CECU pide precaución a la hora de comprar lentillas de colores

Conviene realizar algunas comprobaciones a fin de evitar riesgos para la salud
Por EROSKI Consumer 7 de diciembre de 2006

Las lentillas de colores, denominadas también lentes de contacto cosméticas, no pueden venderse en cualquier establecimiento y deben realizarse algunas comprobaciones antes de ponérselas a fin de no correr ningún riesgo para la salud. Éste es el consejo que lanza la Confederación Española de Consumidores y Usuarios (CECU) ante la llegada de la Navidad, fecha muy dada a disfrazarse o cambiar de aspecto.

CECU recuerda que es obligatorio que en los lugares en los que se vendan estas lentes directamente al público se disponga del equipamiento necesario para la adaptación individualizada del producto, es decir, del material propio de una óptica, y que exista un profesional sanitario cuya titulación acredite que está cualificado para tales funciones.

«La lente cosmética es un producto asimilado a sanitario que requiere una adaptación individualizada, pues va a estar en contacto directo con nuestros ojos y la forma y tamaño de los mismos varía», explica esta organización.

Según el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas, esa adaptación individualizada consiste en un conocimiento de la salud general y ocular (alergias, historial de problemas oculares, lesiones, medicamentos que se consumen y que pueden dificultar o impedir el uso de lentillas), del estado del ojo (cantidad y calidad de la lágrima, estado de los párpados y calidad del parpadeo, estado de la córnea), y de la medida de la córnea (las lentillas tienen un radio de curvatura que debe ser el adecuado para el ojo portador).

Una vez realizadas estas pruebas, es necesario un aprendizaje para la utilización del producto, un examen ocular de la lente una vez puesta en el ojo a fin de observar su comportamiento y un programa de uso personalizado con el que se podrá ir aumentando paulatinamente el número de horas que pueden usarse las lentillas.

De no seguir todos estos pasos, los expertos alertan de que pueden producirse daños oculares permanentes y, potencialmente, ceguera e incluso pérdida del globo ocular.

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