Las familias de personas con autismo exigen una mejora en la detección y el diagnóstico temprano de esta discapacidad

Las últimas investigaciones revelan que el consenso sobre el tratamiento de este trastorno ha de ser educativo
Por EROSKI Consumer 4 de noviembre de 2003

Las familias de personas que tienen autismo han denunciado que todavía existe un gran déficit en la detección y el diagnóstico temprano de esta discapacidad, por lo que consideran que se hace necesario mejorar los recursos existentes, establecer vías de colaboración con las entidades especializadas en el tratamiento y mejorar la formación en este sentido. Esta es una de las conclusiones extraídas del I Encuentro de Familias de Personas con Autismo, celebrado la pasada semana en Segovia y en el que participaron prestigiosos profesionales y directivos de entidades, que presentaron diferentes ponencias sobre investigación, intervención, protección jurídica y económica, familia, movimiento asociativo, etc.

Las últimas investigaciones sobre el autismo destacan el incremento de los casos diagnosticados de trastornos del espectro autista, que su origen es biológico y que el consenso sobre el tratamiento ha de ser fundamentalmente educativo. Durante la celebración de las jornadas quedó patente que las personas con autismo necesitan tratamiento específico que contribuya a mejorar su calidad de vida y la de sus familias. Las familias afectadas solicitan un tratamiento adecuado desde edades tempranas, porque éste promueve un mayor desarrollo personal y evita un deterioro que, a medio plazo, generaría un gran coste personal, familiar y económico.

Al mismo tiempo, durante el encuentro, el entorno de las personas autistas dejó constancia de que éstas constituyen un grupo de «marginados dentro de los marginados», según se recoge en el documento «Personas con discapacidades de gran dependencia», editado por el Foro Europeo de Personas con Discapacidad.

En el ámbito legislativo, existen nuevos proyectos que tienden a garantizar la igualdad de oportunidades a través de un desarrollo necesario de la Ley de Integración Social del Minusválido (LISMI). Ahora bien, quienes lo viven de cerca, denuncian que, en numerosas ocasiones, la legislación, demasiado generalista, o no se cumple o no alcanza a promover medidas que posibiliten la igualdad real de las personas más dependientes, sin conseguir establecer medidas de protección jurídica eficaces. Entre otras, aseguran que sería conveniente flexibilizar la legislación laboral para facilitar la integración de las personas con autismo.

Se constata también, tal y como se desprende de las diferentes intervenciones realizadas en el encuentro, que hay una gran desigualdad en los niveles de atención que reciben las personas con autismo dependiendo del ámbito geográfico en el que vivan y que la mayoría de los recursos y servicios para la atención son desarrollados y gestionados por las asociaciones de padres.

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