Bloquear los contenidos

Cómo limitar el acceso a ciertos contenidos de Internet
Por Nacho Rojo 30 de septiembre de 2003

Las clasificaciones, que utilizan juicios de valor para categorizar los sitios web según su contenido, pueden distinguir simplemente entre lo ‘permitido’ y lo ‘no permitido’, o incluir muchos valores como ocurre en los sistemas basados en estándares. Existen decenas de programas destinados a limitar el contenido accesible en Internet o filtrar los mensajes electrónicos, para lo que utilizan esas clasificaciones estándar y criterios propios basados en listas negras.

Fórmulas para acotar la Red

El trabajo de los filtros de contenido, que consisten en uno o más elementos de software que operan para evitar que el usuario vea cierto material de Internet, tiene dos componentes.

En la clasificación se utilizan juicios de valor para categorizar los sitios web según su contenido. Las clasificaciones pueden ir desde la distinción simple entre ‘permitido’ y ‘no permitido’, o incluir muchos valores como ocurre en el caso de los sistemas de clasificación basados en el estándar PICS.

Después, mediante el filtrado, el software examina cada página solicitada por el usuario: si está en la lista de sitios ‘no permitidos’, o no tiene la clasificación PICS adecuada, el acceso será denegado.

Software comercial y protocolos

Hay dos tipos de filtros de contenidos:

  • Los sistemas autónomos son programas suministrados por un vendedor que determinan los sitios que deben bloquearse, según los criterios establecidos por el propio vendedor.

  • Los sistemas basados en protocolos utilizan estándares establecidos para comunicar la información de clasificación a través de Internet. Al contrario que los autónomos, no determinan qué sitios deben bloquearse: sólo saben cómo encontrar la información en Internet y cómo interpretarla.

Así, la principal diferencia entre ambos sistemas radica en quién decide qué contenido es censurable. Los autónomos obligan a los usuarios a acatar las decisiones del vendedor -aunque casi todos incorporan una opción para añadir o eliminar sitios web-, mientras que los basados en protocolos ofrecen la opción de elegir entre sistemas de clasificación alternativos.

Para determinar los sitios que deben ser bloqueados, los sistemas autónomos combinan dos formas para evaluar el contenido: listados de sitios aceptables/no aceptables y búsqueda de palabras clave. Ambas fórmulas tienen muchas limitaciones e inconvenientes.

El bloqueo de contenidos mediante listas funciona sencillamente enumerando los sitios a los que se puede tener acceso y a los que no, que han sido clasificados por el vendedor que rastrea Internet en busca de contenidos ‘amigables’ o ‘inadmisible’. Es imposible controlar toda la Red, por lo cual no hay ninguna lista completa, aunque éstas se actualicen a diario.

Además, en muchas ocasiones el usuario no tiene acceso al listado de sitios bloqueados, ni siquiera a los criterios por los que se le han escamoteado. Para colmo, algunos fabricantes de filtros han extendido su potestad censora más allá de los contenidos comúnmente reprobables, añadiendo a la lista proscritos por motivos políticos o religiosos, e incluso a sus propios enemigos.

El bloqueo mediante palabras clave, por su parte, funciona como un buscador para clasificar los sitios web. Si encuentra palabras o frases censurables, los bloquea, lo que plantea al menos dos problemas: la dificultad para discriminar el uso de las expresiones en función del contexto (la información sobre lo censurable será censurada) y la imposibilidad de filtrar las imágenes.

Las páginas que contengan fotografías pornográficas serán accesibles a no ser que vayan acompañadas de alguna palabra que las identifique como ‘no aptas’.

Clasificación ‘PICS’

La Plataforma para la Selección de Contenido en Internet (PICS), desarrollada por el organismo encargado de establecer estándares de Internet, World Wide Web Consortium (W3C), es un protocolo que define la forma de describir el contenido para desarrollar los sistemas de clasificación para que sean comprendidos y transmitidos a través de la Red.

Los sistemas de clasificación consisten en una serie de categorías (como ‘desnudos’, ‘violencia’, ‘contenido sexual’, etc.) y gradaciones dentro de éstas. Para clasificar los sitios web PICS establece dos métodos: la Autoclasificación (los sitios web evalúan sus propios contenidos) y la Clasificación de terceras partes (asociaciones educativas, grupos religiosos, etc., publican sus clasificaciones para que otros las utilicen).

Los programas que adoptan PICS son más flexibles que los sistemas autónomos: los usuarios no están atados por los juicios de valor del vendedor de software y los criterios utilizados para la clasificación son públicos. Aunque se puede utilizar cualquier sistema de clasificación basado en PICS -que también puede ser creado por cualquiera-, en la práctica las opciones son muy limitadas.

RSCAi (ahora ICRA), incorporado en el Explorer de Microsoft y en Netscape, es el sistema de clasificación PICS más utilizado. En la barra del navegador, seleccionando ‘Herramientas’ y después ‘Opciones de Internet’, se encuentra la pestaña ‘Contenido’.

