Nuevos pasos en clonación animal

EEUU ultima la autorización de la venta de carne y leche de animales clonados, tras valorar los informes que avalan la calidad de estos productos
Por Marta Chavarrías 2 de noviembre de 2006

La posición del gobierno estadounidense podría estar cada vez más cerca de la autorización de carne y leche procedentes de animales clonados. Tras evaluar los informes que se han hecho en los últimos años sobre la calidad de este tipo de alimentos, la Administración de Fármacos y Alimentos de EEUU (FDA, en sus siglas inglesas) podría permitir, para finales de 2006, el consumo de carne y leche de animales genéticamente idénticos. Una decisión polémica que no cuenta con el respaldo de buena parte de los consumidores del país.

Los partidarios de los sistemas de crianza basados en la clonación afirman que la carne y la leche procedentes de animales clonados poseen una consistencia y una calidad inmejorables. No opinan lo mismo la mayoría de organizaciones de consumidores estadounidenses, que han pedido a la FDA, agencia que regula los fármacos y alimentos en EEUU, que considere su posible decisión de autorizar este tipo de productos para el consumo y que se evalúen nuevos informes sanitarios y medioambientales antes de permitir su consumo. El Centro para la Seguridad Alimentaria y la Sociedad Humanitaria de EEUU exige que, en el caso de que se llegaran a autorizar estos métodos de crianza, se regulen como si fueran fármacos ya que debe tenerse en cuenta que durante el proceso se producen cambios que afectan y alteran directamente la fisonomía del ganado.

No opina lo mismo Barb Glenn, experto de Biotechnology Industry Organization. «La clonación abre la posibilidad de seleccionar los animales más sanos y mejores», y su comercialización no tiene porqué estar sujeta a condiciones específicas y distintas a las de los alimentos «convencionales» puesto que no tiene sentido «establecer distinciones y diferencias donde no las hay», puntualiza Chris Galen, portavoz de la Federación de Productores de Leche. Pero el Centro para la Seguridad Alimentaria de Washington sí reconoce la necesidad de informar del origen del alimento y de los procesos a los que ha sido sometido. Aspectos como este deberán quedar resueltos para antes de que finalice el año, que es para cuando está previsto que la FDA presente su decisión.

En caso de que la valoración sea positiva, los productos procedentes de animales clonados se convertirán en parte del suministro de alimentos en EEUU, donde no existe actualmente una regulación específica que prohíba dicha introducción. Pese a todo, y desde la FDA, se ha pedido a los productores de ganado que se abstengan de introducir este tipo de productos hasta que la Academia Nacional de Ciencia (NAS) aporte más información sobre la seguridad de estos alimentos. En 2003 la FDA analizaba 100 estudios científicos para valorar la idoneidad o no de este tipo de productos. La conclusión admitía que «no hay razones biológicas que indiquen que el consumo de alimentos procedentes de animales clonados suponga un mayor riesgo para los consumidores que los demás alimentos».

Necesidades específicas

La naturaleza de las nuevas tecnologías de producción obliga a adecuar y actualizar los requisitos a los que deben someterse. En el caso de la clonación, las autoridades estadounidenses estudian aprobar normas de carácter obligatorio que velen por la seguridad de los consumidores. En este sentido, el Departamento de los Servicios de Salud de EEUU ha solicitado a un comité federal de expertos que colabore con la FDA para evaluar los interrogantes que plantea la clonación animal destinada a la alimentación. Hasta que no lleguen las conclusiones definitivas y se aprueben nuevos dictámenes, los «nuevos productores» no tendrán vía libre.

