Directivos de los tres mejores hospitales estadounidenses y del mundo coincidieron ayer en que es preferible que las investigaciones en los ámbitos científicos más controvertidos -como la clonación terapéutica o las células madre- se realicen en instituciones con mecanismos suficientes de control y códigos éticos rigurosos.
Edward Miller, presidente de Johns Hopkins Medicine, cree «muy importante que haya dinero público para este tipo de investigación», porque «permitirá que la luz del día brille sobre ella y no se realice a escondidas». Silvester Sterioff, vicepresidente de la Mayo Clinic, reconoció que la clonación es un «asunto polémico» cuyas «cuestiones éticas y religiosas hay que abordar», aunque aclaró que «quizás existen maneras de ‘rodear’ esos problemas éticos usando células madre y sin pasar por la clonación». A su juicio, lo deseable es que esas tecnologías se desarrollen en los centros con controles científicos más exigentes, donde sin duda «van a hacerlo bien».
Miller y Sterioff participaron ayer en una Conferencia Internacional sobre Retos de la atención sanitaria en el siglo XXI organizada por la Universidad de Navarra, que también contó entre sus ponentes con James Mongan, presidente del Massachussets General Hospital; este centro comparte con los dos citados el liderazgo en la valoración hospitalaria estadounidense. Los tres coincidieron en que la clave para mantener ese nivel ha sido la de permanecer fieles a su misión original y, en palabras de Miller, «no haber seguido las modas para ganar más dinero».
Los expertos estadounidenses fueron muy prudentes en temas como la «revolución genética» y la terapia génica, sobre la que Mongan subrayó que «estamos en las primeras etapas» y será muy importante garantizar «cómo se están haciendo las investigaciones».