Si se activa el asesor de contenido aparecen los niveles de clasificación: Desnudez, Lenguaje, Sexo y Violencia. Dentro de cada categoría se pueden elegir el nivel de protección, desde ‘atuendos reveladores’ a ‘desnudez frontal provocativa’ (en Desnudez), o desde ‘besos apasionados’ a ‘actividad sexual explícita’ (en Sexo), por ejemplo.

Los términos utilizados en el filtrado dan buena cuenta de sus limitaciones y de la importancia de la intervención humana. Los padres preocupados por lo que se puedan encontrar sus hijos en Internet deberían valorar, en primer lugar, que la pornografía es una ínfima parte de la Red, y que ésta no es más que un reflejo del mundo real del que el chaval no está aislado.

Si se opta por el filtro de contenidos, debe ser mediante una decisión informada, siempre posterior a la enseñanza que guíe al niño en la navegación, los chatrooms, los juegos online, etc.

Programas de filtrado

En Inglés, existen con muchos sitios con información y listados de programas de filtrado, como About.com o GetNetWise. SuperKids evalúa el software más utilizado y Peacefire añade una revisión crítica. También la AUI ha realizado un test de ‘programas especiales de navegación’.

Los programas de filtrado más populares son, entre otros: CyberPatrol, CYBERsitter, Net Nanny, Cyber Snoop y, en español, Optenet.

CyberPatrol

El primero y quizá más popular filtro de contenidos, creado por Microsystems Software (subsidiaria de Mattel) en julio de 1995. La versión 6 del software se vende por 39 dólares, aunque ofrece precios especiales para empresas, escuelas y bibliotecas. Además de limitar la navegación, controla el IRC, FTP, grupos de noticias, etc.

En el corazón del software de filtrado de CyberPatrol está la lista CyberNOT que, actualizada regularmente, incluye los sitios web con contenidos inapropiados, enmarcados en 13 categorías (Sexo, Violencia, Drogas, Juego, Armas, etc.). La última versión anuncia novedades como el análisis de páginas web, que revisa sobre la marcha los sitios visitados que no están en sus ‘CyberLISTs’.

Sus detractores aseguran que no revisa los sitios web de su base de datos antes de bloquearlos y que utiliza doble rasero a la hora de colocar sus etiquetas. Su lista negra es secreta, incluso para sus clientes. La AUI le otorga una efectividad del 71.8% y SuperKids de un 4,8 sobre 5. Censorware lo analiza en detalle.

Net Nanny

Funciona de manera similar a Cyber Patrol, pero además trabaja offline: es capaz de censurar un documento de Microsoft Office. También impide que se descarguen o utilicen programas o CD-ROM sin licencia, lo que lo hace muy útil para algunas empresas. SuperKids le da solo un 3 de efectividad, pero a cambio recibe un 5 por su variedad de aplicaciones. La última versión cuesta 40 euros.

NetNanny no es muy utilizado en lugares públicos, por lo que es de los que menos varapalos ha recibido por parte de vigilantes de los programas censores. Sin embargo, aunque su lista negra es corta, emplea un mecanismo de filtrado muy estricto: bloquea una página entera por culpa de una sola palabra.

Otros, como CyberPatrol o SurfWatch, bloquean la página si la palabra prohibida aparece en la URL. Varios grupos feministas o páginas de información sobre el SIDA han sido expulsados de la Red por el filtro de esta niñera.

CYBERSitter

Por 39,95 dólares los padres o profesores tiene esta otra herramienta para limitar el acceso a los menores internautas. Este filtro, que se actualiza automáticamente sin suscripciones, permite como otros muchos limitar el tiempo de conexión, pero además mantiene un registro detallado de la actividad online, e incluso manda un informe por email a los padres contándoles lo que su hijo ha estado haciendo en Internet.

Analiza todo tipo de servicios de Internet y, en ocasiones, en lugar de bloquear toda la página web, elimina sólo las palabras o frases malsonantes. Garantiza un 97% de efectividad, aunque la AUI la rebaja al 70,5%.

CYBERSitter se convirtió en el filtro de contenidos más criticado de toda la industria al amenazar con demandar a dos periodistas que desvelaron el contenido de su lista negra. Además, incluyó a Peacefire.org en la lista de sitios pornográficos. La página principal de Amnistía Internacional está entre los sitios que han sido bloqueados por su software.

Cyber Snoop

Es de los pocos, si no el único, que permite a sus clientes ver (y editar) el listado de sitios censurados. Vigila el FTP, email, grupos de noticias, chats… Como su nombre (fisgón) sugiere, rastrea las actividades online y guarda los textos de chats y mensajes.

