente, el tuning más conocido es el que muestra vehículos vistosos, pero también hay un tuning que no se ve y que afecta al interior del automóvil: motor, frenos, suspensión… Sus defensores aseguran que se trata de un fenómeno que no sólo busca llamar la atención en la carretera, sino convertir al coche en un producto más seguro. Además, reclaman un cambio en la legislación para que se eliminen las trabas a la hora de pasar la ITV, que exige que cualquier cambio cuente con la homologación correspondiente.

Auge del movimiento tuning

El tuning surgió en Estados Unidos después de la II Guerra Mundial. Fue en aquel país donde la personalización de coches fabricados entre los años 1920 y 1940 alcanzó sus cotas máximas. Posteriormente, el fenómeno se extendió a otros continentes hasta llegar a España hace unos 15 años. Su principio: transformar los componentes mecánicos y electrónicos de un vehículo al gusto de quien lo conduce. David Ordás recuerda desde su puesto al frente del portal www.solotuning.com que en España el tuning es un fenómeno relativamente reciente, frente a otros países con más tradición en los que nos llevan mucha ventaja. “En Estados Unidos, la cuna del tuning, los jóvenes americanos llevaban a cabo en la posguerra todo tipo de modificaciones para que sus coches lucieran tan flamantes y rápidos como fuera posible. Sin duda, allí las preparaciones se han convertido en algo usual y casi inherente a la propia cultura americana, muy influida también por el mundo de las carreras”, explica.

En Europa, las referencias más importantes se encuentran en el tuning alemán e inglés, países con gran tradición automovilística que, según Ordás, “llevan años produciendo preparaciones al más alto nivel, contando con un gran número de aficionados al motor empeñados en tener coches cada vez más personalizados y rápidos”. “En España -agrega-, mucho antes de que se empezase a hablar del tuning como tal, ya se podían ver auténticas preparaciones rodando por nuestras carreteras, la mayoría de ellas del más puro estilo racing”. No fue hasta finales de los 90 cuando este fenómeno aterrizó con fuerza en la península y comenzó una expansión vertiginosa.

No fue hasta finales de los 90 cuando este fenómeno aterrizó con fuerza en la península y comenzó una expansión vertiginosa

“El punto de inflexión lo marcó el lanzamiento de la revista Maxituning, cuyo éxito fue el fiel reflejo de una tendencia que estaba latente entre los aficionados que vieron cómo la cantidad de piezas y posibilidades para preparar sus vehículos se multiplicaban”, añade Ordás.

Las primeras concentraciones de coches tuneados tuvieron lugar en 1998 en Sevilla, Granada y Girona. Encuentros más bien espontáneos que se han transformado en grandes festivales y eventos. Jesús Pozo es el director de uno de ellos, el Madrid Tuning Show, considerado el salón del tuning por excelencia. Este evento se celebra anualmente, desde 2005, en el pabellón de cristal de la Casa de Campo, donde congrega a los coches tuning más espectaculares, expositores, preparadores y las marcas más importantes de neumáticos, llantas, pintura, electrónica o accesorios. En la última edición se superaron los 90.000 visitantes en una superficie de 20.000 metros cuadrados. “Todo este movimiento hace que hoy en día en España el tuning esté a un nivel mejor que en otros países europeos”, asevera Pozo, que distingue dos clases de tuning: “el que transforma los coches en un vehículo totalmente escandaloso y diferente, y el que apenas se nota porque la preparación afecta al motor o las suspensiones”.

En cuanto al coste, Pozo concluye que “el límite es el cielo” y que se pueden dedicar desde unos pocos euros hasta miles, aunque David Ordás indica que, si bien hace unos años tunear el coche era una tarea cara y complicada porque la oferta de piezas y complementos era muy limitada, hoy en día, gracias al boom del tuning, los precios se han normalizado y se pueden encontrar componentes de todos los precios y características. “Todo depende de la transformación que pretendamos. No es necesario gastarse una gran suma de dinero para personalizar nuestro coche, basta con unas llantas deportivas y unos accesorios aerodinámicos discretos, pero si queremos llevar a cabo una transformación completa, el precio cambia”, advierte.