Los ganaderos estadounidenses empezaron a clonar animales hace dos años con la idea de poder comercializar los productos para el consumo humano, algo que no han podido materializar debido al impedimento mantenido por la FDA. Pero el pasado mes de agosto, el Departamento de Agricultura (USDA, en sus siglas inglesas) solicitó a la Academia Nacional de las Ciencias de EEUU (NAS) un informe para evaluar si los animales clonados pueden o no entrar en la cadena alimenticia. Dicho análisis fue favorable a los ganaderos ya que concluía que no existen evidencias de que supongan un riesgo para la salud. Aún así, no ha sido suficiente. En colaboración con el NAS, la Agencia reiteraba hace unos meses la necesidad de realizar más investigaciones con las que poder llegar a una conclusión definitiva y segura para los consumidores.

Alimentos clónicos

Hace unos meses, un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina de Pittsburg, en EEUU, afirmaba haber creado cerdos transgénicos clonados ricos en omega 3, ácidos grasos insaturados beneficiosos para la salud humana y que se encuentran en algunos peces como el salmón o el atún. El estudio, del que se hacía eco Nature Biotechnology, pretendía ser un objeto de «estudio para enfermedades cardiovasculares y autoinmunitarias en humanos», según Yifan Dai, responsable del equipo de investigación.

Para obtener estos animales, los expertos han transferido al núcleo de las células madre un gen llamado FAT-1, responsable de la producción de una enzima que transforma en omega 3 los ácidos grasos omega 6, considerados menos beneficiosos pero más comunes. El núcleo de las células madre ha sido sustituido por óvulos fecundados, según el método clásico de clonación de animales iniciado en 1996 con la oveja Dolly. De 1.633 embriones implantados en 14 cerdas, nacieron vivos 10 lechones, de los cuales seis tenían el gen FAT-1. Para Randy Prather, otro de los responsables del estudio, estos animales podrían ayudar a «estudiar los efectos sobre las funciones cardiovasculares de los niveles adquiridos de omega 3 en el cuerpo».

Otro estudio realizado por expertos neozelandeses en 2003 creaba, con la combinación de técnicas de clonación y de modificación genética, nueve vacas con una mayor facilidad para producir leche con alto contenido en caseína (proteína de la leche). Para ello, los expertos tomaron cultivos de células de vaca y les añadieron genes extra de caseína. Tras aislar los núcleos de las células en cultivo (con genes extra de caseína), los introdujeron en óvulos de vaca. Los embriones fueron implantados en vacas. En total se consiguieron 11 terneras, todas clónicas y transgénicas a la vez, ya que son genéticamente idénticas a las células cultivadas de partida y llevan genes extra de la caseína respectivamente.

De las 11 terneras, nueve de ellas produjeron leche con extra de caseína, proteína de la leche que aumenta la velocidad de coagulación de la leche y la expulsión del suero lácteo. Para el experimento, los expertos usaron dos tipos de caseína, beta y kappa, dos de las más importantes. El objetivo era conseguir «leche clónica» con alto contenido en calcio.

LO QUE DICEN LOS CONSUMIDORES

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Si la comercialización de leche y carne procedentes de animales clonados dependiera de lo que dicen la mayoría de consumidores, ésta no se llevaría a cabo. Las asociaciones de consumidores estadounidenses se han unido para rechazar este método, y desde el Centro de Seguridad Alimentaria piden a la FDA una moratoria para este tipo de tipo de productos, después de conocer que la Agencia podría regular este tipo de producción antes de que finalice el año. La situación y conflicto que puede generar esta nueva situación podría ser similar a los que rodea a los alimentos transgénicos.

Pese a que numerosos expertos llevan años asegurando que los productos derivados de animales clonados son tan seguros como los «convencionales», y que no existen diferencias en la calidad de la leche en cuanto a contenido de proteínas y grasa se refiere, según un estudio de la Universidad de Connecticut, un tercio de los consumidores estadounidenses admiten que no aceptarían estos productos. Otro tercio reconoce que seguiría oponiéndose incluso contando con el aval de la FDA, que aseguran que «no ha realizado un gravamen completo basado en datos científicos rigurosos». A todo ello se le uniría el rechazo por las implicaciones en el bienestar animal que esta técnica podría suponer.

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