Institutos del País vasco utilizan un nuevo juego pedagógico para fomentar los derechos humanos

La unidad didáctica plantea el uso educativo de unos naipes con fotos de pobreza y marginación
Por EROSKI Consumer 12 de mayo de 2002

Los institutos del País Vasco y los centros de juventud y acogida utilizan desde este curso un nuevo juego pedagógico cuyo principal objetivo es concienciar sobre la importancia de los derechos humanos a los adolescentes de entre 14 y 16 años. Irma Mier, trabajadora social del instituto Hegoan, y Eva Acero, abogada del colectivo Oinarrian, han recibido una beca para realizar este material, dirigido a los alumnos y al profesorado del segundo ciclo de la ESO.

El juego utiliza unos naipes con fotos muy impactantes y contrapuestas en las que se muestran los derechos de las personas y los que se cumplen -«presentes»- o no -«ausentes»-. «Queremos que los adolescentes sepan de lo que se habla con un solo golpe de vista», explican las responsables del material. Por delante de los ojos de los estudiantes pasan escenas de pobreza, guerra, marginación, esclavitud o desigualdades. Pero también pueden observar paisajes que representan la libertad o un mundo igualitario con una vivienda digna para todos. «Saben de derechos humanos más de lo que pensamos, pero tienen que ejercitarlos», dicen Mier y Acero.

Las actividades didácticas se resumen en diversos juegos de cartas a través de los cuales los alumnos toman conciencia de los derechos humanos e incluso exponen en común sus preocupaciones. Los naipes están divididos en tres categorías -libertad, igualdad y solidaridad- y sirven de base para la reflexión y el debate de los jugadores mediante actividades en grupo. En el reverso de algunas cartas hay textos sobre las políticas de algunos países en favor o en contra de los derechos humanos y con preguntas relacionadas con un tema en concreto: igualdad, reparto de la riqueza, medio ambiente….

Encuesta previa

«Pueden ser temas muy áridos y quisimos que fueran asequibles», indican las autoras del trabajo. «Y a través del juego -añaden- el aprendizaje es posible y divertido». Como paso previo al diseño del proyecto, realizaron una encuesta en varios centros para conocer de primera mano cuáles son los asuntos que más interesan a los adolescentes. Además, antes de editarlo definitivamente, lo probaron con grupos de alumnos. «La experiencia resultó muy satisfactoria», aseguran.

El material pedagógico no sólo incluye las barajas de naipes y las instrucciones de los diferentes juegos, sino que adjunta una completa guía didáctica para el profesorado en la que figuran los objetivos de las actividades y un resumen de las principales legislaciones internacionales vinculadas al respeto de los derechos humanos. La idea es que, durante las partidas, los jóvenes adquieran poco a poco una serie de comportamientos positivos y que luego sean capaces de llevarlos a la práctica en su quehacer cotidiano.

«El juego es la mejor herramienta para acercar a los jóvenes la realidad de los derechos humanos de una forma no dramática, sino positiva y vivencial». «Nuestra intención -resaltan la trabajadora social y la letrada- es despertar el interés del alumnado y provocar cierto compromiso social. Creemos que, tan importante como la adquisición de conocimientos sobre los derechos humanos, es la adquisición de las habilidades para hacer valer esos derechos».

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