Qué se puede tunear

Los defensores del tuning aseguran que, de un vehículo, se puede tunear todo: componentes mecánicos, electrónicos y carrocería. “El tuning abarca un campo muy amplio, es el arte de personalizar el coche al gusto del dueño”,

“El tuning abarca un campo muy amplio, es el arte de personalizar el coche al gusto del dueño”

precisa el presidente de la Agrupación Profesional del Tuning (APT), Luis Díaz. Por su parte, David Ordás considera “un error” pensar que sólo los modelos más potentes o deportivos pueden ser objeto de una preparación tuning. “Todos los coches, sea cual sea su tipo, tamaño o estética, pueden ser mejorados y tuneados. De igual forma el tuning es algo que abarca desde el exterior, con elementos como las llantas, los añadidos aerodinámicos o las pinturas, hasta el interior, donde cualquier detalle puede ser personalizado, sin olvidarnos de la mecánica, el car audio o los elementos multimedia. El único límite para el tuning es nuestra propia imaginación”, subraya.

A partir de ahí, el tuning puede tener como objetivo tanto el uso y disfrute del vehículo, como la exhibición. De hecho, hay automóviles que son transformados exclusivamente para su exposición en eventos. “Se trata de coches que se muestran en los shows con reformas, a veces, poco operativas y que ni siquiera están permitidas para circular por la carretera”, señala Díaz. En cuanto a los cambios, no es necesario que se vean. “Es más -indica el presidente de APT-, hay más coches tuneados que no se ven, que los que se ven”. Los cambios en el motor, discos de freno o sistemas de suspensión son realizados en la mayoría de los casos por personas a las que les gusta conducir más rápido, pero también de forma más segura. “Hablamos del tuning escandaloso, del que se ve, pero no somos capaces de reconocer el tuning seguro, fruto de la instalación de una suspensión más dura, por ejemplo, motivada porque el 70% de las suspensiones de un vehículo está en malas condiciones”, defiende Díaz.

“Hablamos del tuning escandaloso, del que se ve, pero no somos capaces de reconocer el tuning seguro”

Respecto al tuning más visible, Díaz rechaza la imagen de que el conductor de uno de estos vehículos es “un joven maquinero que conduce a gran velocidad y con la música alta”. “El tuning de chapa es carísimo. Cuesta tanto dinero que quien lo realiza conduce con mucho cuidado para que no le pase nada al coche. Estos conductores no sólo no corren, sino que tratan el coche con esmero, cariño y cuidado. El señor que tiene el audio en el coche y va con la música alta es la punta del iceberg, es uno entre mil conductores que se ven. Una pintura de aerógrafo puede valer más de 6.000 euros y el dueño de ese coche no se puede arriesgar a correr, a pasar por una calle estrecha y que se le raye el coche”, recalca.

Homologar los cambios

La legislación actual exige que la mayor parte de los cambios que se realizan en un vehículo estén homologados, especialmente aquellos que afectan a la dinámica y al comportamiento del coche. Lo mejor es dejarse asesorar por profesionales antes de acometer alguna reforma de importancia, aunque hay que tener claro que el responsable de cualquier cambio es siempre la persona propietaria del automóvil. En caso contrario, se pueden tener problemas a la hora de pasar la Inspección Técnica de Vehículos (ITV). Las leyes que regulan las reformas son el Real Decreto 736/1988 sobre Reformas de Importancia, modificado por la Orden CTE/3191/2002 de 5 de diciembre. Además, hay un manual de reformas de importancia de vehículos, en el que quedan expuestas las 46 reformas tipificadas que existen en la actualidad. “No obstante, si las modificaciones que hemos llevado a cabo no son consideradas reformas de importancia o nuestro coche cuenta con todas las homologaciones oportunas, no tendremos ningún problema en la ITV”, tranquiliza David Ordás.

En este sentido, Jesús Pozo destaca que “cuando uno se pone en manos de profesionales no suele haber problemas, puesto que se hacen las modificaciones oportunas y se consigue la documentación necesaria para que se pueda pasar con éxito la ITV”, aunque reconoce que siempre hay quien se pone en manos de gente que no es profesional y se encuentra con un millón de problemas. Si el preparador o taller es serio, suele dar la documentación e, incluso, homologa los cambios, pero esto no siempre ocurre”, lamenta. “Sólo cuando el vehículo no va a circular por carretera, sino que se quiere para participar en shows -concreta-, se puede modificar lo que se quiera”. Es importante, por ello, legalizar los cambios, una tarea que se puede realizar tanto en talleres como en empresas de homologación dedicadas exclusivamente a esta labor. Una de ellas es Tuning Homologaciones, una empresa compuesta por tres socios: “dos de ellos ingenieros industriales y otro que lleva temas de publicidad y administración”, explica uno de sus integrantes.

