Dos de cada tres mujeres afectadas de osteoporosis abandonan la terapia antes de un año

Un nuevo fármaco preventivo permite espaciar más las actuales dosis diarias o semanales
Por EROSKI Consumer 11 de febrero de 2007

La osteoporosis, caracterizada por una disminución de la masa ósea (principalmente en mujeres postmenopáusicas) que hace más frágiles los huesos, ha dejado de ser una enfermedad desconocida. Pero el cumplimiento de la terapia para prevenir su peor riesgo, las fracturas, dista mucho de ser satisfactorio: dos de cada tres mujeres la abandonan antes de un año, lo que aumenta ese grave peligro, que en la actualidad provoca más días de hospitalización femenina que la diabetes, el infarto o el cáncer de mama.

Una nueva campaña busca concienciar de la necesidad de no dejar el tratamiento. Esta iniciativa viene acompañada de la disponibilidad del primer fármaco preventivo de fracturas de una sola toma mensual, que permite espaciar más las actuales dosis diarias o semanales y suavizar las incomodidades (citadas por un 70% de pacientes) de una terapia para toda la vida.

Un estudio realizado por la Fundación Hispana de Osteoporosis (FHOEMO) revela que las afectadas reconocen que la terapia debe ser de larga duración (90%), pero no la cumplen bien (78%) y pasan de decírselo al doctor (46%). El problema, apunta el presidente de la FHOEMO Manuel Díaz Curiel, es que no son plenamente conscientes, ni de las ventajas preventivas de la medicación (sólo el 30% sabe que tratándose con bifosfonatos, la terapia más habitual, reducirá su riesgo de fracturas), ni de los peligros de dejarla (sólo la mitad sabe que tal abandono vuelve a elevar las posibilidades de que sus huesos se rompan).

La ausencia de síntomas de esa pérdida progresiva de masa ósea deja a mucha gente sin diagnosticar y en mayor peligro de sufrir fracturas. En el caso femenino, esa pérdida de hueso se acelera con la llegada del climaterio, aunque, como aclara Manuel Sosa, coordinador del Grupo de Osteoporosis de la Sociedad Española de Medicina Interna, «no todas las mujeres menopáusicas van a tener la enfermedad». Lo importante, añade Díaz Curiel, es «seleccionar que quienes tengan riesgo (en torno al 30%) sean diagnosticadas y tratadas y que realicen bien la terapia».

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