Los nuevos tratamientos contra la artritis reumática mejoran la vida de los enfermos

Cerca de 200.000 españoles sufren esta dolencia que inflama las articulaciones, duele y dificulta el movimiento
Por EROSKI Consumer 5 de julio de 2002

La nueva generación de medicamentos ha abierto una nueva puerta a la esperanza para los cerca de 200.000 españoles que padecen artritis reumatoide, la forma más violenta de lo que la medicina popular conoce por el nombre de reúma. «No queremos crear falsas expectativas, pero el porvenir de todas estas personas ha cambiado muchísimo con los nuevos tratamientos», afirma el jefe del servicio de Reumatología del hospital vizcaíno de Cruces, Alberto Alonso. Los reumatólogos dicen que la dolencia sigue siendo crónica y manteniendo algunas lagunas para la ciencia. No tiene cura, pero muchos enfermos, la mayoría, pueden volver a hacer una vida «casi normal» con las terapias más modernas.

La «gran tragedia» que suponía padecer esta enfermedad está dejando de serlo debido a la «mejora considerable» de la calidad de vida de los pacientes que han traído los nuevos tratamientos, asegura el presidente de la Sociedad Vasca de Reumatología, Eduardo Ucar.

La artritis reumatoide está considerada como una patología crónica, que es, además, de las más invalidantes que existen. Produce inflamación en las articulaciones, deformación de los huesos, dolor y dificultades para el movimiento. Las más de 200.000 personas que la sufren en España generan un gasto social de 1.200 millones de euros, de los que se calcula que 390 millones corresponden a gasto sanitario.

Avance rápido

Bajo el lema «Dale el alto», la Sociedad Española de Reumatología está llevando a cabo en la actualidad una campaña divulgativa que pretende dar a conocer el alcance y las consecuencias de la artritis reumática.

Esta campaña divulgativa utiliza la imagen de una peonza porque la enfermedad actúa como un trompo. «Cuando se desata, avanza de manera descontrolada y golpea a cuantos órganos se ponen a su alcance, especialmente a las vísceras, como los pulmones, riñones, ojos, corazón», señala Alberto Alonso. Pertenece al grupo de las llamadas dolencias autoinmunes, aquellas que, por un error del organismo, generan anticuerpos que atacan a elementos sanos del cuerpo, agrega.

El mal puede avanzar muy rápido, por lo que un diagnóstico precoz resulta determinante para garantizar la calidad de vida del afectado. Por este motivo, los reumatólogos insisten en la importancia de que los médicos de atención primaria les deriven todos los enfermos que presenten las primeras señales de la enfermedad. «Las manifestaciones son complejas y, con frecuencia, difíciles de valorar», reconoce Alonso. En la actualidad, los pacientes pasan de 7 a 48 meses antes de ser tratados adecuadamente.

Peculiaridades

La artritis reumática, como ya se ha mencionado, es una de las enfermedades más incapacitantes. Un 76% de las personas que la sufren presenta algún tipo de discapacidad. Sin embargo, tiene, además, otras peculiaridades.

Artritis y artrosis. No es lo mismo. La artrosis es una enfermedad degenerativa que se produce por el desgaste del cartílago articular, el que produce la articulación de los huesos. La artritis es consecuencia de la inflamación de las articulaciones.

De países mediterráneos. Entre un 0,5 y un 1% de la población mundial mayor de 20 años está afectada por artritis reumatoide. La incidencia es mayor en los países de la cuenca mediterránea que en los anglosajones.

La alimentación no influye. No hay evidencia científica alguna que permita decir que determinados alimentos mejoran o empeoran la calidad de vida de los afectados. La dieta de un enfermo de artritis reumatoide debe seguir las mismas recomendaciones que las de cualquier persona sana.

Sin lágrimas. Uno de los órganos que habitualmente se ven más afectados por el desencadenamiento de la dolencia son los ojos. Es frecuente que se sequen o que el paciente tenga dificultad para producir lágrimas.

El clima da igual. Existe artritis reumatoide tanto en los países fríos como cálidos. Los enfermos suelen comentar que en el sur sufren menos, pero no se debe al clima, sino a la existencia de un tiempo más regular. Son los cambios de presión asociados a las variaciones del tiempo los que provocan dolor o rigidez en las articulaciones. De ahí que suela decirse que los afectados saben cuándo va a cambiar el tiempo.

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