Esta empresa nace con la intención de que todo el mundo que lo desee pueda tener homologado su vehículo, “ya que en la actualidad existe un gran número de personas que no se atreven a tunear su coche por las exigencias a la hora pasar la ITV”. Las homologaciones son sencillas y se realizan en un plazo aproximado de 7 y 9 días. En este tiempo, se puede tener totalmente homologado el vehículo y recibir en el domicilio toda la documentación necesaria para pasar la ITV, que se puede facilitar vía Internet, fax o correo ordinario e incluye varias fotografías del vehículo, permiso de circulación, ficha técnica, datos del taller instalador y dimensiones del vehículo tras la reforma.

Reclamaciones del sector

Ante los requisitos que se deben cumplir para pasar la ITV, los tuneros exigen inspecciones “menos duras”, indica Jesús Pozo, mientras que los profesionales del tuning reclaman la actualización de la legislación. “Hay una oferta brutal para renovar el coche, pero resulta que la legislación que tenemos está anticuada porque este movimiento avanza demasiado rápido y las leyes no son capaces de dar respuesta a las novedades. Ante esta situación, la Administración se defiende bloqueándolo absolutamente todo y el manual de reformas supone dar carta blanca a la ITV para bloquear cualquier cambio que suene raro “, critica Luis Díaz. “La solución -prosigue- es que cuando se hace cualquier reforma se necesita una homologación o autorización. Y eso tiene un coste”. A su entender, lo ideal es que, ante cualquier cambio, se cuente con los servicios de un ingeniero que haga un proyecto de modificación, aunque también otorga cierta responsabilidad al taller, “que debe avisar a todos los clientes de que los cambios que hagan están considerados reformas de importancia”, y al titular del vehículo, “que debe intentar que cualquier modificación que realice en el coche se haga en un único taller para que sea más fácil recopilar la información necesaria para pasar la ITV”.

Debido al coste que puede alcanzar el tuneo de un coche, se suele optar por reformas progresivas. Es importante que estas reformas se realicen en el mismo taller para que los recambios no sólo estén homologados, sino que sean compatibles entre sí .

Es importante que estas reformas se realicen en el mismo taller para que los recambios no sólo estén homologados, sino que sean compatibles entre sí

En caso contrario puede ocurrir que en un taller se coloquen, por ejemplo, unos muelles homologados y, en otro, unas ruedas también homologadas, pero que no sean adecuadas para los muelles. En este caso el coche no pasaría la ITV y, según Díaz, “se crearía cierta sensación de indefensión en el usuario y una imagen de piratería y falta de profesionalidad que no es real”. Además, es posible que en caso de avería o accidente se produzcan problemas para cobrar la indemnización.

Para el presidente de la APT, en España se realiza un tuning ” a la medida de cada uno”, frente al que se estila en otros países europeos, “donde está en manos de talleres profesionales y es bastante caro”. En este sentido, reclama que la Administración española dé por válidas las homologaciones realizadas en países de la Unión Europea, una petición trasladada formalmente al Ministerio de Industria en 2004 y “en la que no hemos avanzado nada”. “Hay dificultades grandes porque lo que viene homologado de la Unión Europea no está homologado en España. No tiene mucho sentido que si una reforma o producto se está aceptando en países tan importantes como Francia, Alemania o Inglaterra, no se acepte en España. Es una manera de frenar la avalancha de nuevos componentes y de dificultar el trabajo de las empresas que se dedican al mercado del tuning, que ven impedimentos a la hora de comercializar los productos”, se queja. Respecto al consumidor, el hecho de que estos componentes no lleguen homologados, le supone un encarecimiento del producto, puesto que el vendedor debe cumplir unos trámites administrativos y burocráticos previos, que repercuten en el precio de venta. “De nuevo, se crea una indefensión en el usuario final por falta de información, ya que a veces teme hacer reformas porque luego se puede encontrar con un problema al pasar la ITV”, subraya.

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