Europa aprueba el cultivo de un transgénico por primera vez en los últimos 12 años

Se trata de una patata que estará destinada a la producción de almidón para la industria papelera
Por EROSKI Consumer 3 de marzo de 2010

El Ejecutivo comunitario aprobó ayer el cultivo en territorio comunitario de una patata genéticamente modificada que producirá la firma alemana BASF y que estará destinada a la producción de almidón para la industria papelera. No obstante, sus subproductos podrán emplearse para la fabricación de piensos para animales.

El cultivo de la patata «Amflora» es la primera autorización que la Comisión Europea (CE) decide desde hace 12 años, después del permiso que dio en 1998 a la compañía Monsanto para cultivar su maíz MON 810. Los Estados miembros que no quieran que este cultivo se permita en su territorio podrán adoptar «salvaguardas» como ya hicieron seis países (entre ellos Alemania y Francia, pero no España) con el maíz MON 810. También autorizó este martes la comercialización de tres variedades de maíz transgénico Monsanto.

El nuevo comisario de Salud, John Dalli, subrayó que la autorización de cultivo para la patata «Amflora» está sujeta a «condiciones muy estrictas» para evitar su propagación a otros cultivos. Por eso, se impone la «separación física» del tubérculo transgénico de otras patatas destinadas al consumo humano en todo el proceso de recolección, almacenamiento, transporte, etc. Además, deberá ser cogida del campo antes de que produzca semillas y su comercialización se hará sujeta a un contrato con las empresas papeleras. «No son para la comercialización de productos para consumo humano», insistió el comisario Dalli, que negó presiones por parte del fabricante BASF para acelerar esta autorización. No obstante, otras fuentes comunitarias admitieron que la autorización para el cultivo incluye una cláusula que autoriza la «presencia accidental» de un 0,9% de este transgénico en alimentos para las personas y animales.

El asunto de los organismos genéticamente modificados (OGM) es «delicado», admitió Dalli, que defendió que las decisiones de Bruselas son el resultado de una evaluación «finísima» de los distintos expedientes. Además recalcó que los dictámenes científicos de la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA) son la «base» de las decisiones. Preguntado por la polémica que los OGM suscitan en la Unión Europea (UE) y el rechazo de parte de la opinión pública, Dalli apostó por la «innovación responsable» y por avanzar en el uso de nuevas tecnologías, pero insistió en que la CE se apoyará en los datos científicos para asegurar que «no hay duda» sobre las garantías de seguridad para los ciudadanos europeos.

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