¿Sabías que cuidar tus encías puede proteger tu cerebro?

Un nuevo estudio revela el papel que pueden desempeñar las enfermedades bucales en el desarrollo de una demencia como el Alzheimer
Por Eva San Martín 10 de marzo de 2019

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Cuando pensamos en demencias y en la enfermedad de Alzheimer, de inmediato las asociamos al cerebro. Y tenemos razón. Pero hay otro factor: la salud bucal. Su relación con las demencias puede que sea más que caprichosa. De hecho, los científicos creen que padecer una enfermedad en las encías puede tener un papel importante en el riesgo de desarrollar Alzheimer. Lo vemos en un estudio reciente que recogemos a continuación y su explicación por parte de varios expertos.

La presencia repetida de un tipo de bacteria que aparece en las enfermedades de encías más recurrentes (como periodontitis o piorrea) en personas con el mal de Alzheimer hace sospechar a los científicos que puede haber una relación directa entre boca y esta demencia. Este hallazgo abre las puertas a la posibilidad de encontrar un fármaco que pueda ayudar al tratamiento y prevención de esta enfermedad, para la que hoy no existe cura. Y otro consejo que sabemos o intuimos: cuidar la salud bucal puede ser aún más importante de lo que pensábamos.

¿Qué han descubierto los científicos sobre la boca y el Alzheimer?

Los investigadores han analizado tejido cerebral, medular y saliva de pacientes fallecidos y vivos a los que se les diagnosticó la enfermedad de Alzheimer. Y su estudio, publicado en Science Advances, ha encontrado una bacteria asociada con la enfermedad de las encías crónica, la llamada Porphyromonas gingivalis, en el cerebro de las personas con esta demencia.

Y no solo eso. Pruebas realizadas con ratones corroboran que esta bacteria puede viajar desde la boca hasta el cerebro y han mostrado que una proteína tóxica (la gingipaína) secretada por ese microorganismo tiene capacidad para destrozar las neuronas cerebrales. La bacteria, además, aumenta la producción de una proteína llamada beta amiloide, un componente de las características placas y ovillos amiloides del cerebro de los enfermos de Alzheimer.

Del mismo modo, los investigadores creen que los fármacos capaces de bloquear la producción de estas proteínas tóxicas pueden frenar, o al menos prevenir, la degeneración cerebral asociada con la demencia. «Los resultados de este estudio confirman que la presencia tanto de la bacteria Porphyromonas gingivalis como de la proteína gingipaína en el cerebro tiene un papel en la aparición y desarrollo de la enfermedad de Alzheimer», señala la microbióloga Casey Lynch, una de las coordinadoras del estudio. Y, dice, esto puede abrir todo un nuevo campo a la investigación para encontrar un fármaco capaz de tratarla.

¿Y qué dicen otros expertos al respecto?

Otros neurólogos e investigadores no relacionados con este estudio también creen que este hallazgo puede suponer un avance, ya que cimenta la posible relación entre la salud bucal y las dolencias neurodegenerativas. Aunque, advierten, aún no está claro la función concreta que la bacteria de las enfermedades de encías desempeña en la evolución de la demencia.

«Es un estudio muy interesante que ha tenido gran impacto en el ámbito de estudio de las causas de la enfermedad de Alzheimer», comenta el médico David Pérez, presidente de la Asociación Madrileña de Neurología (AMN). «Desde hace años conocemos que hay una relación entre la salud buco-dental y el desarrollo de las demencias, y en especial del Alzheimer, un riesgo que es entre 1,5 y 3 veces mayor en quienes tienen una patología buco-dental», afirma. Y la principal sospechosa, coincide este neurólogo, es la Porphyromonas gingivalis, «el patógeno más agresivo y que genera una reacción inflamatoria más potente». Todo ello, en su opinión, abre la puerta a una posible futura terapia contra esta demencia.

No obstante, existen diversos factores de riesgo asociados con el aumento de la posibilidad de sufrir Alzheimer, entre ellos, «la hipertensión, resistencia a insulina o la diabetes«, recuerda María Javier Ramírez Gil, profesora de Farmacología y Toxicología de la Universidad de Navarra. Esta experta sostiene que el estudio, aunque con limitaciones, amplía las posibilidades de encontrar un tratamiento que cure la enfermedad: «Si la toxina que genera esta bacteria, la gingipaína, puede ser bloqueada evitando de este modo sus efectos neurotóxicos, esto abre una ventana a un posible tratamiento contra el Alzheimer que debe considerarse».

Cuidar la boca, siempre

Los expertos apuntan que una explicación es que la bacteria de la periodontitis llegue al cerebro a través de las células y las conexiones neuronales. Pero, advierten, también es posible considerar que las personas que padecen Alzheimer tengan una peor higiene bucal, sencillamente porque la enfermedad les haga menos capaces de cuidar sus dientes y encías.

Pero, puesto que los cuidados dentales y bucales son importantes para la salud general, el consejo es darle importancia, en especial en las personas más mayores.

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