Hidroferol: para qué se toma, cuándo se aconseja y qué efectos secundarios tiene

El hidroferol es un fármaco que se administra para corregir la carencia de vitamina D, fundamental en la absorción y el mantenimiento de los niveles de fósforo y calcio en los huesos
Por F. J. Recio 4 de diciembre de 2020
hidroferol deficit vitamina D

El déficit de vitamina D es bastante frecuente: más del 80 % de la población mundial lo padece. Según datos de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), en España la situación es muy similar: a partir de los 65 años, la carencia de vitamina D se aprecia entre el 80-100 % de los individuos, mientras que en edades inferiores este porcentaje desciende hasta el 40 %. En este artículo explicamos a qué se debe este déficit de vitamina D y te contamos qué es el hidroferol, cuándo se recomienda tomarlo y qué efectos secundarios tiene.

Qué es el hidroferol y para qué sirve

El hidroferol es un medicamento análogo de la vitamina D. Es calcifediol o calcidol, el producto de la metabolización hepática de esta vitamina. La vitamina D es imprescindible en la mineralización ósea, interviene en la regulación de los niveles de calcio en la sangre, estimula la absorción de calcio en el intestino y favorece la reabsorción del calcio a nivel renal. Además, y según indica la SEEN, en los últimos años se ha constatado que la vitamina D actúa inhibiendo la proliferación e induciendo la diferenciación de múltiples células, modula el sistema inmunológico y promueve la secreción de insulina.

La SEEN considera que hay carencia de vitamina D, si los valores en sangre son inferiores a 20 ng/ml; si están por debajo de 10 ng/ml se considera insuficiencia. Las concentraciones séricas entre 30 y 70 ng/ml de vitamina D se consideran aceptables.

“El hidroferol se prescribe principalmente cuando se aprecia déficit de vitamina D en la analítica, en casos de osteomalacia en pacientes con insuficiencia hepática, de osteodistrofia renal o cuando hay un consumo continuado de corticoides o anticonvulsivantes, ya que causan hipocalcemia”, explica la doctora María de Valdenebro, adjunta al servicio de nefrología del Hospital Universitario Puerta de Hierro, en Madrid. “En los niños el déficit de vitamina D supone una alteración de la mineralización ósea, lo que conocemos comúnmente como raquitismo”, detalla.

Cómo se toma el hidroferol

El hidroferol se presenta en gotas, ampollas bebibles y cápsulas blandas. La manera de tomarlo y la dosis depende de para qué se recete.

“Lo habitual es comenzar con gotas. Si es por déficit de vitamina D en sangre la pauta es de 1 a 3 gotas al día; a los bebés y a las mujeres que acaban de dar a luz también se les da de forma profiláctica con la misma posología. En pacientes con insuficiencia hepática, de 5 a 12 gotas diarias; en aquellos que se medican con corticoides o anticonvulsivantes, de 2 a 10 gotas… Los enfermos que requieren más tratamiento son los tienen insuficiencia renal, pudiendo alcanzarse hasta las 50 gotas al día”, concreta la especialista. El hidroferol en niños siempre se administra en gotas, junto con agua, zumo o leche para una mejor tolerancia.

“Las ampollas se recomiendan en adultos con déficits más elevados: si estamos ante una patología importante —una insuficiencia renal, por ejemplo— se prescribe una ampolla cada 6 o 7 días; en casos secundarios es suficiente con una ampolla al mes”, recalca la doctora. Y las cápsulas son para pacientes que requieren dosis más elevadas o prolongadas en el tiempo, como puede ser por osteoporosis o mala absorción intestinal.

¿En qué cantidades?

  • Mayores de 65 años. La SEEN recomienda un aporte de vitamina D de entre 800 y 1.000 UI/día en mayores de 65 años y en personas que precisen mejorar su salud ósea y reducir el riesgo de fractura no vertebral.
  • Mayores de 50 años. Para adultos mayores de 50 años la dosis debe alcanzar al menos los 800 UI/día e ir acompañada de una ingesta de calcio de entre 1.000 y 1.200 mg/día para mejorar la edad ósea y disminuir el riesgo de fracturas.
  • Menores de 50 años. En cuanto a los menores de 50 años, la SEEN no encuentra datos suficientes para recomendar la suplementación sistemática de vitamina D para mejorar la salud ósea.

Quién puede tomar hidroferol (y quién no)

El hidroferol se prescribe en los primeros meses de vida de todos los niños de forma profiláctica. Lo mismo ocurre en pacientes de edad avanzada para prevenir la osteoporosis, bien porque ya la padecen o porque están en tratamiento con otros fármacos que la causan. “Además, prácticamente todos los pacientes con insuficiencia renal en estado 3 y 4 toman hidroferol porque tienen hipocalcemia y déficit de vitamina D. Si están en estadio 5 o en diálisis, se administra en todos los casos”, asegura María de Valdenebro.

El hidroferol está contraindicado en personas con hipercalcemia o hipervitaminosis, si se padecen enfermedades inflamatorias o con mala absorción intestinal, se sufre de arritmias cardiacas, insuficiencia renal o hepática o se tienen cálculos renales. “Las mujeres embarazadas o que estén en periodo de lactancia deben consultar previamente al ginecólogo y al pediatra, ya que el hidroferol es excretado en la leche materna”, apunta la experta.

Efectos secundarios del hidroferol

Hay que tener en cuenta que los periodos y frecuencias de administración de hidroferol son largos, especialmente en los pacientes crónicos. Si el déficit de vitamina D es por una causa puntual, es muy importante suprimir o disminuir la medicación cuando se alcancen los niveles óptimos en sangre, superiores a 25 ng/ml.

Si continuamos el tratamiento con hidroferol indefinidamente y sin control médico, corremos el riesgo de acumular vitamina D en el organismo. “Se puede originar hipercalcemia, lo que se aprecia con la presencia de náuseas, sequedad de boca, cansancio, cefalea, dolor óseo, polidipsia o poliuria. En casos extremos llegaríamos a una calcificación de arterias y venas y un aumento de la tensión arterial, lo que podría ocasionar problemas de riego y cálculos renales”, advierte la doctora.

¿Por qué sufrimos carencia de vitamina D?

El déficit de vitamina D puede estar motivado por causas extrínsecas y intrínsecas. Entre las primeras, la principal es la escasa exposición a la luz solar. Paradójicamente en España no se aprecian diferencias con otros países en la carencia de vitamina D, y eso a pesar de contar con muchas más horas solares. El uso de cremas con filtro de protección a radiaciones ultravioletas es la principal razón de estas similitudes: prevenir la aparición de un melanoma es argumento suficiente para evitar el sol.

En cuanto a las causas intrínsecas, la edad —que trae consigo una disminución de la síntesis cutánea de la vitamina D—, una mala absorción de la vitamina D por nuestro organismo, el incremento del catabolismo de la vitamina D o determinadas enfermedades son los motivos más comunes de tener baja la vitamina D.

La vitamina D, además de por la exposición solar, se puede obtener consumiendo determinados alimentos. El pescado azul (salmón, caballa, atún y arenque), la yema de huevo, y lácteos como la leche y el queso son los que más contenido en vitamina D presentan. También tienen un aporte significativo de vitamina D los alimentos enriquecidos, como el yogur, los cereales y los zumos. Los endocrinos recomiendan ingerir 15 microgramos de vitamina D diaria, 20 microgramos si se superan los 70 años y 10 microgramos en los menores de 12 meses.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube