La solidaridad empieza por uno mismo, o por su nómina. Así lo debieron pensar un pequeño grupo de profesores de la Universidad del País Vasco (UPV) que allá por 1996 decidieron predicar con el ejemplo en su defensa del fomento de la solidaridad de los miembros universitarios con las situaciones de pobreza y marginación. El compromiso que nació de esta llamada fue el de la aportación mensual de una cantidad equivalente al 0,7% del sueldo de cada uno de los participantes. Así nace la asociación Fondo de Solidaridad 0,7% de la UPV, constituida en un primer momento por 23 personas, y que en la actualidad la componen 437 socios, algo menos del 10% de los 4.000 profesores y 1.500 miembros del Personal de Administración y Servicios (PAS) de la UPV, lo que supone una recaudación de 66.111 euros anuales.
La asociación contempla, además de esta concesión parcial de la nómina, otro tipo de aportaciones económicas como la concesión de los derechos de autor de los libros que se publiquen, cesión de las cantidades recibidas por el reciclaje del tóner y la aportación individual de 0,7% del sueldo al Fondo en el caso de aquellas personas que no tienen nómina, como es el caso de algunos investigadores, becarios, colaboradores, etc. Por otra parte, esta asociación tiene también entre sus fines la promoción en la comunidad universitaria de actividades que consoliden los lazos de solidaridad con quienes sufren las consecuencias de la injusta distribución de la riqueza en el mundo, para lo que organizan diversas jornadas con el fin de dar a conocer las distintas asociaciones que trabajan en proyectos de colaboración y de ayuda en todo el mundo.
La elección de los proyectos se realiza mediante una convocatoria anual a la que concurren las distintas ONGs. La propia selección de los proyectos corresponde a cada socio, a quien con anterioridad se le ha remitido información de los mismos. El dinero del que se dispone se reparte entre los proyectos más votados. Pero la asociación no sólo pretende entregar dinero, sino comprobar que ese dinero ha sido empleado de manera adecuada. Por ello, realiza un seguimiento de estas subvenciones y pide a las organizaciones que informen a posteriori sobre cómo evoluciona el proyecto concreto con el que colaboran y en qué se ha empleado la financiación.Entre todos los proyectos propuestos por las distintas ONGs, priman los que se centran en el área de alfabetización y/o educación primaria. Así, este año se subvencionarán cinco proyectos, uno de ellos “en contra de la marginalidad y exclusión social de nuestro entorno más próximo”, por un importe cercano a los 17.500 euros cada uno.
Durante el año 2004, y con las aportaciones recibidas durante 2003, se ha colaborado en 7 proyectos por un valor total de 87.860 euros: la construcción de tres escuelas y centros comunitarios en las aldeas de Vepulaparthi, G.G.Hitti y Makodiki en India, a través de la Fundación Vicente Ferrer; Proyecto de Inserción laboral de niños y niñas en situación de calle en Sao Luís (Brasil) mediante la organización Tierra de Hombres- Gizakien Lurra; Atención de personas inmigrantes y lucha por la igualdad de derechos, con SOS Racismo; Acción Humanitaria por los niños y niñas de Irán ‘Educación de Emergencia’ con UNICEF; Cerrando brechas, programa para la prevención de la explotación laboral infantil a través del refuerzo escolar y educación social y familiar en la ciudad de Tarapoto (Perú), con la organización Haurralde Fundazioa; Proyecto de alfabetización para madres en la escuela Café con Leche (República Dominicana) con la organización Zutalur y, por último, la ampliación de la escuela primaria para niños y niñas de escasos recursos de Valle Dorado (Guatemala), con la organización Proclade Euskadi.
