El Instituto de Neurociencia de San Juan, en Alicante coordina el primer proyecto internacional para investigar el autismo

La UE aconseja retirar el mercurio de las vacunas por si producen el síndrome
Por EROSKI Consumer 5 de mayo de 2002

El Instituto de Neurociencia de San Juan, en Alicante coordina el primer proyecto internacional para investigar el autismoLa UE aconseja retirar el mercurio de las vacunas por si producen el síndromeDesde el Instituto de Neurociencia de San Juan de Alicante, el doctor Jorge Prieto y patrocinado por la asociación americana NAAR (National Aliance Autim Research), el cirujano coordina el primer proyecto internacional dedicado a investigar el rastro de esta enfermedad incurable en la corteza cerebral.

«El problema que existe a la hora de tratar el autismo es que se desconoce su origen », señala Jorge Prieto. Es una enfermedad tan devastadora «que en Estados Unidos los que la padecen donan sus cerebros para la investigación». Tras pasar rigurosos controles, algunos de esos cerebros llegan hasta el laboratorio de este cirujano alicantino para ser analizados al detalle. «Normalmente son trozos pequeños, porque un órgano así es muy valioso», señala el investigador. Primeros frutos Tras casi dos años de trabajo, las investigaciones empiezan a dar sus frutos. Se han descubierto alteraciones en las áreas de corteza cerebral implicadas en la comunicación, algunas de ellas debidas a errores en el desarrollo y otras por procesos degenerativos. «Sólo si sabemos qué pasa podremos empezar a buscar soluciones», señala Prieto.

Diagnosticado a principios del siglo XX, el autismo sigue siendo todavía hoy la gran desconocida desde el punto de vista científico. Aunque se sabe que es una enfermedad orgánica, los especialistas han barajado como posibles causantes de este trastorno el exceso de gluten en la alimentación, la existencia de un virus en las madres embarazadas o un déficit de vitamina B6. En los últimos tiempos, el Autism Research Institute ha alertado sobre una relación directa entre el mercurio de las vacunas, en forma de conservante tiomersal, y síntomas autistas como la incapacidad para comunicarse, la hiperactividad o la baja concentración. Esta sustancia se encuentra en los tratamientos contra el tétanos, la difteria y la tosferina. La propia Agencia del Medicamento reconoce que la Unión Europea recomienda que se vaya sustituyendo el tiomersal por otros conservantes, a pesar de que no exista una evidencia científica sobre su influencia en comportamientos autistas.

La Conselleria de Sanidad, sin embargo, no ha recibido ningún aviso al respecto. «Dicen que el tiomersal puede generar la enfermedad, pero no se ha demostrado nada», señala María del Carmen López, directora de la Residencia y Centro de Autistas de Alicante. José Manuel Lafuente, empleado del centro, recuerda que la fecha de vacunación de la difteria, a los 15 meses de edad, coincide con la época en la que empieza a producirse la enfermedad. Para el doctor Jorge Prieto existen pocas evidencias que relacionen los casos de autismo y las vacunas con tiomersal. Sí que es cierto, sin embargo, que «en Estados Unidos existen datos de una mayor incidencia de esta enfermedad orgánica en zonas donde se utiliza mercurio de forma industrial, con vertidos al medio ambiente». Para que se produzca este síndrome «tiene que existir una predisposición genética», todavía imposible de detectar.

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