Asistencia médica «online», ¿la sanidad del futuro?

Tres nuevos servicios ofrecen a los pacientes estadounidenses la gestión de su historial médico y asesoramiento sobre sus enfermedades vía Internet
Por Alberto de las Fuentes Suárez 15 de agosto de 2008
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Imagen: CONSUMER EROSKI

¿Será la sanidad del futuro un portal web con toda la información médica, historiales y tratamientos del usuario? ¿Bastará con pulsar el ratón, previa identificación digital, para obtener la receta adecuada? Sin querer caer en la ciencia ficción, se pueden formular muchas hipótesis sobre la combinación de medicina y nuevas tecnologías, algunas geniales y otras disparatadas. De momento, en Estados Unidos ya existen tres servicios, financiados por empresas como Google y Microsoft, que usan Internet para poner en contacto a médicos y pacientes.

La información como medida sanitaria

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Hace apenas un siglo y medio, en los hospitales de media Europa las mujeres jóvenes fallecían al dar a luz por fiebres puerperales en una tasa altísima. La causa de tanta tragedia era la ignorancia sobre la existencia de bacterias y virus: los mismos doctores que realizaban autopsias a las fallecidas acudían acto seguido a atender nuevos partos. Hasta que Ignaz Semmelweis exigió en 1847 la adopción de la asepsia hospitalaria.

Esta historia, trágica e ilustrativa al mismo tiempo, muestra cómo ha ido evolucionando la medicina. Hoy en día, pese a los avances tecnológicos, aún ignoramos muchísimas cosas. De hecho, la medicina occidental evoluciona por dos líneas claramente definidas: las nacidas de la cirugía medieval y de la química centroeuropea del siglo XIX (heredera, a su vez, de la alquimia). Los avances han sido notables, pero ninguna de estas dos vertientes agota todas las posibilidades.

Cada vez más pacientes se informan “online”, piden una segunda opinión médica, averiguan más detalles de sus enfermedades o comparten vivencias

Estos dos caminos se han visto enriquecidos, además, con toda la capacidad tecnológica desarrollada durante el siglo XX y comienzos del XXI. Unos desarrollos que primero sirvieron para crear máquinas de precisión y mejores laboratorios químicos, y después para sumar la electrónica y la informática, con todo el poder de cálculo de los chips. Y finalmente han llegado las tecnologías de la información y el conocimiento. En esta línea, el salto de la medicina en las últimas décadas ha sido enorme.

Cada vez más pacientes se informan “online”, piden una segunda opinión médica, averiguan más detalles de sus enfermedades o comparten vivencias y remedios con otros en su misma situación. En general, la información sobre temas médicos aumenta (lo que es muy positivo), aunque las organizaciones profesionales advierten de los peligros de realizar auto diagnósticos o “saltarse” la visita al médico (lo que no es en absoluto aconsejable).

Ya han surgido tres iniciativas para tratar de aglutinar y rentabilizar las visitas de estos pacientes que han descubierto que en Internet obtienen abundante información

En cualquier caso, el mercado que generan estos miles y miles de pacientes no ha pasado desapercibido, sobre todo en Estados Unidos (donde la atención sanitaria es de pago). Así, ya han surgido tres iniciativas para tratar de aglutinar y capitalizar a estos pacientes que han descubierto que en Internet obtienen abundante información con la que pueden complementar la que solían recibir tradicionalmente en el sistema sanitario.

Y las tres iniciativas, que de momento son exclusivas para residentes en Estados Unidos, tienen a tres gigantes detrás. Una de ellas es HealthVault, de Microsoft, que ya ha conseguido sumar a 30 proveedores de servicios médicos en Estados Unidos. La segunda es Revolution Health, un servicio dirigido por Steve Case (ex presidente ejecutivo de America Online /Time Warner) y en cuyo consejo de administración se sienta también el ex secretario de Estado de Estados Unidos Colin Powell. En esta línea, el gigante de los buscadores, Google, acaba de dar una nueva vuelta de tuerca y se presenta con la tercera propuesta, Google Health.

