Reconstruyen el virus de la gripe española de 1918 para tratar de evitar una pandemia de gripe aviar

Los análisis revelan que este virus era de origen aviario y logró adaptarse al ser humano
Por EROSKI Consumer 6 de octubre de 2005

Un equipo de investigadores ha logrado reconstruir el mortífero virus de la gripe española de 1918 en un laboratorio norteamericano de alta seguridad para conocer los secretos de su virulencia, con la esperanza de contribuir a la lucha contra una posible pandemia de gripe aviar.

Este trabajo permitirá «identificar temprano y contrarrestar los virus pandémicos», explicó el microbiólogo español Adolfo García Sastre, del Instituto Médico Monte Sinaí, en Nueva York, una de las instituciones que ha cooperado en la investigación junto al Departamento de Agricultura de EE.UU., el Instituto de Patología de las Fuerzas Armadas y el Centro estadounidense para el Control de Enfermedades.

Para reanimar el virus, los investigadores viajaron a Alaska, donde exhumaron tejidos de una mujer enterrada en la tierra congelada en 1918. Tejidos pulmonares conservados en formol, procedentes de otras víctimas de la gripe española, también contribuyeron a reconstituir el código genético del virus. Su análisis sugiere era un virus de origen aviario que logró adaptarse al ser humano, provocando la muerte de 20 a 50 millones de personas, entre las cuales había muchos jóvenes adultos que gozaban de buena salud.

Propiedades biológicas

Los especialistas temen que una adaptación de uno de los virus H5N1 de la gripe aviar, que se propagan actualmente entre los pájaros, desencadene la primera pandemia gripal de este siglo. «Hemos recreado este virus y realizado estas experiencias para comprender las propiedades biológicas que hicieron que el virus de 1918 fuese tan excepcionalmente mortal», explicó Terrence Tumpey, del Centro de Control de Enfermedades.

Al disponer del genoma casi completo, los científicos recrearon el virus con ayuda de una técnica llamada de genética inversa. Sus efectos fueron estudiados en ratones, embriones de pollo y células pulmonares humanas. Los investigadores fabricaron diversas versiones, con genes de otros virus gripales, para efectuar comparaciones y descubrir los elementos que lo hacían tan mortífero. Al igual que el original, el virus reconstituido mató en pocos días a los ratones.

La ONU estima que el virus de la gripe aviar ha acabado con la vida de al menos 63 personas en Asia en el último año. Aunque los expertos afirman que los casos de infección en humanos se produjeron mediante contacto directo con aves infectadas, descartan que de momento haya evidencias de la transmisión del virus entre personas.

Cada 30 años

Después de la gripe de 1918 vino la de 1957, causada por el virus H2N2, y luego la de Hong Kong en 1968, por la cepa H3N2. Los especialistas calculan que estas pandemias se producen cada 30 años. Pero hay diferencias entre ellas. Las del 57 y 68 se caracterizaron por la adquisición de genes del virus de la gripe aviar por un virus humano. Para que esto se produzca es necesario que haya un intermediario, en este caso el cerdo, que actúa como huésped, donde se mezclan ambos virus para producir uno nuevo, como podría ocurrir en la actualidad con los pollos.

En el caso de la pandemia de 1918, los investigadores afirman que no hubo ningún intermediario, ya que el virus era de origen aviar. El salto del ave al hombre se produjo de forma directa. Por esta razón, los expertos tratan de determinar los cambios que se tienen que producir en el virus de la gripe aviar para causar enfermedad en humanos y propagarse.

Las personas tienen cierta inmunidad frente al virus H1 de la gripe española y H3 de Hong Kong, pero el que en estos momentos está circulando entre las aves pertenece a una cepa distinta.

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