Su política transparente estriba en que apuesta por monitorizar en lugar de filtrar. El fabricante, Pearl Software, defiende que Internet “no se puede purificar mediante la censura”. La versión 4.0 cuesta 50 dólares.

Optenet

Este es el filtro de contenidos que recomienda el sitio promovido por el Ministerio de Ciencia y Tecnología Navegación Segura. Quizá la única razón sea que se trata de una compañía española. Es una herramienta versátil destinada tanto a particulares como a empresas, centros educativos o ISPs. Cuesta 39 euros al año, precio que incluye asistencia y actualizaciones.

Se instala de forma muy sencilla y se administra desde una página web, en la que se pueden seleccionar las categorías (azar, compras, bombas, drogas, juegos, racismo, pornografía…) y archivos a filtrar, así como establecer el horario de navegación. También permite agregar o quitar páginas a las listas blancas y negras y chequear el histórico de navegación.

Como el resto de programas que tratan de filtrar el océano de Internet, se pasa por un lado mientras se queda corto en otros. Bloquea con gran efectividad los contenidos pornográficos, lo que le lleva a cerrar en ocasiones el acceso a páginas sobre Sexo y Salud, contra la pornografía infantil, estudios sobre la censura en Internet e incluso la sección sobre sexo de la revista Salon.

Por el contrario, activados filtros antiviolencia y antiracismo, se puede navegar sin problemas por sitios como Resistencia Aria o leer zafias apologías racistas. La AUI le otorga una eficacia del 88,5%.

Arma anti-spam

Los filtros no sólo se emplean para purgar la Web. También existen herramientas que depuran los mensajes de correo electrónico y se convierten en una herramienta bastante útil para erradicar esa plaga de la era digital conocida como spam.

A la hora de defenderse del correo comercial no deseado, primero hay que saber qué filtrar y después cómo hacerlo. Las sistemas automáticos para manejar el spam funcionan, esencialmente, de dos formas: filtrando los mensajes cuando llegan a la bandeja de entrada o frenándolos ya desde el servidor de correo.

En el primer caso, cuando el filtro está activado detecta el spam y lo envía directamente a la basura, pero no evita que nuestra conexión se sature con una lluvia de mensajes indeseables. En el segundo, es el servidor el que se encarga de separar el trigo de la paja, rechazando y ahorrando al destinatario todo lo que huele a spam.

Sea el proveedor de acceso (ISP) o el usuario el que coloca el parapeto anti-spam, existen un par de fórmulas para clasificar los mensajes.

Listas negras frente a filtros de contenido

Al igual que ocurre con las páginas web, el contenido de los mensajes se puede censurar mediante listas negras y filtros de contenido.

Con las primeras, mucho más sencillas tanto para ISPs como para usuarios particulares, todos los emails que llegan desde una determinada dirección IP o dominio son bloqueados. Los filtros, por el contrario, revisan el contenido de cada mensaje para determinar si éste debe ser rechazado.

Aunque sean más fáciles de implementar y administrar, las listas negras son mucho menos efectivas. Los spammers mudan de piel más a menudo que las serpientes: utilizan varios remitentes que cambian constantemente. Para que la lista negra sea efectiva habrá que dedicarle un buen tiempo a mantenerla y actualizarla.

El filtro de contenido analiza los mensajes buscando patrones que se repiten en el correo basura -buena parte del spam lo producen unos pocos programas de envío masivo que adolecen de vicios comunes-. Es cierto que con el filtrado el servidor o el gestor de correo debe recibir el mensaje primero, pero siempre será mejor que no estar protegido.

Por supuesto, se pueden combinar ambas armas para limpiar el buzón de correo basura. A la vez que se configura una lista negra con la IP de spammers recalcitrantes, el filtro puede rastrear huellas en las cabeceras o en el texto del mensaje para rechazar otros tantos correos.

Lo más importante es que ningún correo deseado sea rechazado. Los programas anti-spam incluyen varios ‘seguros’ para que esto no ocurra. De entrada, toda la lista de contactos -e incluso todos los destinatarios de nuestros mensajes- se añaden a una base de datos de remitentes permitidos, mientras que los correos de remitentes desterrados por el usuario son directamente eliminados.

Es sólo después cuando el programa rastrea a la caza de evidencias (emisores falsos, ‘asuntos’ delatores, etc.) antes de enviar un mensaje a la bandeja de spam, donde el usuario desconfiado todavía puede echarle un último vistazo. Algunos programas además confrontan los mensajes con bases de datos de sospechosos habituales, tanto de servidores de correos como de spammers.

Muchos programas anti-spam combaten también los virus, y están destinados fundamentalmente a empresas. Sin embargo, no son pocos los usuarios particulares que sienten en sus carnes el perjuicio del spam, especialmente aquellos que han ‘soltado’ su dirección de correo habitual en foros o canales de chat. Para ellos hay una gran cantidad de programas, gratuitos o con un periodo de prueba previo a la compra.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube