Los catarros están causados por más de 200 virus diferentes

Los neumólogos dicen que este número tan elevado dificulta el hallazgo de un remedio eficaz contra esta afección
Por EROSKI Consumer 18 de enero de 2007

Los adultos sufren, de media, de dos a cinco catarros cada año, y los niños pequeños, entre cuatro y ocho. Esto representa millones de jornadas de trabajo y escolares perdidas en todos los países del mundo. Pero pese a esta elevada incidencia, la medicina no ha logrado todavía encontrar un remedio para evitar esta enfermedad.

La razón, según los neumólogos, es que catarros y resfriados no constituyen una única enfermedad. De hecho están causados por más de 200 virus diferentes, por lo que «encontrar un remedio es como tratar de curar a la vez la viruela, la varicela, el sarampión, las paperas y toda una larga lista de enfermedades víricas», señala la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

Todos los avances en virología de las últimas décadas no han logrado reducir en un solo día la duración de un catarro -que la experiencia popular fija en una semana, más o menos-, aunque han permitido comprender más a fondo esta infección, la biología de los virus implicados y su transmisión, así como dar pasos hacia futuros tratamientos. Son muchos los agentes infecciosos implicados en el catarro, cada uno con su propia naturaleza. Por ejemplo, el rinovirus o virus de la nariz, del que hay 115 serotipos, es responsable de un 30% a un 40% de los casos en adultos.

Se sabe además que los virus del catarro no se transmiten por un beso o por la saliva, pero sí en cambio al llevarse los dedos a la nariz tras tocar una puerta, una mesa u otro objeto contaminado. También se tiene constancia de que los niños son los principales afectados y el principal reservorio y foco de transmisión, por lo que las personas que conviven con críos son las más expuestas a la molesta afección.

En los meses fríos

En cuanto a la circunstancia de que los catarros sean más comunes en los meses fríos del otoño y el invierno, las razones son varias. Según los expertos, el aire frío que respiramos hace que los virus se repliquen más fácilmente en la nariz. Además, con el frío se pasa más tiempo en el interior de casas y oficinas peor ventiladas, hay más contacto directo con otras personas, y todo ello facilita la difusión de la infección. También influye la menor radiación ultravioleta del sol, que ayuda a eliminar los virus, y el estrés.

La pregunta de rigor ahora es: ante la falta de una vacuna, ¿hay alguna manera de prevenir el catarro? Los expertos de la SEPAR dicen que hay una serie de prácticas que contribuyen a reducir, aunque nunca a eliminar, el riesgo. Entre ellas están lavarse a menudo las manos, utilizar pañuelos de papel desechables, renunciar al uso compartido de toallas, hacer deporte, tener una dieta saludable y evitar el estrés.

En caso de no poder evitarlo, los neumólogos advierten de que no se debe caer en el error de autorrecetarse antibióticos, puesto que tales fármacos «son bactericidas que nada pueden hacer contra los virus». Además, recuerdan que un uso excesivo de estos medicamentos favorece la reacción defensiva de determinadas bacterias, que se vuelven de ese modo resistentes a ellos.

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