Tres de cada cuatro mujeres sufren migraña, una enfermedad que condiciona su vida diaria

Una encuesta europea confirma el lastre vital, social y laboral importante que representa esta forma aguda de cefalea
Por EROSKI Consumer 10 de junio de 2004

Las mujeres son las principales víctimas de la migraña. No en vano, tres cada cuatro padecen esta enfermedad, que es más frecuente entre personas de entre 25 y 55 años de edad. Una encuesta de ámbito europeo confirma, además, el lastre vital, social y laboral importante que representa para quienes la sufren. El Estudio MELT incluye 1.800 encuestas entre mujeres de 18 a 35 años en ocho países europeos representativos de todas las latitudes -España, Italia, Grecia, Alemania, Holanda, Noruega, Suecia y Finlandia- más Israel. La amplitud del muestreo lo convierte en uno de los más representativos realizados hasta ahora y permite observar el perfil homogéneo de la enfermedad y las quejas comunes de los afectados.

La inmensa mayoría de las pacientes, el 90%, cualquiera que sea su nacionalidad, coincide: la migraña condiciona su vida. El trabajo, las relaciones sociales, el sexo, las vacaciones… todo queda sujeto a las crisis, a menudo dos o más al mes. En esos trances, el 60% de las encuestadas admite ser incapaz de relacionarse con sus allegados, hacer las tareas del hogar y, menos aún, disfrutar del ocio. La mayoría comparte también idénticos sentimientos de «frustración, depresión y soledad» durante los embates de la migraña.

«Una de las principales características de la migraña es su gran poder incapacitante y lo mucho que condiciona la vida de quienes la padecen», explicó Rogelio Leira en la presentación del estudio en España. Jefe de la Unidad de Cefaleas del Clínico de Santiago de Compostela, Leira pidió que no se banalicen las consecuencias de este mal para el enfermo, y no dudó en criticar el tratamiento que recibe la mayoría de las pacientes españolas.

Este aspecto revela diferencias entre países que no se dan en la prevalencia. Sólo 8 de cada cien «migrañosas» españolas reciben fármacos específicos cuando van al médico, mientras que en Noruega les son prescritos al 37%. Las razones, el alto precio de estas especialidades, aunque estén cubiertas por la Seguridad Social; el «desconocimiento» de la farmacopea más eficaz, y la indiferencia de algunos médicos ante los síntomas relatados por las pacientes.

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