Virus gastrointestinal

Muchas han sido hasta ahora las personas que han sufrido gastroenteritis y muchas lo sufrirán en las próximas semanas
Por José Juan Rodríguez Jerez 3 de enero de 2007

Desde el inicio de las vacaciones navideñas se ha generalizado el número de casos de gastroenteritis banales entre gran cantidad de españoles. En realidad, el cuadro es bien conocido y frecuente también en otras ocasiones. El problema, más que la gravedad de los síntomas, es el grado de postración y la incapacidad que produce.

Pese a que en la mayoría de los casos de gastroenteritis descritos estos días el origen es alimentario, las contaminaciones cruzadas juegan también un papel importante. Muchas han sido hasta ahora las personas afectadas y otras muchas las que lo sufrirán en las próximas semanas. El inicio de la enfermedad es similar en todos los casos. Comienza con un malestar general, dominado por un dolor abdominal suave en su inicio y agudo al cabo de unas horas. El cuadro tiene una duración de 24 horas y prosigue con malestar, náuseas, vómitos, debilidad, e incluso unas décimas de fiebre y diarrea.

El agente infeccioso responsable es un virus, por lo que no sirven para nada los antibióticos. Su infectividad es elevada, de forma que se transmite con facilidad de persona a persona o a través de utensilios o alimentos. Pasado un día, la enfermedad evoluciona sin secuelas, desapareciendo progresivamente los síntomas. El tratamiento es sencillo, ya que sólo se requiere ayuno, beber agua de forma abundante, dependiendo de la intensidad de la pérdida de líquidos y reposo. Normalmente, a mayor actividad, más intensos son los síntomas, por lo es necesario reposo y descanso.

Características de los virus

Los virus no se multiplican en los alimentos, éstos actúan como vehículo pasivo de transmisión

Los virus son agentes submicroscópicos muy simples que, salvo excepciones, sólo pueden ser visualizados mediante microscopía electrónica. Únicamente se multiplican en las células vivas de personas, animales, plantas o bacterias, siendo cada virus muy específico con respecto al tipo de células que puede invadir. Así, la mayoría de los virus que normalmente infectan al ser humano no pueden infectar otras especies animales. El consumo de alimentos contaminados es una importante ruta de transmisión de algunos virus. En el caso de la infección actual, el origen preciso no es bien conocido. En realidad, puede estar en alimentos contaminados o en el contacto con personas que se infectan por cualquier otra vía, como el caso del resfriado común. Una vez que se inicia el proceso, la tasa de propagación es muy rápida. Así, es frecuente que se empiecen a infectar otras personas de la familia y de ahí a amigos o compañeros de trabajo.

Por estos motivos, las contaminaciones cruzadas juegan un papel fundamental. Al mismo tiempo, la manipulación de alimentos crudos o sin tratamiento térmico puede ser una de las vías de propagación. Por ejemplo, la preparación de ensaladas o, en el caso de las navidades, pelar los langostinos antes de consumirlos. Normalmente, los alimentos se contaminan por individuos que actúan como portadores o personas que se empiezan a encontrar mal pero que no dan importancia a los síntomas. La transmisión suele estar relacionada con unas malas prácticas higiénicas que implican una contaminación a partir de materia fecal. Es importante señalar también que los virus no se multiplican en los alimentos sino que actúan un vehículo pasivo de transmisión.

PREVENCIÓN Y CONTROL

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La prevención del virus se ha de basar en una adecuada higiene personal. Por ello es muy importante evitar el contacto con las heces y es fundamental lavarse, con agua tibia y con jabón, tanto las manos como los antebrazos, después de cada acudir al baño, tanto si es con diarrea como con vómitos. Al mismo tiempo, cualquier persona con un problema de tipo gastrointestinal no ha de preparar ni cocinar alimentos y ha de permanecer alejado de las cocinas y los mercados. Cuando el problema se ha instaurado, el tratamiento es normalmente de tipo sintomático, puesto se soluciona sin secuelas. Por ello, cualquier país con una cierta infraestructura sanitaria puede abordar una infección de estas características.

La gastroenteritis viral se describió por primera vez hace más de 50 años en el sur de EEUU. Se denominó «enfermedad de vómito invernal», lo que reflejaba la principal sintomatología y su estacionalidad. Unos 40 años más tarde se detectó el agente viral que producía dicho síndrome, acuñándose el nombre de virus de Norwalk (en base a la localidad donde había ocurrido el brote epidémico) para este agente etiológico. Posteriormente, el síndrome pasaría a denominarse «gastroenteritis epidémica no bacteriana». Actualmente se sabe que no es un único virus sino una gran variedad de partículas con una misma acción patogénica, lo que se denomina norovirus.

Bibliografía
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