Qué son las gamas alimentarias

Los alimentos pueden clasificarse en gamas, de la I a la V, en función del tratamiento que hayan recibido
Por Marta Chavarrías 17 de febrero de 2016
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Imagen: brittny_ann

Una manera de clasificar y agrupar los alimentos es a través de las gamas. En función de su origen y conservación, las gamas ayudan a definir la forma en la que se reciben los alimentos, es decir, si son productos frescos, en conserva o congelados. De la I gama a la V gama, cada una de ellas tiene sus propias características y particularidades, desde los alimentos frescos a los enlatados o congelados, hasta los que se sirven listos para consumir. El artículo detalla en qué consiste cada gama y qué productos se incluyen en estas categorías.

No todos los alimentos que se encuentran en el mercado se presentan de la misma manera. Unos se ofrecen tal cual, en su forma y estado original. En cambio otros se han sometido a una serie de procesos de cortado, pelado y envasado muy particulares. Esta diversidad es posible gracias a los avances tecnológicos que ha experimentado la industria alimentaria a lo largo de los años. Y también es consecuencia de los cambios en los hábitos de consumo que ha protagonizado la sociedad, unos cambios que responden a las nuevas exigencias por parte del ciudadano, que cada vez más demanda productos listos para comer. Las gamas alimentarias ayudan a identificar cuáles son cada uno de ellos.

Las distintas gamas para los alimentos

  • Los alimentos de I gama son los frescos como fruta, verdura, carne, pescado o cereales, es decir, productos que no se han sometido a ningún tratamiento de conservación ni han sufrido ningún tratamiento higienizante. Mantienen todas sus propiedades organolépticas (gusto, olor o sabor) y, para mantenerlas, deben conservarse en la mayoría de los casos a temperaturas de refrigeración. Se trata de alimentos muy perecederos, por lo que las condiciones de conservación y manipulación deben ser muy cuidadosas para evitar riesgos. No se conservarán más de 48 horas (carne o pescado), así que si no se tiene la intención de consumirlos dentro de este periodo de tiempo, lo más recomendable es congelarlos. Para la fruta, cuyo tiempo de almacenamiento puede ir de los cuatro a los siete días, es importante no cortarla si no se toma de inmediato. Huevos, yogures o quesos también deberán guardarse en la nevera, preferiblemente en la parte superior.
  • Los alimentos de II gama son las conservas o semiconservas, como fruta en almíbar o salsas. Estos, a diferencia de los anteriores, sí se han sometido a un proceso térmico y posterior envasado, lo que permite que se conserven durante mucho más tiempo. El objetivo del proceso térmico al que se someten es reducir el crecimiento bacteriano y, por tanto, aumentar la vida útil. Estos productos no requieren temperaturas frías de almacenamiento (excepto las semiconservas de anchoas, que necesitan refrigeración); basta con tenerlos en un lugar fresco y seco, además de prestar atención a la fecha de caducidad que indica el fabricante. Es importante desechar envases hinchados o abombados, conservas que tengan un líquido turbio o que el envase esté oxidado o con golpes.
  • Los alimentos de III gama pertenecen a los congelados. Incluyen verdura, pescado o marisco. Se trata de una de las formas para mantener una larga duración de conservación. Para ello, es recomendable que en el congelador estén en bolsas o recipientes herméticos aptos para ello. El tiempo que puedan almacenarse depende del tipo de alimento: el pescado puede conservarse unos seis meses; la verdura, de seis a doce meses; y la carne de ave, unos seis meses. Deben rechazarse los que tengan evidencias de que se ha roto la cadena del frío, es decir, que se han descongelado de forma parcial.
  • Los alimentos de IV gama son los envasados al vacío o en atmósferas controladas. Son todos aquellos que se han cortado o pelado, que no se han sometido a ningún proceso de cocción y que se han envasado en bolsas o recipientes en atmósfera controlada o al vacío. Para ello, se extrae el aire del interior del envase, lo que permite que el proceso de maduración de las frutas o vegetales sea más lento. Bolsas de ensalada o verduras peladas y cortadas listas para ser utilizadas directamente son algunos ejemplos. Estos productos requieren refrigeración y no deberán conservarse más de siete días.
  • Los alimentos de V gama corresponden a los que ya han sido elaborados, cocinados y envasados, listos para consumir. Estos productos se han sometido a procesos higienizantes que garantizan su salubridad y seguridad, así como sus cualidades organolépticas originales. Para su consumo, solo es necesario calentarlos a más de 60 ºC. La oferta, hoy en día, es muy amplia, como pizzas congeladas, lasañas y otros platos preparados que pueden consumirse después de calentarlos en el microondas. Dentro de esta gama de productos se encuentran alimentos esterilizados o pasteurizados.
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