Consejos para cuidar las plantas variegadas

Las plantas variegadas necesitan de mucha luz para conservar sus colores, pues en caso contrario las hojas verdes suelen imponerse
Por EROSKI Consumer 21 de agosto de 2006
Img planta variegada

Cuando una planta tiene hojas que no son por completo verdes, sino que presenta partes blancas o de otros colores, pertenece al grupo de las variegadas. Son muy valoradas en jardinería por la belleza que proporcionan, pero también muy utilizadas debido a que, como su encanto no depende de las flores, este atractivo se puede mantener durante todo el año. A continuación se explican las causas de la variegación, algunas especies de variegadas y sus necesidades de luz y la importancia de las precauciones que se deben tener en cuenta para su correcto mantenimiento, como riego, abono y el cuidado de sus hojas.

Causas de la variegación

Las plantas variegadas son aquellas cuyas hojas no son por completo verdes, sino que tienen partes blancas o de otros colores (amarillas o rojas, en variados matices), debido sobre todo a que la clorofila no está presente en toda su superficie. Por eso, las necesidades de luz de estas especies son particulares: las partes verdes deben absorber la cantidad suficiente para generar energía para sí mismas y para las de otros colores que no pueden hacerlo.

Ciertas especies, como el ciclamen y la begonia, pueden ser variegadas a causa de efectos reflectantes, y no por contar con menos clorofila

Sin embargo, no siempre la variegación está ocasionada por la falta de clorofila en las hojas. En algunos casos se debe a efectos reflectantes, como ocurre en ciertas especies que bajo la epidermis tienen una capa de aire, como el ciclamen, o con plantas de hojas pilosas, como la begonia.

Otras veces, el hecho de que una planta sea variegada es a consecuencia de una patología o virus. En ciertos casos esta enfermedad provoca la muerte de la planta, pero en otros no y el ejemplar puede convivir con ella de forma indefinida, una belleza que es aprovechada por los jardineros.

Algunas especies y sus necesidades de luz

El principal atractivo de muchas de estas plantas no son sus flores, sino su follaje y la combinación de colores que ofrece. Cuanto más variadas e intensas sean las tonalidades en una misma planta, mayores serán sus necesidades de luz y, desde luego, más bonito será el ejemplar. Algunos ejemplos de especies variegadas son las conocidas como orejas de elefante (alocasias o del tipo Xanthosoma sagittifolium), la galatea (Dieffenbachia), el arce japonés (Acer palmatum), el negundo (Acer negundo) o ciertas calas.

Más allá de que necesitan mucha luz, con la mayoría de las especies variegadas es conveniente evitar la exposición directa a la luz del sol. Lo mejor es que reciban mucha luz natural pero de forma indirecta. Existen, sin embargo, excepciones: evónimos, cóleos y crotones pueden desarrollarse sin problemas bajo el sol.

Si estas plantas reciben menos luz de la que necesitan, lo más probable es que las hojas pierdan la variegación y el verde cubra la totalidad de su superficie para poder sobrevivir. Por eso, es importante satisfacer esas necesidades lumínicas específicas, al menos si se desea que conserven esta característica particular que les otorga una especial belleza.

Riego, abono y otras precauciones para las variegadas

Con respecto a otros cuidados, hay que tener en cuenta las necesidades de riego y temperatura de cada especie y recordar que muchas de estas plantas son, en general, más sensibles que las de hoja verde. Por eso también son un blanco más fácil para las plagas y enfermedades. Se debe estar más atento con ellas y revisarlas para tratar de detectar a tiempo la presencia de insectos u otros agentes que pudieran atacarlas. En primavera, conviene, por tanto, aplicar tratamientos plaguicidas preventivos.

Si las variegadas se exponen a corrientes de aire, existe el riesgo de que pierdan sus hojas, su principal valor decorativo

Estas especies también agradecen que se ayude su crecimiento y desarrollo con abonos y fertilizantes, pero de nuevo en este caso hay que ser cuidadosos y tener en cuenta que es preferible echar de menos que excederse. Si se ha abonado poco, más tarde se estará a tiempo de reforzar la dosis e incorporar nutrientes en el suelo o el agua de riego. En cambio, si se ha hecho en demasía, no hay solución posible, y esto podría afectar de forma grave al ejemplar.

El cuidado de las hojas de las plantas variegadas

Se debe evitar que las plantas variegadas queden expuestas a las corrientes de aire. Si las sufren, su vida no correrá peligro, al menos si no son corrientes muy fuertes. Pero, como consecuencia, perderán las hojas, su principal valor decorativo.

Para cuidar sus hojas, por otra parte, sobre todo las más grandes y lisas (que abundan en géneros como la maranta o la calatea), conviene limpiarlas cada dos o tres semanas con un paño húmedo, con el fin de quitar el polvo y la suciedad que pudiera acumularse sobre su superficie. El agua con que se humedezca el paño tiene que estar a temperatura templada, para asegurarse de no dañar las hojas.

Si se efectúa una poda de formación, hay que priorizar, por supuesto, la eliminación de las hojas no variegadas. No solo porque quedarán más bonitas en ese momento, sino porque, además, de esta forma se favorece que este tipo de hojas sean mayoritarias en el desarrollo futuro del ejemplar. Y también son los tallos con hojas variegadas los que conviene utilizar en caso de que se desee multiplicarlos por medio de esquejes.

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