El 30% de los lugares de trabajo están afectados por el Síndrome del Edificio Enfermo

Gas Natural tuvo que cerrar durante dos días su sede central en Barcelona por una enfermedad que afectó a 150 de sus trabajadores
Por EROSKI Consumer 11 de marzo de 2007

La pasada semana la empresa Gas Natural cerró durante dos días su sede central en Barcelona debido a que 150 de sus empleados, en su mayoría mujeres, presentaban unas extrañas marcas en la parte superior de las piernas. Unos síntomas que en el año 1995 se detectaron también en otros 900 empleados del banco KBC, en Bruselas.

En aquella ocasión, tras las investigaciones pertinentes se determinó que los trabajadores estaban aquejados de lipoatrofia semicircular, una rara afección caracterizada por depresiones indoloras en la piel. Y la causa del elevado número de casos se relacionó con la exposición a un exceso de electricidad estática que provocaba la atrofia del tejido graso subcutáneo.

«Aunque no se sabe con certeza cuál es la etiología de esta dolencia, sí se conocen las circunstancias en las que aparece: edificios con exceso de electricidad estática y baja humedad ambiental, dos características que también estaban presentes en la sede de Gas Natural en Barcelona», explica la doctora Gloria Cruceta, presidenta de la Federación Española de Calidad Ambiental Interior (Fedecai).

En el 95% de los casos la lipoatrofia semicircular es reversible, y el tejido atrofiado se regenera espontáneamente cuando desaparece la causa que la origina. Sólo en un 5% de los casos pueden aparecer pequeñas complicaciones si se asocian a otras enfermedades previas.

Los trabajadores de Gas Natural se han incorporado de nuevo a sus puestos de trabajo, después de que la empresa aplicara las médicas correctoras adecuadas, que consistieron en aumentar el número de tomas de tierra y colocar más humidificadores en el sistema de ventilación del edificio.

SEE

Lo ocurrido en la sede catalana de Gas Natural es un caso más de lo que se conoce con el nombre de Síndrome del Edificio Enfermo (SEE), que se calcula que afecta al 30% de los lugares de trabajo. Aunque, por lo general, los síntomas que provocan los edificios enfermos son menos llamativos, como enrojecimiento de los ojos, picor, obstrucción nasal, sequedad en la garganta, irritabilidad o dificultades de concentración. Pese a ser muy dispares, todas estas molestias tienen en común que desaparecen al poco tiempo de abandonar el edificio -una vez concluida la jornada laboral- y afectan al menos al 20% de la plantilla.

Aunque los síntomas que provoca el SEE tienen orígenes diversos, una de las causas más frecuentes reside en un mal diseño de los sistemas de climatización y una limpieza deficiente. En concreto destaca el grado de ventilación efectiva que tenga el edificio.

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