Los servicios, uno a uno

HealthVault

En principio, la idea de los tres es sencilla. Se trata de ofrecer a los pacientes herramientas web para gestionar mejor su situación, tanto en lo estrictamente médico como en lo personal. HealthVault incide en la posibilidad de compartir la información y los diagnósticos con allegados y familiares, así como en mantener “online” líneas de actuación para cuidar la dieta, el estado físico y la salud.

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Además, el servicio de Microsoft apuesta fuertemente por trasladar esta información a otros dispositivos diferentes del ordenador. Se trata, sobre todo, de que el móvil o la PDA informen al paciente de cuándo es hora de tomar qué píldora, de cuándo le toca una revisión o una nueva consulta y de otros detalles relacionados con su alimentación o su plan de salud física. Health Vault, por cierto, aún está en fase beta, de pruebas.

Revolution Health

Por su parte, Revolution Health apuesta sobre todo por utilizar la fuerza de la Red para permitir al paciente encontrar al médico o terapeuta más adecuado. La idea es que el usuario pueda contar en todo momento, vía Internet e incluso por teléfono, con las mejores opciones médicas disponibles en Estados Unidos.

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Revolution Health cuenta con más de 50 empresas del sector médico como asociadas y ofrece 125 herramientas “online” diferentes; entre ellas, por ejemplo, un “symptom checker”, un comprobador de síntomas que, ¿tal vez con el tiempo podría dejar obsoletos los diagnósticos médicos en persona?

Google Health

En la misma línea de sus dos rivales, Google Health ofrece un espacio, escondido y protegido en las tripas de los servidores de este descomunal emporio tecnológico, en el que cualquier usuario estadounidense de Google puede crear su propio historial médico. En él puede ir acumulando toda la información disponible sobre sus dolencias y los tratamientos suministrados. Mejor aún, puede conectarse con los hospitales en los que recibió atenciones y descargarse directamente todos los datos médicos que éstos posean sobre él. Todo, siempre, con la certeza de que nadie (ni siquiera el personal de Google, tal es la promesa de la empresa) revisará nunca esos datos ni hará uso alguno de ellos salvo autorización expresa del propio interesado.

El usuario puede conectarse con los hospitales en los que recibió atenciones y descargarse directamente todos los datos médicos

Además de organizar y gestionar su información médica, Google Health permite también consultar con expertos médicos y añadir información especializada procedente de Google y relativa a cada dolencia o enfermedad. Igualmente, como Revolution Health, permite localizar profesionales de la especialidad médica deseada. Incluso, se podrán recibir diagnósticos “online” y recetas para seguir consumiendo los fármacos habituales.

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De esta forma, en unos años se podría mejorar todo el proceso de atención médica, reduciendo el número total de visitas a las consultas. Uno de estos programas “online”, más una cámara adosada al ordenador (webcam) serviría para ayudar a realizar un diagnóstico preliminar, con el consiguiente ahorro tanto para las empresas médicas o la sanidad pública como para los pacientes.

Se trata de una herramienta que complementa la función del profesional de la medicina y facilita su trabajo, pero que en ningún caso lo sustituye

También podría evitar las visitas “de repetición”, solamente para renovar recetas. Y podría incluso facilitar un primer contacto médico en situaciones de emergencia. Sin embargo, no evitaría el tener que visitar al médico para obtener un diagnóstico certero, en el que alguien debe buscar los signos clínicos (auscultación, palpación, etc.). Se trata, pues, de una herramienta que complementa la función del profesional de la medicina y facilita su trabajo, pero que en ningún caso sustituye su supervisión final sobre todo el proceso de atención al paciente.

Finalmente, otra utilidad de Google Health es la del “pastillero virtual”. Se trata de una alarma que sirve para recordar la hora de tomar determinada pastilla o, más importante, para dar a conocer inmediatamente cualquier nueva información clínica sobre el medicamento en cuestión: incompatibilidades, posibles molestias, etc.

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